“Es hora de responder con una alimentación consciente”
Indicó la nutricionista Luciana González Ramella, haciendo un repaso de su historia y creencias
MORA NASIFF
Para Ecos Diarios
Luciana González Ramella, de 38 años, es nutricionista especializada en alimentación deportiva y “Plant Based”, una dieta basada en plantas que consiste principalmente o en su totalidad, en el manejo de alimentos de origen vegetal. La profesional nació en la ciudad de Balcarce, y a sus dos años de edad, se radicó en Necochea, debido a motivos laborales de su padre, quien, junto a su madre, ejercían su labor en el área de la medicina.
Fanática de la buena alimentación y de su fiel vínculo con el deporte, a sus 5 años de edad, bailó danza, entrenamiento que disfrutó y desarrolló por mucho tiempo. Si bien con el pasar de los años la danza no fue la actividad que siguió haciendo, el movimiento siempre estuvo ligado a su rutina.
Amor por la ciudad
La llegada a la ciudad para Luciana ha sido muy dura, en cuanto a su adaptación y costumbres. Tiempo después, logró adaptarse de fácil manera, y hoy asegura que Necochea es su ciudad en el mundo. La profesional realizó su primaria en la Escuela Nº 28, y posteriormente siguió desarrollando sus estudios secundarios en el Colegio Danés “Alta Mira”.
Una vez terminado el secundario, estaba decidida de que quería seguir con sus estudios, planeándolos en la Ciudad Buenos Aires, y asegurando que el área de la medicina era lo que le gustaba. A los 17 años de edad, viajó a La Plata, en busca de estudiar una carrera relacionada a la salud, aunque la especialización dentro del rubro, todavía no estaba clara.
Un inicio complejo
El proceso dentro de la universidad, no fue para nada beneficioso, ya que según indicó a Ecos Diarios, “me encontré con un montón de cosas que no me gustaron, desde la forma del trato, hasta la presentación de la carrera”. El pasaje de la secundaria a la universidad para Luciana fue bastante chocante. Debido a esto, en cuestión de días, decidió abandonar su formación en La Plata.
Entre la salud y la danza
Fue a mitad de ese periodo, cuando decidió comenzar a realizar un instructurado en salud, alimentación y actividad física, y se trató del comienzo a una carrera terciaria, en Capital Federal. A pesar de que, a lo largo de los años, su amor por la danza le hizo cuestionarse si debía tomarla como una profesión o simplemente disfrutarla como un hobby. “Siempre disfruté del movimiento”, destacó, recordando como el baile había sido parte fundamental de su vida. Pero, de todas formas, destacando que “la actividad física me acompaño en todo el proceso, la danza, el caminar, el correr, hacer ejercicio, todo lo que tenga que ver con el cuerpo”, indicó.
Una etapa de disfrute
“Disfruté mucho de Capital, esto de empezar a conocerlo, me fui a vivir allá e hice el instructurado de dos años y medio, para que no me quedara como un año sabático”.
Al terminar su carrera terciaria, estudió la Licenciatura en Nutrición en la Universidad de Buenos Aires, para especializarse más de lleno en el área de cuidados alimenticios.
Nuevo comienzo
Después de recibirse de nutricionista, Luciana tomo la decisión de volver a Necochea. “Fue una etapa de muchos cambios”, expresó. A su vez, en ese ínterin, encontró la maternidad, enfrentándose a una nueva etapa de crecimiento y aprendizaje.
“Siempre fui muy activa y me vine con muchas ganas de ejercer mi profesión. Desde acá, todos los años me capacite en diferentes áreas. A los tres meses de ser mama, comencé a trabajar, tenía mi propio consultorio, ese fue mi primer trabajo”, comentó, destacando que “yo tenía claras dos cosas muy importantes, una, fue que no visualizaba tener un consultorio médico, quería una cocina comedor, para atender a mis pacientes, que ellos entraran y pudieran ver un espacio de cocina más que un consultorio, me parecía re importante, para que los pacientes pudieran inspirarse en el espacio de consulta, ver y degustar los alimentos”.
“Fui pionera de muchas cosas”
Haciendo memoria en su regreso a la ciudad, y a la incorporación de un espacio nutricional destaco que “acá en Necochea fui pionera en muchas cosas, en esto de convertir un consultorio en una cocina, por ejemplo, me parecía re importante, donde estuviesen las alacenas con todos los alimentos, una cocina inspiradora, porque ahí también podía explicar formas de preparación”.
Luego de sus primeros pasos en el consultorio, Luciana comenzó a dar cursos de alimentación grupales, como así también, grupos de descenso de peso, con una mirada totalmente diferente a lo que es cuidarse hoy por hoy.
Además, como parte de la innovación, complementó la idea de realizar caminatas guiadas como parte del proceso nutricional de los pacientes, y a su vez, brindándoles una motivación en el área de la actividad física, complementando así ambas disciplinas, como lo tenía planeado, la nutrición y el deporte.
La actividad, la sostuvo por varios años, hasta que su crecimiento en el ámbito laboral y la llegada de Coral, su segunda hija, hizo que decidiera abandonar ciertas cuestiones, y priorizar otras.
Cabe destacar que asimismo, como parte de su labor, llevó a cabo Charlas Ted, guiadas a la temática del “tiempo”. A través de estas, Luciana detallaba, por ejemplo, como llevar una buena alimentación cuando el tiempo no es nuestro aliado.
“Hay que resistir de alguna manera”
Tiempo después, comenzó a involucrarse profundamente con los grupos activistas que luchaban contra las fumigaciones y el uso de agroquímicos en la región. “Empecé a conectar mucho con esa causa”, detallando que “hay que resistir de alguna manera”. Luciana se refirió a los alimentos fumigados con agroquímicos, un tema que le genera una profunda tristeza. A partir de esto, empezó a buscar espacios de resistencia y a unirse con personas de todo el país que compartieran su mismo criterio: promover la producción de alimentos libres de venenos, orgánicos y agroecológicos.
Fue en ese momento cuando, junto con un grupo de personas con la misma visión, impulsó el proyecto “Ecos del Futuro”. Este proyecto fue innovador para la época, ya que no existían muchas iniciativas similares en la zona. “Además de mi trabajo en consultorio, los fines de semana nos dedicábamos a armar y distribuir los bolsones a quienes querían”, recordó.
Hoy, Luciana sigue en su camino hacia una alimentación basada en plantas, complementada por el deporte. Aunque la mayoría de sus pacientes son omnívoros, un porcentaje significativo son deportistas, y un pequeño porcentaje, deportistas veganos.
Haciendo un repaso de sus vivencias y su historia, la nutricionista indicó que “es hora de responder con una alimentación consciente”. ///
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión