Impulsados por la necesidad, la alegría y los sueños
La asociación civil Pictogramas trabaja para retomar el camino tras un año de inactividad con difíciles secuelas
“Queremos que el espacio esté activo y darle una vuelta de tuerca, porque a mitad de febrero pretendemos arrancar con un ciclo lectivo completo”, afirmó Valeria Calderón, de la asociación Civil Pictogramas.
La entidad, que habilitó su sede hace dos años, fue atravesada por la pandemia y nunca pudo funcionar a pleno. Abrieron sus puertas a mitad de 2019 y en 2020 tuvieron que cerrar.
Este año comenzaron en abril, pero debido a las restricciones no pudieron trabajar regularmente, por lo que tuvieron que volver a cerrar hasta agosto.
La asociación civil Pictogramas surgió por iniciativa de un grupo de acompañantes terapéuticos para brindar un espacio de recreación y contención para adolescentes con alguna discapacidad.
En sus trabajos, los acompañantes habían observado la dificultad que tienen los adolescentes con discapacidad para conocer a otros jóvenes en su misma condición, la falta de espacios recreativos comunes y de lugares de contención específicos para ellos.
La pandemia agravó mucho la situación de los jóvenes en esas condiciones y por ello la asociación civil intentó retomar las actividades lo antes posible.
“De a poco los miércoles, jueves y viernes empezamos a funcionar”, dijo Valeria. “Lo que ellos más querían era poder abrir el café”.
En 2019, cuando se puso en marcha el proyecto, los jóvenes que concurren a la asociación civil comenzaron a trabajar para abrir un café. Se trata de un desafío de autosuperación y a la vez una salida laboral.
Pero la pandemia puso todo en pausa, incluso los sueños.
Secuelas
“Nuestro proyecto para este año es terminar en lo inmediato poder terminar el ciclo lectivo. Porque este verano no vamos a hacer la colonia, porque no vamos a llegar a tiempo con toda la parte burocrática”, señaló Valeria.
Por ahora, precisó, “seguimos trabajando con los talleres de música, arte terapia y algo de deportes”.
“También queremos que los jóvenes que se reciben de acompañantes terapéuticos puedan hacer las prácticas aquí”, indicó. “Por otra parte, estamos haciendo eventos como presentaciones de libros”.
“Lo que queremos es que el espacio esté activo para el año que viene arrancar con un ciclo lectivo completo”, afirmó Calderón.
En tanto, sumaron algunos jóvenes y también un espacio con profesionales especialmente dedicado a niños, lo que ha tenido una importante repercusión.
“Después de la pandemia, lamentablemente, hay mucha más necesidad y también más demanda”, aseguró Valeria.
Señaló que algunos =de los chicos que concurrían al espacio antes de la pandemia no han podido volver.
“En lo que es salud mental, muchos terminaron en internaciones. Otros con aislamiento”, explicó. “Las secuelas de la pandemia son fuertes”.
Indicó que esto se nota porque los chicos “por ahí no tienen ganas de hacer actividades, pero al estar juntos están contentos”.
Puesta en marcha
La entidad se formó hace cinco años y a mediados de 2019 logró su personería jurídica. Ese mismo año, Pictogramas habilitó su sede en la calle 55 al 2200.
El año pasado, cuando comenzó la cuarentena y la asociación cerró sus puertas, se trató de seguir y se comenzaron a enviar actividades a los chicos a través de plataformas digitales, pero cuando el aislamiento se extendió por meses, la situación de la entidad se comenzó a tornar dramática.
Con la reapertura, se ha puesto en marcha un espacio en el que trabajan acompañantes terapéuticos, un psicólogo social, una psicopedagoga, una fonoaudióloga, una estimuladora, una docente especial y también estudiantes que pueden realizar allí sus prácticas.
Por estos días, la comisión directiva de la asociación civil también dedica mucho tiempo a ordenar su documentación, ya que debe tramitar una nueva habilitación. “La parte burocrática es bastante complicada”, dijo Valeria Calderón.
Y explicó que el edificio “sufrió deterioro al estar un año cerrado”, por lo que se comenzaron a realizar una serie de arreglos.
“Se nos rompió una canaleta y eso afectó el techo y la filtración arruinó paredes recién pintadas, el durlock se mojó y hay que cambiar las placas”, explicó. “También tuvimos que arreglar la parte eléctrica para volver a abrir”.
No obstante, la alegría de los jóvenes que concurren al centro y el entusiasmo de los acompañantes terapéuticos mantiene en movimiento esta iniciativa que aún no ha podido demostrar todo su potencial.