Fue asesinado de 17 puñaladas y su muerte quedó en el olvido
Norberto Morán fue atacado en un descampado en San Cayetano
Fue uno de los crímenes más sangrientos registrados en la última década en la jurisdicción de la Jefatura Departamental Necochea, sin embargo el hecho ha quedado en el olvido y continúa impune.
Norberto Morán fue asesinado de 17 puñaladas y si bien existieron fuertes sospechas sobre los posibles autores del salvaje ataque, nunca hubo detenidos y la causa fue archivada hace ya unos años.
Violencia extrema
El crimen de Morán provocó conmoción entre los vecinos de San Cayetano. La tranquilidad de la pequeña localidad se rompió aquella noche del 18 de febrero de 2010.
Una vecina escuchó algunos gritos y llamó a la Policía. Al llegar, minutos después, los policías encontraron a un hombre caído en un terreno baldío ubicado en la avenida Hernán Apezteguía al 500.
Antes de que pudiera ser asistido, el hombre falleció y la Policía se encontró frente a uno de los casos más violentos registrados en la localidad.
Poco después se pudo establecer que el hombre había recibido 13 puñaladas en la espalda y cuatro en el pecho.
Morán, que vivía desde hacía unos años en San Cayetano y trabajaba como jornalero, murió instantes antes de que llegara la ambulancia para trasladarlo al hospital.
Sin pruebas
A pesar de que el sangriento homicidio ocurrió en la vía pública, nadie vio quién lo mató y 15años después el caso parece haber caído en el olvido.
En noviembre de 2010, el Juzgado de Garantías no hizo lugar al pedido de detención de la única sospechosa, por considerar que no existían elementos de prueba suficientes para imputarle el hecho.
La persona que llamó a la Policía, una vecina del lugar donde fue encontrado Morán, sólo había escuchado voces y lo que parecían gritos de pedido de ayuda, por eso llamó a la Policía. Dijo que no había visto nada.
Una de las principales hipótesis fue que Morán fue atacado dentro de su propia vivienda y que huyó en busca de ayuda, de allí que la mayoría de las puñaladas las recibió por la espalda.
Las sospechas recayeron entre el círculo íntimo de la víctima, pero nunca se pudo probar quién lo atacó y tampoco el motivo.
Una de las últimas diligencias que se realizó dentro de la instrucción de la causa, fue un pedido de pericia sobre sangre que había dentro de la vivienda.
Lamentablemente, la Policía no contaba con los reactivos necesarios para realizar el análisis y cuando se contó con los elementos, la prueba se había estropeado.
Por tal motivo, a 15 años del homicidio, la causa quedó archivada y existen pocas posibilidades de que algún día se sepa quién mató a Morán.
Otro crimen salvaje pero en Necochea
Meses después del homicidio de Morán en San Cayetano, se produjo uno igualmente salvaje en Necochea.
El martes 25 de enero de 2011 en horas de la tarde, una mujer fue a visitar a una amiga en una vivienda de la calle 55 y la encontró muerta en su habitación, acribillada a puñaladas.
A pesar del tiempo transcurrido desde el brutal crimen de Vilma Gómez, nunca se pudo identificar al homicida. El cuerpo sin vida de la mujer que vivía sola en su casa fue hallado por una persona que en su momento fue su empleada doméstica.
La víctima estaba en su dormitorio, tenía puesto un camisón y había un cuchillo al lado del cadáver.
Los encargados de la pesquisa apuntaron sus cañones a varios sospechosos como probables responsables del asesinato, pero en realidad, las hipótesis se fueron desplomando en la medida que se avanzaba en la incorporación de pruebas.
A puñaladas
La autopsia realizada al cuerpo de Vilma Gómez se concretó en Mar del Plata y arrojó como saldo que a la jubilada le aplicaron 17 puñaladas en diferentes partes. Una de esas certeras heridas fue destinada al corazón que le produjo la muerte casi en forma inmediata y producto de un shock hipovolémico.
El cadáver de la mujer mayor fue hallado por una ex colaboradora de la casa, que accedió al inmueble porque la puerta de calle estaba sin llave. En el interior de la vivienda de calle 55 al 2086, casi 48, era todo orden cuando llegaron los policías y las primeras sospechas se orientaron a que no se trató de un homicidio en ocasión de robo.
A pesar de ello, no se halló dinero en el lugar y se supo que Gómez había cobrado su jubilación días antes de morir.
El último que vio con vida a Vilma Gómez fue un técnico electrónico que acudió a la vivienda de calle 55 para llevarse un televisor para reparar, que luego había entregado el sábado 22 de enero y el profesional se encontraba en compañía de su esposa e hija.
Otro dato que manejan los investigadores se relacionada con una comunicación telefónica captada en el aparato de la casa de la víctima, cuya duración fue de 40 minutos, desconociéndose con quién habló la jubilada durante la noche del mismo sábado 22.
A medida que pasaba el tiempo y no se obtenía ningún elemento que pudiera aportar pistas, los investigadores comenzaron a pensar en un posible crimen pasional. Las sospechas se orientaron hacia una de las hijas de la víctima que vive en Buenos Aires.
Se especuló que esta mujer pudiera haber matado a su madre tras una discusión, en un momento de furia. Sin embargo, nunca se pudo probar que la mujer hubiera viajado a nuestra ciudad.///
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