“Jamás en mi vida me puse un techo, creo que hay que seguir creciendo”
Gabriela Benac. Es empresaria y trabaja junto a sus hijas. Su pasión de enfrentar nuevos desafíos y transmitir la energía necesaria para lo que viene
María Cecilia Gotta
Redacción
Siendo una niña, Gabriela Benac tuvo el ejemplo a través de su padre de lo que es el esfuerzo, el trabajo, la constancia, dado que tenía una fábrica de quesos y ella continuó ese camino. Hoy, en su propia empresa trabaja con sus hijas y disfruta de nuevos desafíos. “Jamás en mi vida me puse un techo, creo que hay que seguir creciendo. Hacer lo mismo que ayer, es ir para atrás porque el mundo avanza, hay que andar, por eso mi meta es que mi marca traspase la frontera y llevarla a escala internacional”, manifestó.
Gabriela nació en Olavarría, pero vivió cerca de 20 años en Necochea y se siente necochense. “Con 20 años y un bebé recién nacido, llegué a esta ciudad y fue un desafío personal”, recordó y añadió “me siento una necochense más, tengo amigas de toda la vida, Andrea, Cali, Sonia. Ellas fueron las maestras del jardín de mis hijos, en el Jardín Arenitas”.
Como buena emprendedora, en 1990 decidió abrir un local de venta de quesos directo de fábrica, que le enviaba su padre. “La parte floja de mi papá era lo comercial y yo le presenté el desafío de hacer venta al público y así fue como abrí mi primer local en calle 55 entre 44 y 46”, relató.
En aquel entonces, sin saber nada y como pudo, armó el local con un tablón, caballetes, una heladera vieja y empezó a vender.
De aquella época Gabriela tiene los mejores recuerdos “tuve mucha contención porque era jovencita y trabajaba mucho. Siendo mamá primeriza, me refugié mucho en el trabajo, llevaba a mi bebé al negocio, hacía los repartos, los empleados me cuidaban al bebé y así crie a mis cuatro hijos, es decir, a la par mía, viajando, dormían en el asiento de la camioneta, me ayudaban a trabajar y hoy son cuatro profesionales”, dijo orgullosa.
Dos hijas trabajan con ella y afirmó que son un gran equipo. “Trabajar en equipo con mis hijos es formidable, hay que respetarse, saber que uno les tiene que dar explicaciones de por qué hizo las cosas de tal manera y escucharlos, se analiza, se comparte y sobre todo nos elegimos como socios. Me parece que la relación laboral no tiene que empañar lo familiar”.
Crecimiento
Con un largo camino recorrido, Gabriela detalló cómo fue ese paso a paso, en busca de crecimiento. Comenzó con un local modesto, pequeño, luego compró una propiedad en 59 entre 48 y 50, pudo abrir un negocio más grande, mejor presentado, agregó otros productos, abrió otro local en Lobería y en otras ciudades de la zona.
En el año 2012 fue a Azul para hacerse cargo de una fábrica que estaba totalmente devastada. “Acepté el desafío con mi socio, con mucho trabajo, armando equipo y logramos restablecer la fábrica”, detalló y aseguró “ trato de no mirar el camino recorrido sino lo que tengo por hacer, por recorrer. El recorrido es aprendizaje, errores cometidos para que no se vuelvan a cometer y siempre trato de mirar lo que falta, a dónde queremos ir, qué podemos cambiar, estar atentos a lo nuevo, siempre hay una forma de hacer las cosas mejor”.
Como empresaria analizó que para ser exitoso en nuestro país y en cualquier parte del mundo es “no hacer fiaca por lo que se hizo sino tener energía para lo que viene”.
Al mismo tiempo consideró que ser mujer frente a una empresa no fue un obstáculo, al contrario, “creo que no es una cuestión de género sino una cuestión de ganas, actitud, hacerte respetar, ser seria, hacer las cosas con compromiso, creo que pasa por ahí. Esto se los trasmito a mis hijas, cada una está en su área y nos tienen un respeto inmenso por la seguridad, el conocimiento que les brindamos y obviamente la confianza que le damos a la gente”.
De lunes a viernes, Gabriela es empresaria, toma decisiones, pero afirmó que sin lugar a duda, su pasión y cable a tierra son los fines de semana cuando cocina para su familia y amigos. “Estoy casada con un hombre que tiene cinco hijos y los fines de semana me gusta agasajarlos, que vengan 30 o 40 personas. Tengo una casa grande donde me gusta juntarme con mis primos, amigos, mis hijos, los amigos de mis hijos y disfrutar del encuentro, del momento, de bailar, de abrazarnos, de comer rico, de tomar un buen vino. Creo que mi pasión pasa por ahí, dar amor, me parece que ese es el mayor cable a tierra”, finalizó. ///