Una docente construye la primera casa hecha totalmente con ecoladrillos
Es de dos pisos y quiere que al terminarse sea un ejemplo a seguir para reducir la basura que se genera y dar vivienda a familias de bajos recursos
En la calle 53 entre 32 y 34 se puede observar una estructura de madera de dos pisos que tiene ya colocada las ventanas pero que aún no tiene terminadas la mayor parte de sus paredes. Mirando con más atención, se nota que las paredes ya hechas no son de cemento, como la mayoría de las casas, sino de barro.
Sin embargo, lo que más diferencia a esta construcción de las demás es lo que está adentro de las paredes de barro: ladrillos hechos con botellas plásticas rellenas de otros residuos que no son biodegradables.
Se trata de “ecoladrillos” un término que se le da a estas botellas que son rellenadas por plástico prensado, a tal punto que queda con la misma dureza que un ladrillo común, o incluso más.
Esto es un trabajo que se puede hacer en cualquier casa, reduciendo así de manera considerable los desechos y dándole a la basura un uso más que productivo.
Contagiando las ganas
La bióloga y docente Susana Retta, es quien impulsa esta iniciativa junto a su marido y con la ayuda de varias personas que le donan las botellas que van juntando en sus casas, ya con el plástico compactado en su interior.
Luego de haber estado un tiempo viviendo en Uruguay, Susana volvió a su ciudad natal y empezó a implementar la idea de los ecoladrillos en las diferentes instituciones educativas por las que iba pasando, ya que da clases en nivel secundario y superior.
Teniendo en cuenta que hacer uso de botellas plásticas significaría, en cierta medida, un perjuicio para el taller protegido ‘Todo Para Ellos’ que se encarga de procesarlas, Retta le dio una vuelta de rosca a la iniciativa y comenzó a rellenar solo las botellas de aceite que la asociación de amigos y padres del discapacitado no recicla.
“Con los alumnos hicimos muchas pruebas y notamos que, incluso sin lavarlas adentro y compactando bien todo, no genera ningún olor ni ocasiona ningún problema el aceite que le pueda quedar en el interior”, señaló Susana.
En estos años ha sido partícipe e impulsora de la creación de algunos bancos y de una casita para que jueguen los chicos en el patio interno del jardín de infantes 911.
Ir mejorando la técnica
Según contó, en el Colegio Danés también hicieron pruebas para pegar los ecoladrillos con la mezcla tradicional para cualquier construcción y con una mezcla a base de barro y paja. “Nos dimos cuenta que se podía utilizar cualquiera de los dos métodos pero, por algún motivo, permanecían mejor con el barro. A lo largo del tiempo fuimos tomando experiencia de cómo hacer todo mejor”, explicó.
También hay personas que se están haciendo casas o secciones en otros sectores pero la de Susana y su marido será la más grande ya que cuenta con dos pisos y varios ambientes. Además, es importante mencionar que será su única vivienda dado que hasta el día de hoy continúan alquilando. “Yo quiero que se termine y se vea que queda prolija porque mi meta es que se puedan hacer viviendas sociales o ayudar a gente que necesita. Que se vea que no por ser con cosas recicladas tiene que ser un rancho desprolijo”, aseguró la docente que ha ido aprendiendo por su experiencia y por la de otras personas del mundo que cuentan sus métodos a través de Internet.
Según se pudo saber, para hacer un monoambiente se requieren aproximadamente 6.000 ecoladrillos y por eso, la casa de dos pisos es un proyecto que puede demandar algún tiempo más en ser finalizado.
Creando bancos
Por su parte, Leonardo Herrera contó que hace tres años que, con un grupo de gente que lo acompaña, viene trabajando en la difusión y creación de ecoladrillos como un primer paso hacia un plan de basura cero, como el que impulsan otros municipios como San Cayetano.
Hasta el día de hoy, Herrera y su equipo ha podido hacer un “ecobanco” en la plaza de 572 y ribera y otro sobre la calle 50. Para los mismos se utilizó un total de 50 ladrillos hechos con botellas y unos 75 kilogramos de basura plástica separada y reutilizada. Además, están haciendo otros con baldes de veinte litros para que se sienten personas de manera individual.
“Hacer ecoladrillos significa reducir un 30% la basura domiciliaria diaria. Cuanto más duro es el plástico más se necesita fraccionarlo y se pueden usar desde botellones de shampoo hasta sobres de mayonesa para meter en la botella de manera bien prensada”, contó Herrera que ya tiene un acopio de unos 150 ladrillos y acepta la donación de quien quiera acercar más.
Finalmente, explicó que también se pueden hacer llenando las botellas con arena y cemento para aprovechar solo ese plástico pero, de esa manera, no se resuelve el problema de la gran acumulación de basura que se va generando todos los días.