Inseguridad: la solución aparece lejana
“Me cansaron con los robos en el negocio y me tuve que ir de donde estaba…” La frase pertenece a un comerciante local que trasladó su empresa de un sector a otro, en busca de más protección ante el embate de los delincuentes.
Se ubicó en una zona más próxima a una dependencia policial, con el propósito de sentirse menos agobiado por la constante actividad de malvivientes que roban lo que encuentran al alcance y provocan daños materiales en las firmas comerciales.
Uno de los temas que más le preocupa a la población en general es la inseguridad y esta persona, que debió mover su negocio de un lugar a otro, es la más pura evidencia de la situación que se atraviesa.
La constante inflación y los problemas económicos que esto genera, es otro de los ítems de los tiempos complicados que se viven en el país y, lógicamente, nuestra ciudad no puede sustraerse de esta realidad.
El pedido de los ciudadanos a quienes a las autoridades es de mayor seguridad y así lo hicieron notar durante una movilización que hicieron hasta la comuna, donde tuvieron un cara a cara con el intendente Arturo Rojas y sus colaboradores de gobierno.
Pidieron que intervenga entre la Policía y la Justicia, para lograr una tarea en común y eficaz en materia de prevención del delito y en el esclarecimiento de los episodios delictivos que a menudo se producen.
Más cámaras de seguridad
En rápida reacción, desde el municipio se puso en funciones el nuevo centro de monitoreo de cámaras urbanas y privadas, a los fines de detectar posibles ilícitos y permitir resolverlos en el menor plazo.
También hubo un cambio de titular en la Policía Departamental y la incorporación de nuevos patrulleros para la alicaída dotación, pero continuamos con el inconveniente de la falta de personal policial.
Hay que recordar que por un reclamo laboral y de mejoras salariales, quedaron desafectados por el Ministerio de Seguridad bonaerense entre 38 y 41 agentes que formaban parte de la infraestructura de servicio de la Policía de Necochea.
“Ahora tenemos móviles nuevos, pero no contamos con policías para conducirlos”, fue la expresión por lo bajo de un integrante de la fuerza de seguridad que, obviamente, pidió absoluta reserva de identidad porque le podría costar un sumario administrativo “decir la verdad” de lo que ocurre, con la escasez de numerarios policiales.
Esto también juega en contra de la seguridad, ya que de entre 17 y 18 cuadrículas destinadas a la prevención, hasta no hace muchos días, estaban en actividad solamente 7 patrulleros recorriendo las distintas jurisdicciones del núcleo urbano Necochea-Quequén. Desde que arribaron los móviles desde la Provincia, el número se incrementó a 12 unidades.
Modalidad en auge
Es incuestionable que hay modalidades delictivas que continúan en auge y generan marcada preocupación. Llama la atención la cantidad de motocicletas robadas de distintas marcas y modelos y esto engrosa el llamado “mercado negro o ilegal” de comercialización de piezas y accesorios.
Entre la Justicia y la Policía, no han podido desarticular los talleres clandestinos u otros sitios en donde se ocultan las motocicletas sustraídas y luego se desguazan para la venta de las partes.
Una damnificada por el robo de su moto, afirmó ante Ecos Diarios de manera contundente: “Si no hubiera un mercado ilegal que compra lo robado, no habría tantas sustracciones de motocicletas, es la realidad, pero la gente sigue comprando lo robado…”
En cuanto al robo de vehículos de la vía pública, se ha dado en las últimas semanas la desaparición de una camioneta marca Toyota Hilux, que estaba estacionada en calle 91 entre 2 bis y 4, frente al complejo Casino. Nunca se supo del resultado de la investigación y si el rodado fue trasladado a otra ciudad o lo desarmaron.
Tampoco nada se supo del automóvil marca Peugeot 206 que le sustrajeron a un joven que viajaba a Mar del Plata por la ruta 88 y sufrió un desperfecto en el motor. Delincuentes “se lo llevaron de tiro” y parece que luego, “se lo tragó la tierra”.
En los últimos tiempos hemos tenido hechos de robos en el interior de viviendas o departamentos, con malvivientes que ingresaron a esos hogares y sorprendieron a las víctimas.
Por fortuna, los desenlaces no fueron más graves y los ladrones, solamente se llevaron las pertenencias de los moradores, aunque estos casos afectan la salud de las personas de bien y generan traumas.
Especialmente, en los niños, quienes quedan marcados frente a escenas de violencia y de incertidumbre por lo que pudiera suceder con malvivientes dentro de las casas, vulnerando además la intimidad de las familias.
La solución, muy lejos
En los últimos años, hemos visto como ministros que se hacen cargo de la Seguridad provincial deciden cambiar las pinturas de los móviles policiales y el uniforme de los efectivos, como tratando de demostrar “gestión” en materia de seguridad.
Entre los distintos actores que intervienen en la comunidad: autoridades de gobierno, legisladores, funcionarios judiciales y policiales, deberían actuar en conjunto para hacer políticas de seguridad y no política con la seguridad.
Hay algo que es insoslayable, la violencia callejera y el delito crecieron y el narcotráfico se afincó en algunos lugares para luego provocar otros episodios delictivos que provocan zozobra entre los habitantes.
La gente se siente mal, con temor de salir a la calle, de dejar su casa sola y no saber cómo la va a encontrar al regresar o si cuando abra la puerta, va a comprobar la presencia de desconocidos que escapan por los fondos y trepan paredones de inmuebles vecinos para huir.
Lo mismo ocurre con los comerciantes que son atacados en sus locales y les sustraen mercaderías que están a la venta, como ha ocurrido recientemente con negocios del rubro prendas de vestir.
Ser policía, una profesión
Hay que reconocer que es muy difícil también combatir el delito con efectivos policiales mal pagos, sin vocación de servicio (algunos) o mal entrenados. No es sencillo ser agente policial, es muy estresante y se sabe que está expuesto a concurrir a los lugares de los problemas o de peligro.
Por eso que el tema seguridad es, socialmente, muy amplio y se trata de un problema que está lejos de encontrar una solución, como cualquier hombre o mujer querrían. Qué mejor que vivir tranquilos y sin el alerta permanente, debido al accionar de delincuentes que tienen en jaque a los pobladores.
Pensar en que este contexto se modifique en el corto plazo, parece, una verdadera utopía. Lo más accesible para los ciudadanos de a pie, sería confiar en sí mismos al salir a la calle. /////