“Estamos en una etapa defensiva”
Afirmó Luis Raffaghelli, haciendo referencia a las organizaciones sindicales y la abogacía laboralista, tras un encuentro realizado recientemente en Quequén
“Hoy el movimiento obrero y la abogacía laboralista se hallan en una etapa defensiva”, expresó Luis Raffaghelli, crítico de las políticas que viene llevando adelante el gobierno de Javier Milei.
No obstante, evaluó que en el reciente “Encuentro nacional de la abogacía gremial”, llevado a cabo en Quequén, del que fue impulsor, no se trató tanto de criticar las normas impulsadas con Milei en relación con el ámbito laboral, sino “de pensar dónde estamos, hacia dónde vamos y ver por dónde podemos establecer una defensa que sea eficiente, para poder pasar a una ofensiva en otro tiempo social y político”.
Teniendo sede en el Sindicato de Trabajadores Aceiteros, el encuentro realizado los días 7 y 8 de noviembre tuvo como lema “Las organizaciones sindicales y sociales frente a la crisis, el ajuste y la reforma laboral”, contando con destacados disertantes, tales como Natalia Salvo, Matías Lanchini, Guillermo Giannibelli, Gustavo Ciampa, Graciela Sosa, Hugo Moyano (h), Luis Palmeiro y Alvaro Ruiz, entre otros.
En la apertura habló también Jimena López, presidenta del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, cuya labor fue elogiada por Raffaghelli porque “tiene un perfil distinto a las anteriores administraciones, haciendo eje en el diálogo social, la negociación colectiva, en cuidar la seguridad y la salud en el trabajo”. Agradeció el apoyo recibido por parte de la funcionaria, porque “se involucró” con el encuentro, siendo un respaldo “mucho más que formal”.
También tuvo palabras de agradecimiento para Alfredo Giuliano, secretario general del gremio de aceiteros, quien no sólo facilitó las instalaciones, sino que fue quien sugirió la necesidad de hacer unas jornadas como las que se desarrollaron, para reflexionar sobre la situación de los trabajadores en el actual contexto político, económico y social.
“No estamos en condiciones de llevar a cabo una ofensiva, porque los sindicatos están golpeados, los trabajadores están golpeados en sus salarios, están amenazados por las reformas en cuanto a los bloqueos, estableciéndose una nueva causal de despido que es muy peligrosa”, expresó Raffaghelli volviendo a las conclusiones del encuentro y al análisis de la actualidad.
Sindicalistas y sindicatos
“A mí me parece que mucha gente, influenciada por los medios, piensa que un mal sindicalista es un mal sindicalismo. Y no es lo mismo. Puede haber un mal sindicalista, por distintas razones, que se maneje mal, que sea arbitrario, que sea violento, que cometa un ilícito y, como cualquier persona, tendrá que sufrir las consecuencias de sus actos. Pero eso no es lo mismo que decir sindicalismo”, reflexionó el abogado laboralista necochense, radicado actualmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya jubilado, dedicando su tiempo a la natación y a la labor docente, fundamentalmente.
Raffaghelli, que en los años 90 estuvo en Alemania, observó que los germanos, en cuanto al derecho laboral, tienen similitudes con la Argentina, aunque son “mucho más disciplinados”. Y acotó que “la sociedad alemana tiene claro que el sindicato es fundamental, como en la democracia tiene que haber instituciones políticas, también tiene que haber gremios. Como también deben existir asociaciones patronales”.
De aquella experiencia en Alemania, donde se entrevistó con representantes de diversos sectores, recuerda diálogos mantenidos con empresarios de Colonia, quienes le manifestaron que allí el sindicalismo es muy fuerte, por lo cual el sector productivo debe estar también muy bien organizado. Dado el perfil exportador de su economía, le indicaron, no podían darse el lujo de tener conflictividad y huelgas que afecten la producción. “Para que no haya conflictividad se necesita que haya buenos salarios, fluido diálogo social y buena negociación colectiva. Si tenés esos tres elementos, el país va a avanzar. Los trabajadores van a estar protegidos, tener empleo estable y buenos salarios. En función de eso, la producción no se va a interrumpir, ya que no hay conflicto. Y si hubiera un conflicto injustificado, los sindicatos deben asumir las consecuencias de sus actos, pagando los daños y perjuicios”, explicó el profesional.
