“Hacer el Camino de Santiago fue espectacular, no es imposible”
Marcela Vivas Urrutia. Caminó más de 800 kilómetros desde St-Jean Pied de Port hasta Santiago de Compostela
Por María Cecilia Gotta
Redacción
Marcela Vivas Urrutia realizó el Camino de Santiago desde St-Jean Pied de Port (Caint-Michel) hasta Santiago de Compostela, donde vivió una experiencia inolvidable. “Hacer el Camino de Santiago fue espectacular, no es imposible”, señaló.
En este sentido, Marcela sostuvo que su lema es “si estas vivo no hay imposibles, lo que hay que analizar es cómo lo haces, pero no digo no lo puedo hacer”.
Ella empezó a correr a los 49 años y se dio el gusto de correr media maratón en Punta del Este, media maratón en Rio de Janeiro, la maratón de New York, Florianópolis, hasta que su cuerpo le dijo basta. “Mis rodillas dijeron “hasta acá”, entonces me reinventé y descubrí la caminata, algo que me apasiona, me gusta y que puedo seguir viajando”, señaló.
Su viaje a Santiago estuvo planificado con mucho tiempo y se preparó para ello.
“Físicamente estaba preparada, me había entrenado durante mucho tiempo con Mauro Cabrera que es mi profesor, inclusive con la mochila y el peso para no tener sorpresas”, dijo y añadió que su hermano hizo el mismo recorrido en bicicleta.
Cuando comenzó a averiguar sobre el Camino le gustó mucho la idea de hacerlo caminando. “Primero pensé en hacer 120 kilómetros que implicaba cinco o seis días, después dije de hacer 300 kilómetros y después cuando empezó la pandemia, dije por qué no hacer todo el trayecto”, detalló.
Así fue como finalmente Marcela caminó 822 kilómetros desde St-Jean Pied de Port (Caint-Michel) en Francia hasta Santiago de Compostela, y le llevó 33 días.
“Mi idea era hacer 1000 kilómetros, llegar a Santiago de Compostela y salir al día siguiente para llegar hasta el mar que dicen es el epílogo del camino, Finisterre, pero hubo días que no pude caminar porque tenía un dolor muy fuerte, también me lesioné y un día tuve que parar y otros días hubo temporal y por este motivo los días no me alcanzaron para poder hacerlo pero ya podré concretarlo en otro viaje”, detalló.
Marcela aseguró que fue una experiencia especial porque lo hizo sola, aunque indicó que en el camino nunca estuvo sola. “Te cruzas y compartís el camino con otros peregrinos de otras partes del mundo”, dijo.
Al momento de indicar qué llevó en la mochila, especificó “me lleve todo, cosa que no hay que hacer, fueron en total 17 kilos, una barbaridad porque la mochila no puede pesar más de 10 kilos, pero llevaba zapatillas de repuesto, dos mudas de ropa completa y una muda cuando me bañaba, aunque de las cosas que llevé fueron muy pocas las que no usé”.
Emociones
Marcela aseguró que cuando uno hace el Camino a Santiago tiene que estar preparado para recibir las señales que se van presentando. “A nivel personal se viven muchas emociones desde que salís y te puedo asegurar que todos los días era un torbellino de cosas nuevas que podías disfrutar y aprender de la gente que aparece en tu camino. Además el camino te enseña que podes ser feliz con muy poco”, mencionó.
Durante su recorrido no fue todo color de rosas, llovió 15 días, casi la mitad del recorrido y tuvo que enfrentar diferentes situaciones.
En este sentido, contó “en el camino hay pueblos cada cinco kilómetros y en casi todos hay un albergue y dormís ahí. Hubo un día que me tocó un temporal con viento, niebla, y me quedé ahí pero al día siguiente retomé el camino, teniendo en cuenta que había alerta y recomendaban tomar un camino por abajo y no sobre la montaña. Salí temprano todavía era de noche y cuando iba caminando unos chicos me dicen “al final te animaste a venir por arriba” y yo les dijo “no”, es decir, terminé yendo por el camino de montaña que era el que en un principio yo había planeado pero luego por las recomendaciones decidí ir por abajo, pero el destino hizo que yo caminara por arriba”.
Marcela se emocionó al relatar lo sucedido y todo lo que vivió, y afirmó “cada uno lo vivencia de forma especial y diferente y con los días te vas relajando y si te mojas de pies a cabeza no importa y lo disfrutas igual”.
Además, manifestó “cada día es un torbellino de distintas cosas, colores, sabores, experiencias, todo es diferente” y añadió “en el Camino de Santiago está todo organizado, al comienzo te dan una credencial, una planilla y te lo van sellando a medida que llegas a cada posta a lo largo del camino y por último lo presentas en la catedral de Santiago”. Ahora con su credencial en mano, sonríe feliz por su meta y logro alcanzado.///