“Hay que aprovechar el potencial del río como en otras ciudades”
Andrés Wall mostró su preocupación por la erosión de las márgenes. El arquitecto también dio su mirada sobre el casino, el parque y consideró que los molinos son un límite al crecimiento
Julieta Moreno
Redacción
“La corriente del río está socavando las orillas de las márgenes. Eso me preocupa. En un lapso de ocho años, ha comido las márgenes más de dos metros”, indicó el arquitecto Andrés Wall, quien, a su vez, insistió en la necesidad de potenciar el sector del Río Quequén y aprovechar su belleza natural.
David Andrés Wall nació en Córdoba, pero desde chico vivió en Necochea donde estaban radicados sus padres adoptivos. Cursó la primaria en el Colegio Alemán y en el Pío XII y la secundaria en la Escuela Técnica Nº 2 (ex Colegio Industrial), donde obtuvo el título de Maestro Mayor de Obras. Al terminar la escuela, se fue a vivir a Buenos Aires para estudiar arquitectura, pero se quedó por 15 años. Se recibió y enseguida empezó a trabajar en su profesión. Trabajó para estudios de arquitectura y distintas empresas constructoras y un día, casi por casualidad, alguien en Buenos Aires buscaba específicamente un arquitecto que fuera de Necochea, lo recomendaron y le llegó la propuesta. Así fue como en el 2005, regresó a nuestra ciudad para trabajar en la reforma de una estancia y luego le fueron llegando otras ofertas que hizo que decidiera quedarse. Actualmente trabaja como arquitecto en Ingeniería Alsat SRL. y tiene también su estudio propio. A nivel social, es integrante del Club Rotario de Necochea.
-¿Cómo ves la ciudad?
- La veo cíclica, con algunos dejos hacia arriba y muchas veces hacia abajo. Acá el invierno es muy duro, incluso emocionalmente te tira, y si la ciudad no está linda, se arma un escenario duro. En el verano, al hacer calor, tener días más largos, el mayor movimiento por el turismo, hace que las cosas se perciban de otra manera.
-¿Qué cuestiones te preocupan o crees que hay que empezar a trabajar?
- El río.
-¿Por qué?
- La corriente del río está socavando las orillas de las márgenes. Eso me preocupa. En un lapso de ocho años, ha comido las márgenes más de dos metros. Además, yo he participado en el grupo del Paseo de la Ribera y, de hecho, hice el diseño de la fuente que son tres esferas y un chorro de agua buscando que la gente empiece a vivir el río como pasa en otras ciudades de la Argentina y el mundo. Hay que embellecer hitos de la ciudad y el río tiene mucho potencial y está desaprovechado.
-¿Qué harías en ese sector?
- Lamento que el camino de sirga no esté completo por el Club del Valle porque tapa, pero supongo que hay pros y contras. Después, en la parte de enfrente en Quequén, donde se encontraba el puente de madera tiene su encanto y se podría hacer algo. Hay que aprovechar el potencial del río como en otras ciudades. Cuando está feo mucha gente va al río y, por suerte, hoy hay varios torneos de pesca y tiene como otro movimiento. Ahora se iluminó el camino de sirga y le dio cierta belleza de noche y en el atardecer y es como otra postal. El río tiene esas curvas y algunas rectas que generan espacios bellos naturales. No digo de horadar nada de forma violencia, pero tomando la mesura como hacen en otros lugares como en el Delta, donde el rio es protagonista y se lo cuida y acá veo que no sucede. Es cierto que el mar le roba protagonismo, pero nuestra ciudad está comprendida por el mar y por el río y cada una te ofrecer algo distinto y se podrían complementar tranquilamente.
-¿Qué otro sector intervendrías de la ciudad?
- Hablando de postales, una de las más tradicionales era el casino que ahora es una desidia total. Tuve la suerte en mi infancia de vivir el esplendor del casino, tanto las piletas, los juegos, la pista de patín.
Si tengo que hablar románticamente estaría bueno recuperar su esplendor, pero es solo un comentario romántico y no se adecúa al tiempo económico de hoy. Recuperar eso es casi rehacerlo y cuesta fortuna. En vez de mejorarse, se va deteriorando y por supuesto, el paso del tiempo hace su trabajo. Además, gran parte de la estructura no era para estar frente al mar.
