La guerra, los judíos y Milei
Erika Rosenberg, buceando en la historia, halla un nexo con el actual presidente argentino
Por HUGO MÖLLER
Erika Rosenberg, al investigar sobre la vida y obra de Oskar y Emilie Schindler, matrimonio que salvó a más de 1200 judíos de la barbarie nazi durante la segunda guerra mundial, fue conociendo en profundidad aquel horror, así como detalles de la vida de sus protagonistas, el padecimiento de sus víctimas y múltiples episodios de aquella contienda bélica ocurrida entre 1939 y 1945.
Periodista, escritora y traductora, reside parte del año en Buenos Aires y resto en Alemania, donde brinda charlas y conferencias, no sólo sobre Oskar y Emilie Schindler, sobre los que escribió varios libros, sino también sobre coraje civil, igualdad, sexismo, discriminación y derechos humanos, bregando siempre por la paz. Y en cada temporada de verano no deja de pasar unos días en Necochea, donde posee una vivienda desde hace 47 años en la villa balnearia.
Allí, donde comparte sus horas con su esposo José y su perra caniche Daphne, Erika recibió el último sábado a este cronista, ahora como conductor de “El Ciudadano”, como lo hiciera en 1997 cuando le efectuara una extensa entrevista para “Ecos Diarios”, no sólo a ella, sino también a Emilie Schindler, quien por entonces residía en San Vicente, ciudad bonaerense ubicada a 51 kilómetros al sur de la Capital Federal.
Ambas presentaban el libro a través del cual aquella mujer físicamente pequeña, pero de una grandeza humana gigante, expresaba su verdad a través de palabras de Erika convertidas en texto.
Lo hacían con el auspicio de la Fundación Domingo Lubrano y la filial local de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores), que presidía Marta Rizzo de Baroni,
Tras haber acompañado a Emilie Pelzl de Schindler por el mundo, incluso hasta su muerte producida a los 93 años en octubre de 2001 en Alemania, Erika Rosenberg continúa difundiendo su vida, así como la de Oskar Schindler, de cuyo fallecimiento en 2024 se cumplen 50 años: se produjo el 9 de octubre de 1974. Tenía 66 años.
Más allá de la heroicidad de aquel empresario alemán que junto a su esposa logró salvar del Holocausto a miles de judíos empleándolos como trabajadores en sus fábricas de utensilios de cocina y munición, Erika es consciente de las contradicciones entre el bien que hizo Schindler a la humanidad y algunas actitudes en sus relaciones personales, incluidas sus numerosas infidelidades matrimoniales.
Pero considera que “no hay que encuadrar a una persona dentro de una postura”. Por el contrario, cree que las personas “somos una diversidad” y por ese motivo escribió una publicación titulada “Oskar Schindler, sus ayudantes desconocidos y los contrarios desconocidos”, porque “la acción que llevó adelante Oskar junto con Emilie no fue realizada sólo por ellos, sino por un conjunto de personas. Eran 33, algunos de la Gestapo y de las SS que, sabiendo de las actividades que desplegaban, los ayudaron”.
Un salto en el tiempo
Relatando aquellos tiempos de guerra, Erika Rosenberg hace un salto en el tiempo, llegando de alguna manera al presente. Lo hace al referirse a quien era jefe de Schindler en tareas de contraespionaje del Estado alemán: el almirante Wilhelm Canaris, para quien trabajaba también Emilie, que no se limitó a ser la esposa de Oskar, sino que también fue protagonista (aunque su acción fuera minimizada en el filme “La lista de Schindler”, de Steven Spielberg, estrenado en 1993).
“Cuando Alemania invade Polonia a pesar del pacto de no agresión, en 1939 y destruye Varsovia, Canaris, que no era nazi, dice: los hijos de los hijos de nuestros hijos pagarán por este desastre monstruoso”, revela la escritora. Y añade: “Canaris se entera en ese momento de que, escondido en uno de los recovecos de Varsovia, se encontraba Itzak Schneeson ¿Quién era Itzak Schneeson? Fue el creador de la orden de Jabad-Lubavitch, a la que pertenece el presidente Javier Milei”.
Efectivamente, Milei se hizo judío dos años antes de llegar a ser presidente “por la voluntad del creador”, tal como él lo señalara luego de haber triunfado en el ballotage de octubre pasado. Había sido acusado en público de antisemita, a mediados de 2021 y se acercó al judaísmo a través de Julio Goldstein (dirigente del Movimiento de Integración y Desarrollo), quien lo contactó con Tomás Pener, director del Movimiento Betar en Argentina.
El libertario quedó cautivado y adhirió fervientemente a las creencias religiosas y a las ideas políticas de este sector del judaísmo, afín al partido Likud, del actual presidente israelí Benjamin Netanyahu.
Posteriormente Milei fue generando vínculos con otras ramas del judaísmo, sobre todo con el movimiento Jabad Luvavitch. A punto tal que, además de estrechar relaciones con influyentes empresarios de esa rama, el actual jefe de Estado tiene como “guía espiritual” al rabino Axel Wahnish. Y lo primero que hizo al llegar a Estados Unidos, siendo presidente electo, en noviembre último, fue concurrir junto a su hermana Karina en el cementerio Montefiore de Nueva York a “El Ohel”, la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, conocido como “el rebe de Lubavitch”. Considerado milagroso, fue el séptimo líder de la dinastía jadisica Jabad Lubavitch. Murió en 1994.
“Como el Opus Dei”
Consultada sobre este movimiento denominado Jabad Lubavtich, Erika Rosenberg describe a sus integrantes como “judíos ortodoxos” que constituyen una organización “como cualquiera otra” y al hacer un parangón con el catolicismo, si bien aclara que no es especialista en teología, no duda en afirmar: “Diría que es como el Opus Dei”
Se refiere a “La Orden”, como también denominan a esta ala derechista de la Iglesia Católica que fundara el español Josemaría Escriva de Balaguer en 1928.
Con respecto a los miembros del movimiento Jabad Lubavitch, al que adhiere el presidente Milei, Rosenberg reitera que “son judíos ortodoxos que tienen sus propias formas de vida y que tienen pocos contactos con los judíos de la diáspora, muchos de ellos viven en Estados Unidos y también en Buenos Aires”. Sobre su fundamentalismo y su misoginia dan cuenta recomendables miniseries televisivas recientes como “Poco ortodoxa” “Shtisel” y “Diamantes turbios”, entre otras.
“¿Casualidad?”, se pregunta Erika: Y ella misma se responde: “Yo no creo en las casualidades. Eso lo dijo Einstein. Creo en las causalidades. Tienen un profundo sentir religioso y bíblico muy respetable, es verdad. Por eso creo en la palabra de Milei cuando dice que él se siente atraído por la sentimentalidad, por el pensamiento de Lubavitch”.
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