Raffaghelli enfatizó que “todas estas cosas hay que hablarlas”, señalando que en los años 90 el sindicalismo, en general, se desentendió de los trabajadores que perdieron su fuente laboral, centrando su atención sólo en los afiliados a los gremios.
“Reforma que atrasa 100 años”
A su criterio, las medidas impulsadas por el gobierno de Milei para el ámbito laboral no forman parte de una genuina reforma laboral, sino que se trata de “una contrarreforma laboral, es una reforma regresiva, reaccionaria, que atrasa 100 años y que vuelve a formas del año 1934 en la Argentina”.
Haciendo una retrospección, reconoció que “las primeras leyes laborales no fueron del peronismo, sino las de Hipólito Yrigoyen, hay que ser sinceros. Por más que yo tanga mi corazoncito (peronista), hay que reconocer las cosas. La Ley de Accidentes de Trabajo es de 1915”.
También citó La Ley de Despidos originada en 1934. “Lo que pasa es que a todo eso se le fue dando una carácter orgánico a partir de 1944”. Añadió. En ese entonces Juan Domingo Perón fue secretario de Trabajo y Previsión Social del gobierno militar encabezado por Edelmiro J. Farrell, conocido como la “Revolución del 43”.
Continuando con reformas laborales, Raffaghelli mencionó el caso de México, donde el anterior presidente Andrés López Obrador, antes de impulsarla consultó a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), añadiendo que “lo mismo hizo Gustavo Petro en Colombia, dialogando no sólo con la OIT sino también con sindicatos, universidades y empresas”.
“Desde el Estado, no es que vos asumís los intereses de la empresa, porque no es tu función. Como Estado sos el tercero. Tratás que se conecten esos intereses, pero no podés asumir abiertamente el papel del gran capital, ni siquiera de la pequeña y mediana empresa. Estoy convencido de que hay que trabajar mucho, dialogar mucho con la mediana empresa, con el sector de la economía popular, con los movimientos sociales. Y todo eso, visibilizarlo ante la sociedad”, concluyó Raffaghelli.
Trabajo, derecho y política
Luis Aníbal Raffaghelli es un reconocido abogado laboralista graduado en 1972 en la Universidad Nacional de La Plata, que incursionó en política en Necochea durante algún tiempo y luego fue funcionario judicial, llegando a ser camarista en el ámbito nacional.
Oriundo de Lobería, tiene hoy 76 años. Siendo joven profesional ejerció el derecho laboral montando su estudio en Quequén, donde fue secuestrado el 24 de abril de 1976 por un grupo de tareas, durante la última dictadura militar, siendo trasladado a Mar del Plata, donde fue torturado y finalmente liberado.
Militante peronista, accedió al Concejo Deliberante de Necochea, donde luego formó su propio bloque, llamado Frente 17 de Octubre. Ocupó la banca entre 1989 y 1993. Su labor investigativa como edil, junto a la del radical Mario Ferrari, fue clave para la destitución del intendente Horacio Alfredo Vidal en 1991(votada por mayoría).
A partir de 2010, durante diez años fue juez laboral en la Provincia de Buenos Aires (en San Justo y en Necochea).
En 2011 fue nombrado juez titular de la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones, con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Es magister en Ciencias Sociales del Trabajo de la Universidad de Buenos Aires. Desempeña tareas académicas como docente de posgrado en varias universidades.
Raffaghelli, que ha publicado artículos y libros sobre trabajo, fue el primer presidente de la Asociación Naciones y Jueces y Juezas del Trabajo del país. Hoy es director académico de esa entidad.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión