Hace 110 años comenzaba a construirse la rambla
En 1914 empezaron a levantarse las bases de la actual estructura. Luego se desarrollarían locales comerciales con un pasillo central. Con el tiempo el centro comercial registró varias modificaciones hasta su demolición en 1970
JUAN JOSE FLORES
Redacción
Hace 110 años, en 1914, comenzaron a levantarse las bases de la rambla municipal, en lo que hoy es la intersección de la avenida 2 y la calle 83.
Ocho años antes, en 1906, se solicitó a la Cámara de Diputados de la Nación una solicitud de 18.000 pesos moneda nacional para construir una rambla de mampostería con locales destinados para negocio, y cuatro años más adelante surgió desde la Provincia el proyecto de construirla a su costo, tal como se había solicitado.
Pero no fue sino hasta 1914 en que comenzaron a levantarse las bases de la explanada aún existente.
Se estimaba por aquel entonces que el costo, una vez terminada, ascendería a 1.000.000 de pesos nacionales. Con una longitud de 150 metros y 5.000 metros de superficie cubierta. La construcción se hizo de cemento armado y parte de mampostería, con revoques imitación piedra.
Proyecto
Según el proyecto estaría provista de obras sanitarias y entre sus comodidades contaría con un gran casino y salón teatro-biógrafo (cine).
El plano y proyecto fue realizado por el ingeniero Juan A. Waldorp y la obra estaba siendo ejecutada por la compañía general de Obras Públicas.
Existía en la misma época otra rambla, pero de madera, que contaba con buenas comodidades y era propiedad de Fernando Sampietro. Mientras que, en 1924 se empezó a armar la rambla de madera de Juan Giachetto.
Para ubicarnos en esos tiempos se puede decir que cuando la rambla se estaba construyendo no había aún un trazado de la zona balnearia, y recién en 1918 se formó la Villa.
Una vez finalizados los trabajos de la explanada, se construyeron dos hileras de locales con un pasillo de por medio al aire libre, y más adelante, con vista al mar, existía una confitería de madera y techos de cinc, de marcado estilo inglés. Esta confitería estuvo en servicio hasta pasado el año 1933 en que se encaró una importante reforma.
El servicio de agua corriente llegaba, en un principio, a través de cañerías a cielo abierto desde el edificio de la Sociedad de Fomento (Av. 2 entre 85 y 87), hasta que en septiembre de 1918 se instaló un moderno molino de viento para proveer de agua los sanitarios y para el riego de calles.
Como una galería comercial
Los locales de la Rambla todos los años se licitaban para su arrendamiento, muchas veces con poco tiempo de antelación, lo que dejaba un plazo acotado para acondicionarlos debidamente, además los valores que se abonaban no eran uniformes ni equitativos, por ejemplo un local grande por la temporada 1923/24 costaba entre $ 401 y 426.
Oportunamente, como novedad, e imitando lo que se hacía en la rambla de Mar del Plata, en octubre de 1925 el intendente Ramón C. Arriaga resolvió sacar a remate el arrendamiento de los ocho locales con un precio base ya estipulado de acuerdo al tamaño. El decreto contemplaba que el local Nº 2 no tendría base y se alquilaría exclusivamente para peluquería y salón de lustrar, con la obligación de tener abierto el baño de hombres y hacerse cargo de su cuidado y limpieza.
El remate estuvo a cargo del martillero Pedro H. Alegre y en noviembre de ese año adquirieron los arrendamientos los señores Luis Florentino, José Denaro, Ramón M. Pucciarelli, Carmela Brezan, Domingo Martino, Ignacio Florentino, José Bernabé y Antonio Juliano.
En 1929 el Club Necochea habilitó un casino en esta Rambla, también funcionaron oficinas de venta de pasajes e informes del Ferrocarril Sud, el Telégrafo, entre otras. Debido al lugar donde estaba emplazada era habitual tener que reparar las escalinatas destrozadas por los temporales o sacar arena de su alrededor, aunque también era sometida a tareas de embellecimiento, en la temporada del 30 se instalaron nuevos focos de luz a lo largo de la balaustrada, lo que mejoró notablemente su aspecto. Los trabajos estuvieron a cargo del ingeniero Santiago Cazzoli, de la Usina local.
Ampliación
Cerca de fines del año 1933 la Rambla se estaba ampliando y remodelando totalmente, con cambio de piso, local para confitería, sanitarios y dos alas de locales que encerrarían un gran vestíbulo, con esta reforma la madera fue remplazada por material, quedando terminado el proyecto original.
El frente fue totalmente modificado, su fachada tenía marcadas influencias del art decó, se construyó una gran galería integrando nuevos locales con los ya existentes. Se trabajó a ritmo intenso porque se pretendía finalizar las obras para la temporada que se avecinaba.
Al parecer, el plan de obra previsto no se concluyó en tiempo y forma porque en la edición de Ecos Diarios del 26 de marzo de 1936 apareció la noticia que “por un incendio, el bar de la Rambla quedó reducido a cenizas y en menos de una hora, la vieja construcción de madera, desapareció”.
El resplandor de las llamas, indicaba el artículo, se podía apreciar desde muchas cuadras de distancia, el siniestro se produjo por un desperfecto eléctrico en uno de los locales, seguido de un cortocircuito, que inició el fuego en la confitería y por fortuna no hubo heridos”
Este sector posteriormente fue levantado en material, con amplia vista al mar, y siguió siendo un lugar para el recreo y descanso, principalmente de los turistas. Bajo las altas arcadas de la rambla se podía disfrutar del fresco y la sombra en los días agobiantes de verano, también había allí bares, era un espacioso lugar público pensado para quienes no podían acceder a los servicios de los balnearios privados.
Pasaron los años y un fuerte impulso de progreso hizo que en favor de lo moderno cayeran antiguas construcciones, de este modo en la década del 60 desapareció el viejo Hotel Necochea y una década después fue el turno de la Rambla Municipal.
El 29 de junio de ese año se abrieron las propuestas del llamado a licitación para la demolición del edificio y retiro de materiales.
No se contemplaba la demolición de la plataforma de base, su correspondiente estructura, pisos de la terraza, barandas ni columnas de alumbrado.
Se presentaron cinco propuestas, y quedaron en concurso Gerardo G. Diez, Domingo Borneo, José L. Tobal y Humberto Muzzati, quien resultó adjudicado con su oferta de $ 13.950 ley 18.188.
No fue posible hallar una fecha precisa de la inauguración de nuestra Rambla, pero desde que se empezó a construir hasta terminar reducida a escombros pasó casi 60 años junto a la vida de Necochea.///
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