Hace 90 años Necochea tenía 20.000 habitantes
La ciudad se había modernizado pero aún mantenía el perfil de las localidades del interior. Contaba con un intenso movimiento comercial
En 1927 el Centro Comercial e Industrial de Necochea hizo imprimir “gran cantidad de afiches y estampillas recomendando a los turistas argentinos la playa necochense, la mejor de sudamérica”, según una publicación de la época.
Necochea era una ciudad joven, recién en 1911 había alcanzado el estatus de ciudad a partir de un proyecto del ex diputado bonaerense y ex intendente local Alfredo Butty.
"Ha sido necesario el recorrer de varios años de empeñosas gestiones y de paciente espera, para lograr la atención de los poderosos poderes públicos de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires", explicaba el libro publicado por Antonio F. Ignacio, fundador de Ecos Diarios, con motivo de los 50 años de la ciudad.
"El panorama urbano ha variado visiblemente en los últimos años. Necochea se ha modernizado. El movimiento cotidiano de Necochea, cuya población está calculada en unos veinte mil habitantes, es el característico de las ciudades laboriosas y tranquilas", explicaba el redactor.
Comercios de antaño
Entre los comercios de mayor prestigio de los años 30 en nuestra ciudad se encontraba la firma de Emilio Castaños y Compañía, que poseía un establecimiento dedicado a los ramos de almacén en general cuya existencia databa de 1894.
"Dirige todas las operaciones que realiza la casa el señor Emilio Castaños, que de empleado habilitado pasó a ser socio de la firma, siendo un hombre que se ha destacado por sus propios méritos. El almacén, ferretería, bazar, corralón de maderas y anexos está instalado en un moderno y espacioso edificio propio, sito en las calles A.I.Murga y Gonzales Chaves, que fue inaugurado en el año 1922, con todas las comodidades necesarias", explicaba el anuario.
La firma era representante de la General Motors Argentina y se dedicaba a la venta de automóviles y camiones, para lo cual contaba con una agencia en las calles Díaz Vélez y Belgrano y un salón de exposiciones en Alsina y Balcarce. Además, la empresa era agente de Shell Mex Argentina y de J.I. Case Company, esta última dedicada a la venta de maquinaria agrícola en general.
Además, Castaños y Cía. era corresponsal del Banco Español del Río de la Plata.
Otra casa de ramos generales de gran trayectoria fue Euskalduna, fundada en 1889 por don Tomás Bilbao. Funcionó durante años en la esquina de Belgrano y Díaz Vélez (hoy 62 y 63), abarcando los ramos de almacén, corralón de maderas, acopio de frutos y con representaciones importantes, entre ellas de la Internacional Hawerster Compañía Argentina, Deering, Internacional y Texaco.
Otro almacén de ramos generales que quedó en el recuerdo de los necochenses fue La Nueva Perla, de Martín Luengas, antiguo socio de la firma fundadora: Jaureguizar Hermanos y Cía.
Este afamado comercio se hallaba instalado en la esquina de las calles 25 de Mayo y Primera Junta. Según el libro del cincuentenario, La Nueva Perla era considerada "entre los mejores comercios de la zona" y era el único que abarcaba simultáneamente los ramos de almacén y tienda en forma completa.
En otro rubro, en 1900 la firma Terrani y compañía había fundado la Gran Zapatería Roma, ubicada en avenida Alsina 359 (hoy avenida 59).
Luego la firma pasó a ser Terrani y Noseda y, a partir de 1921, quedó a nombre de Eduardo Noseda.
"Abarca la Gran Zapatería Roma, además del ramo de calzados de las mejores marcas, los artículos de futbol, tenis, de goma, para playa y sort, tratamiento de los pies según el método del especialista Dr. Wm. M. Scholl, valijeria y taller de composturas de calzados en general.
Con los años fundó una sucursal (La Ideal) sobre la calle Belgrano (62).
También funcionaba por aquellos años una fábrica de bebidas gaseosas perteneciente a la firma Riganti y Fernández y que con anterioridad había sido propiedad de Antonio Gatto y Cía.
Se elaboraban allí bebidas sin alcohol, soda, naranjada y otros productos, además la firma era concesionaria de la cerveza Quilmes y distribuía por año más de 25.000 docenas de botellas de esa marca en los hoteles, bares, almacenes y casas particulares del distrito.
La ciudad contaba también con una fábrica de hielo, propiedad de Kristian F. Bork. De acuerdo al libro del cincuentenario, su empresa figuraba en la época entre "los más modernos establecimientos de su género existentes en el país".
El establecimiento también contaba con cámaras frigoríficas para el enfriamiento de leche pasteurizada y para la conservación de manteca y otros productos de lechería.
La fábrica realizaba sus actividades en combinación con otra de quesos, manteca, caseína y de pasteurización de leche denominada "Las Grutas" y que pertenecía a Bork y Zabala.///
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