La nueva novela policial de Hugo Alconada Mon que tiene un estrecho vínculo con Quequén
“La cacería de Hierro” es el nombre de este nuevo libro del periodista
Uno de los hechos policiales más resonantes en la Argentina ocurrió hace más de 100 años en Quequén, ya que gracias a la utilización de las huellas dactilares por parte de Juan Vucetich, sirvió para esclarecer el crimen de dos niños, Ponciano y Felisa, de 6 y 4 años de edad, y Hugo Alconada Mon lo transformó en una novela policial casi sin darse cuenta.
“Yo estaba desarrollando la investigación para otra novela que se llama “La ciudad de las ranas”, durante ese proceso fui recorriendo diferentes lugares y mientras estaba buscando material para aquel libro me topé con algunos registros de la época de ese doble crimen y obviamente que me interesó. Entonces aproveché el recorrido para hacer la búsqueda de ambos materiales”, contó en la entrevista que le realizaron en “Punto de Vista” por Ecos Radio.
Para una de las personas más reconocidas en el plano de la investigación periodística, una puerta hizo que se abrieran otras y así nació “La cacería de Hierro”. “Fui armando de a poco el rompecabezas de este doble crimen de Francisca Rojas, que por un lado tuvo la pérdida del expediente criminal, del cual solo queda copia de la sentencia y un par de escritos que hizo el primer investigador de la policía de la provincia de Buenos Aires. De ahí en más le pedí ayuda a investigadores y museos de la región, por ejemplo, Eliana Segovia de Lobería, como así también gente de Dolores, Chascomús y con esa ayuda fui armando todo”.
Sobre esto último, el periodista de La Nación destacó la importancia que tuvieron estos lugares, sobre todo La Plata, diciendo que “los últimos días conocidos de Francisca Rojas fueron en una cárcel de la capital provincial, con lo cual las últimas huellas dactilares que se tienen son de cuando estuvo en dicha dependencia”.

Camino al andar
A la hora de encarar y ver de qué manera plasmaba todos los datos que había conseguido, Alconada Mon contó en Ecos Radio que “primero empecé como una novela de no ficción, tratándome de apoyar en datos reales, utilizando técnicas narrativas, pero las piezas que faltaban lo complicaron. Después lo intenté instalar como de época e histórica, pero sentía que eso tampoco cuajaba, y ya llevaba como 50 páginas cuando pisé el freno y dije: ´esto lo estoy encarando mal´. Así que empecé a escribirlo nuevamente, esta vez como una novela policial”.
Este nuevo punto de partida, sin lugar a dudas, fue un antes y un después para él, ya que como expresó que “me hice la pregunta ¿Sí estoy encarando en definitiva tres crímenes, por qué no le doy la textura de un policial? Bueno, de ahí en más los personajes cobraron vida”, dijo.
Llevar adelante una tarea investigativa no suele ser tan alegre, porque el camino no muchas veces suele ser placentero, pero no fue el caso de “La cacería de Hierro”. “Para mí, esto fue un disfrute porque me permitió ir para Necochea, recorrer museos, archivos históricos, encontrar materiales que hasta ahora no se conocían y con eso llevar a cabo esta novela que salió a la luz los primeros días de este mes”, agregó.
Acerca de cuándo iba a estar presentándola en Necochea, Alconada Mon contó que “el próximo 2 de agosto voy a estar presentando esta novela en el Centro Cultural, con el apoyo de un historiador local que me ayudó mucho como lo es Martín Petersen y además el soporte logístico de Uroboros libros”.
La vuelta de la SIDE
Para el periodista especializado en materia de investigación, los cambios propuestos por el gobierno nacional de disolver la AFI y volver al nombre de SIDE, hay que esperar un tiempo. “Primero hay que ver cómo se acomodan los melones en la carreta, porque ha cambiado de nombres pero en la práctica siempre ha mantenido los mismos vicios”, dijo Alconado Mon siendo crítico de la manera en que se manejó el servicio de inteligencia estatal nacional, pero además explicó lo que ha sucedido en otros sitios cuando se intentó tener este esquema elegido por el presidente Milei.
“El desafío, cuando uno desmiembra un organismo, es que no termine siendo peor cada uno de los nuevos organismos. El ejemplo madre más patético fue en el atentado a las Torres Gemelas, en los Estados Unidos, organismos de seguridad y de inteligencia ya tenían los primeros datos y no le avisaron a sus otros pares, por una cuestión que ´esto es nuestro´, de manejar la información ellos. Vamos a ver, y quiero ser cauto, hay que terminar de observar a quien termina designando. Si es gente seria es una historia y si es gente recién llegada es otra historia. Este es un problema recurrente en la Argentina: con el kirchnerismo pusieron a un montón de pibes de La Cámpora y con el macrismo a un representante de jugadores de fútbol, que jamás había visto un folleto de inteligencia en su vida”.///
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