Hecho histórico que reviste connotaciones fundacionales
En la fecha se cumplen 150 años del primer embarque de trigo en Puerto Quequén
Entre mediados y finales del siglo XX, se estableció un consenso generalizado acerca de que el 4 de octubre de 1870 nuestra región asistió al primer embarque de trigo realizado desde nuestras costas a través de un precario muelle establecido sobre la margen de la actual ciudad de Quequén.
Aunque no se cuenta con mayores detalles sobre lo ocurrido (origen del trigo comercializado, agente de comercialización y nombre del pailebot), este acontecimiento logró adquirir connotaciones fundacionales a partir de su mención en uno de los estudios clásicos sobre historia regional.
En ese sentido, los dos tomos de la “Historia del Partido de Lobería” (1949) publicados por Suárez García contienen una detallada enumeración de los principales acontecimientos que le dieron origen al actual Partido de Lobería.
En una nota enviada por Pedro Flores, por entonces Juez de Paz del Partido de Lobería, a las autoridades provinciales –cuya reproducción es posible leer en el libro mencionado- sólo encontramos una breve mención al acontecimiento en cuestión: “el puerto de Quequén está habilitado” (Suárez García, pág. 473).
Lo primero a considerar es que la referencia al 4 de octubre no está vinculada al acontecimiento que se busca conmemorar sino más bien al acto administrativo realizado por un Juez de Paz ante el “Superior Gobierno” (o sea, el poder ejecutivo provincial). Como ha ocurrido con otras efemérides, y a favor de la exactitud sobre lo ocurrido en nuestra historia regional, el problema surge como resultado de confundir el día en que se realizó una acción administrativa (informar sobre lo ocurrido) con la acción que se busca informar (el primer embarque). Por lo tanto, si aceptamos como válida esta observación, el 4 de octubre de 1870 no se realizó un embarque sino más bien se informó sobre lo ocurrido en algún momento de nuestra historia, en este caso, portuaria.
Diferencias
Lejos de poner en duda la exactitud de lo señalado por Suarez García, resulta necesario comentar que otros historiadores han puesto en discusión las aseveraciones en torno al primer embarque de trigo realizado en 1870. Entre quienes cuestionaron las afirmaciones de Suárez García se encuentra el historiador marplatense Roberto Cova quien alrededor de 1960, después de recorrer las costas del río Quequén, puso en duda la existencia de aquel primitivo muelle y, lógicamente, la realización de un embarque de trigo en 1870. En su, también detallado, libro “Pedro Luro. Un pionero de la Pampa. Notas para un estudio histórico de la vida de Pedro Luro y la evolución de Mar del Plata” (1983), Cova cuestionó las afirmaciones de Suárez García argumentando que Pedro Luro y Ezequiel Gil, dos integrantes de un nutrido grupo de protagonistas que impulsaron el desarrollo portuario de nuestra región, desarrollaron su actividad económica en el Quequén a partir de los años ochenta del silo XIX. En opinión de Cova, los restos de lo que suele considerarse el primer muelle no son otra cosa que los resabios de la estructura que le dio forma a una de las legendarias balsas utilizadas para facilitar la comunicación entre ambas márgenes a lo largo del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX.
Por lo tanto, ¿es correcto considerar el 4 de octubre de 1870 como fecha fundacional de la actividad portuaria de nuestra región?
En el campo de la historiografía existe una opinión generalizada acerca de que las efemérides cumplen un papel destacado en el desarrollo de una identidad local. En ese sentido, es posible afirmar que su importancia radica más en lo simbólico antes que en la exactitud sobre lo ocurrido en algún momento determinado de la historia, en este caso, regional. De esta manera, es posible afirmar que la decisión colectiva de quequenenses y necochenses en utilizar este acontecimiento en clave fundacional, cumple un rol destacado en la construcción de una identidad local orientada a establecer un pasado en común y proyectar un futuro promisorio. Al igual que en el resto de las disciplinas científicas, este proceso está caracterizado por la recuperación arbitraria de algunos hechos y el olvido sistemático de otros.
Reflexión
Así las cosas, el pedido de informe de Rosas sobre la posibilidad de desarrollar un sistema portuario en el Quequén Grande (1836), las referencias de Benito Machado sobre el potencial portuario de nuestra región (1854) o la solicitud de autorización para la construcción de un muelle por parte de Martínez de Hoz (1863) no fueron considerados por parte de Suárez García o Cova (o, posteriormente, el propio Egisto Ratti) al momento de establecer el acontecimiento fundacional que le daría forma a Puerto Quequén.
Más que sobre la exactitud acerca de lo ocurrido, esta fecha constituye una nueva oportunidad para reflexionar sobre el destacado rol que ocupó la actividad portuaria en el desarrollo histórico regional.
Por el momento, y a partir de las fuentes disponibles, sólo es posible afirmar que, entre mediados y el último cuarto del siglo XIX, los actores económicos de nuestra región impulsaron el desarrollo de una actividad que posibilitaría, a principios del siglo XXI, la transformación de Puerto Quequén en una de las estaciones marítimas más importantes de nuestro país.//