La electrónica se hizo escuchar en el Centro Cultural Necochea
Participantes armaron sus propios tracks y compartieron sensaciones
ROCÍO MAGALÍ SÁNCHEZ
Para Ecos Diarios
Ayer por la tarde, el Centro Cultural Necochea fue sede de una experiencia sonora y creativa que acercó el mundo de la producción musical electrónica a jóvenes y adultos con inquietudes artísticas. Se trató del curso gratuito “Mi Primer Track”, que comenzó el pasado lunes y que se desarrolló en el marco del programa Electrónica Bonaerense, una iniciativa impulsada por el Instituto Cultural del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para descentralizar el acceso a las herramientas de creación musical.
Durante dos jornadas intensivas, de 17 a 21 horas, quienes asistieron participaron de una propuesta formativa que combinó teoría, escucha activa y práctica colectiva. La actividad, de modalidad presencial y acceso libre, estuvo orientada a brindar herramientas introductorias para la producción de música electrónica, con especial énfasis en la escucha consciente y analítica, la composición de sonidos y las posibilidades de ejecución en vivo.

Creando en vivo
Uno de los ejes centrales del taller fue el uso de Ableton Live, un reconocido software de producción musical utilizado a nivel internacional tanto en estudios como en presentaciones en vivo. Esta plataforma permite grabar, editar y mezclar sonidos de manera flexible, lo que la convierte en una herramienta versátil no solo para la música electrónica, sino también para géneros como el pop, el hip hop, el rock y la música experimental. A lo largo de las clases, los y las participantes aprendieron a manejar sus funciones básicas y a explorar las posibilidades creativas que ofrece.
Pero lejos de ser una clase tradicional, “Mi Primer Track” se presentó como un espacio interactivo donde la creación fue el eje central. Guiados por un facilitador especializado, los y las asistentes trabajaron en tiempo real en la construcción de tracks desde cero.
La experiencia fue totalmente interactiva y, por ejemplo, se proponía un sonido, se analizaba qué sensaciones despertaba, y en conjunto se decidía si debía sumarse o no a la composición. De esta manera, el grupo fue descubriendo no solo cómo se estructura una pieza electrónica, sino también cómo se expresan las emociones a través del diseño sonoro.
Durante el segundo día del taller, se pudo observar un público mayoritariamente masculino y de más de 30 años, que se mostró sumamente interesado y conforme con la experiencia.
Uno de los participantes destacó: “Esto es genial porque el uso de este programa no solo permite hacer música electrónica, sino que puede adaptarse a cualquier tipo de música. Te abre un montón de puertas”.
Los ejes del programa abarcaron la composición y producción de música electrónica, una aproximación a la interpretación musical desde el rol de DJ, la promoción de material inédito de productores y la creación de un espacio provincial de intercambio entre agentes del sector.
Además del trabajo técnico y creativo, también se abordaron aspectos vinculados a la experiencia laboral dentro del sector de la música electrónica. A lo largo de las clases, se ofreció un panorama general sobre las oportunidades que existen en este campo brindando así una oportunidad de capacitación integral profesional gratuita al alcance de todos.
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