-¿Y qué harías en ese lugar? ¿Estarías de acuerdo con que se venda?
-Creo que legalmente no se puede vender, pero algo hay que hacer, hay que buscarle la vuelta.
Hay una propuesta de otro colega que planteaba reformular el centro cívico y generarlo ahí. Ya que no se puede vender y es algo que es del municipio, hay que buscar la manera de reflotarlo.
Después hay un problema de accesibilidad, una persona con discapacidad o un geronte no puede acceder. Lo mismo pasa en la Municipalidad porque es otro tipo de arquitectura para otra época.
-En materia de accesibilidad, con una mirada de arquitecto, ¿tiene muchas trabas la ciudad?
-Cuando mi padre tuvo problemas de salud, usó mucho la silla de ruedas y en la ciudad las veredas son nefastas. No estoy hablando de nada faraónico sino de las veredas que son una desidia total y que le corresponden al frentista.
Y otro tema es la arboleda, me parece peligrosísimo la bolilla que largan en esta época los tilos. El otro día casi me caigo y es un peligro para la gente grande o la que anda con bastón. No creo que esa arboleda pueda existir si no hay cuidado, si no hay nadie que haga limpieza. Debería estar más pensado el árbol urbano para que cumpla la función de sombra y que con las raíces no rompa las veredas.
-Ya que hablaste de los árboles, ¿qué opinás del parque? ¿estás de acuerdo con hacer intervenciones?
-Hay que hacer raleo y retirar los árboles que son un peligro como primera medida. En la avenida 10, uno le ve las raíces, están inclinados, hoy no se caen, pero acá hay viento y sudestadas y se pueden caer y pueden lastimar a alguien. Por supuesto, es conocidísimo que, si se saca un árbol, hay que poner tres árboles más y además hacer raleo.
Con respecto a las intervenciones, para mí ya está intervenido desde el momento que los sindicatos tienen sus campings y los clubes también tienen participación. Yo creo que la Municipalidad les debería decir que cuiden cinco cuadras más allá de sus áreas para colaborar con el cuidado de los árboles y, si hay que replantar, también hay que hacerlo. Y dar mucha importancia a la señalética porque hay, pero es muy escasa y poco visible.
Cuando yo era chico, lo más cerca y grande que había era el Museo y lo otro era lejos y ahora eso cambió por la expansión que tuvo la ciudad y la gente que circula. Ahora el Parque tiene mucha vida. Por ejemplo, el trencito tendrían que potenciarlo, al igual que otros emprendimientos turísticos. Ahora que se ha hecho el asfalto en esa avenida tiene más movimiento y circulación y se visualiza en verano, pero también en otoño y en invierno. La gente camina mucho más porque lo que antes era lejos, ahora es cerca.
Y, por ejemplo, los molinos también se han transformado en un hito más, pero también en un límite.
-¿Te pareció bien que se hayan instalado los molinos en ese sector?
-No digo que esté mal, pero capaz que debería haber sido en otro lugar porque ahora la ciudad tiene un nuevo límite. Ya tiene los límites del río y del mar y ahora tiene un límite más. No sé si había necesidad de poner un límite al crecimiento. Más allá de eso, la postal de los molinos es muy grata, además el sol cae por ahí y genera una atmósfera interesante y una postal que no está en otros lados.
-Y el gobierno de Arturo Rojas, ¿cómo lo ves?
-Empezó con muchos emprendimientos de arreglos a diferencia del gobierno anterior y eso sí me gustó. Son arreglos que no dejaron de ser una cosmética, pero que había que hacerlos. Hizo mucho arreglo de pavimento y de espacios públicos. A la plaza principal le dio protagonismo con la iluminación, con los juegos nuevos, con las mejoras en los caminos. Creo que tendría que haber gente que cuide las plazas, que tenga su casilla. Tiene que haber un cuidador como era antes.
-¿Como ves el futuro?
- Anhelo y deseo que Necochea vuelva a tener la belleza que tenía en los sesenta y los setenta y que después empezó a caer. Recién ahora hay un resurgimiento tanto edilicio como de otras actividades. El hecho de que haya universidades generó un nuevo foco en la ciudad porque las personas de ciudades más pequeñas vienen acá a estudiar. Que sean pocas carreras, bueno, pero es un comienzo.
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