La chica que dejó todo para irse con el circo
Ailén Provoste es bailarina, acróbata y realiza números de fuerza capilar
Empezó a bailar a los cuatro años y un día conoció a un artista de circo y se interesó en ese mundo de acróbatas y trapecistas. Con los años se convirtió en artista circense y recorrió varios países.
De regreso en Necochea Ailén Provoste estuvo en el programa “Desde temprano”, que se emite por Ecos Radio, y habló de su experiencia y del gravísimo accidente que sufrió en Brasil.
Ailén aprendió el oficio de su pareja, que proviene de una familia vinculada al circo desde hace cinco generaciones.
Aunque cuando lo conoció, él se fue y ella quedó con ganas de aprender, por lo que ingresó en una escuela de arte circense que había en la ciudad: Más vale que circo.
Allí Lucrecia y Mercedes le enseñaron los conceptos básicos del arte circense. Mientras tanto, siete meses después reapareció el muchacho porque el que se había interesado en el circo y la invitó a irse con él.
Ella tenía 19 años y se fue a Olavarría con el circo. Allí, luego de trabajar en la boletería, le propusieron entrar a la pista y allí empezó como bailarina.
“El director artístico de circo nos ayudó mucho, por más de que tenía cara de malo, nos ayudó un montón y hoy en día se lo agradezco con todo corazón. Él me enseñó básicamente todo lo que sé: A caminar, a sonreír…”, explicó la joven.
Pero a ella le atraía la altura. “Mi pareja era el locutor y el trapecista y yo tenía curiosidad”, Ailén.
Aunque también tenía cierta aprehensión. “Cuando él actuaba al principio sí, ya después, como que ya me sentaba y miraba los detalles”, precisó.
“Yo empecé a ensayar con él. El primer número de altura fue en dúo con él”, recordó Ailén.
Y si bien a su familia no le gustaba la idea, no la cuestionaron, aunque todavía recuerda que su madre le dijo a su pareja: “Vos dejas que se caiga y yo te mato”.

La familia circense
Ya como acróbata y realizando números de fuerza capilar, Ailén comenzó a recorrer el país con el circo. “La primera vez que salimos del país fuimos a Uruguay y nos agarró la pandemia”, señaló.
“Estábamos en medio del campo, cerca de una ciudad muy chiquita. Así que llegaban donaciones de la gente, del pueblo, aceite, cosas básicas. Pero luego, los muchachos del circo, con mi pareja inclusive, iban en bicicleta a trabajar en una balanza de camiones, a cargar y descargar, para traer algo para comer porque los ahorros se van y ya no tenés nada para vender”, recordó.
Luego se fueron a Brasil y ante una nueva alerta de pandemia ella decidió regresar con su familia y su pareja se fue a México, a ver a los suyos.
La caída
Si bien el circo le permitió incluso viajar a Europa y visitar el Reino Unido, también la puso frente a una de las situaciones más difíciles de su vida.
Se encontraba en el circo en Brasil cuando tuvo un accidente con su pareja en una de sus presentaciones y ambos cayeron desde seis metros de altura.
“Ese día había salido todo perfecto. Fueron dos segundos. La caída fue tremenda y me desperté como 6 minutos después”, dijo Ailén, que solo recuerda una parte de la rutina y luego despertó en el hospital con una fractura en la clavícula y otra en la columna.
Cuando le explicaron las lesiones que había sufrido, ella pensó lo peor. “Me decía, no hay vuelta atrás, se me pasó toda la vida por la cabeza y dije, se terminó, ya está. Lloré toda la noche y recé como nunca había rezado”, recordó.
Su pareja se quebró el codo y se recuperó luego de un tiempo de terapia, pero ella quedó internada en el hospital de Florianópolis. De allí la derivaron a otro nosocomio de una ciudad más chica de donde era el dueño del circo, que se hizo cargo de todo.
En ese lugar le realizaron una cirugía y estuvo tres meses internada hasta que empezó a caminar. “Aunque no tenía ganas de nada, tenía que hacer caso”, dijo.
“Cuando me dieron el alta me sentaron al otro día y me dijeron que no iba a poder volver a trabajar, que me tenía que cuidar y hacer vida normal. Y yo dije, ya está, me voy a tener que sentar toda la vida en una boletería, a vender entradas o en un bar a vender comida y no quería”, explicó.
No obstante ello, finalmente y luego de mucha rehabilitación pudo volver a la actividad y fue precisamente aquí, en Necochea, en el Circo Lunara.
Ahora está esperando firmar un nuevo contrato para volver plenamente a la actividad. “Tengo dos maletas listas”, afirmó.///
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