La primera escuela fue un ranchito de adobe
Un año antes de la fundación, Angel I. Murga, entonces juez de paz, había comenzado a gestionar las primeras escuelas para el distrito
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El 29 de septiembre de 1880, Angel I. Murga, entonces juez de Paz del Partido de Necochea, enviaba una nota al interventor nacional en la provincia solicitando las primeras escuelas para el distrito.
“Tengo el honor de dirigirme a usted pidiéndole se sirva contestar sobre lo que paso a pedir, siendo este partido bastante poblado y rico, carece de un centro de población donde se podría tener escuela para educar los niños que en número de seiscientos y pico tiene”, comenzaba la nota de Murga.
Pasaron algunos años del pedido de Murga y las dos primeras escuelas fueron prácticamente levantadas a pulso por los propios necochenses.
Un rancho de paredes de barro que pertenecía a la señora Josefa R. González y que se encontraba ubicado en calle Mitre (hoy 60) entre Alsina (59) y Rivadavia (57) fue el lugar donde la hoy ya legendaria Dolores Rom comenzó a dictar clases en marzo de 1883.
Sus alumnos la llamaban Lola. Dolores Rom fue la primera maestra de nuestra incipiente ciudad. Cuando se fundó el pueblo de Necochea, sólo trece chicos del distrito recibían educación, por esta razón años antes Murga inició gestiones ante el director general de Escuelas de la Provincia, Domingo Faustino Sarmiento.
El 1º de marzo de 1883, desafiando toda precariedad, Dolores Rom comenzó a dictar clases en la que luego sería la Escuela Nº 2 y que en ese momento eran nada más que tres aulas con paredes de barro.
“Mi primera escuelita tenía 10 varas de frente por 6 de fondo. Era un ranchito de adobe en el que cabían más o menos bien mis 24 primeros alumnos”, explicó años más tarde Dolores. Muchos de los chicos venían a caballo de las chacras vecinas.
“Cuando los vi sentados en los rústicos bancos mi primer día de clase, pensé en lo terrible que sería mi tarea. La mayoría eran indiecitos y no sabían lo que era una letra. Mi padre me alentó y a veces venía a verme dar clase, mirándome por la ventana”, señaló.
“Fui poco a poco dotando a la escuelita de lo que le hacía falta”, recordó muchos años después. “Puse los horarios en marcos, ordené deberes en carpetas, hice la biblioteca en el armario del lavatorio que llevara la casa”.
“Cuando llegó el primer inspector me di un gran susto. Recuerdo que se detuvo una volanta en la puerta y descendió el inspector Leopoldo F. Bom y Angel Murga, fundador del pueblo. La puertita era tan baja que debieron inclinarse para entrar. Dicté frente a ellos mi clase, con elementos intuitivos y poco tiempo después era nombrada la primera maestra oficial de Necochea”, precisó.
La escuelita se trasladó tiempo después a la calle Sarmiento (58) entre Rivadavia (57) y Roca (55). Luego de tres años, ese modesto establecimiento se convertiría en la Escuela Nº 2.
Contemporáneo de ese colegio es la Escuela Nº 1, que tuvo como primer director al preceptor Remigio Alonso y que funcionó en un modesto edificio de ladrillos y adobe en la esquina de 57 y 56.
Según escribió Amalia Celina Dones en su “Breve historia de las escuelas”, en 1883 se constituyó el Consejo Escolar del distrito, que fue presidido por Tomás Aguerreta.
En 1911 la Escuela Nº 1 fue trasladada a la hoy calle 61 al 2469.
Sin embargo, la escuelita deambuló varios años más. Entre 1914 y 1926 tuvo su sede en avenida Del Valle y Paunero. De allí pasó de 1927 a 1930 a la calle 63.
Otros maestros
Según Luis Capurro, un viejo vecino de Necochea, Remigio Alonso fue el primer maestro de nuestra ciudad.
Sin embargo, al llegar a la ciudad Alonso instaló una agencia de galeras y estafeta postal. De acuerdo a Capurro, “Alonso fue el primer maestro de Necochea. No poseía título, pero tuvo a su cargo la enseñanza de una escuela oficial. En 1886 se casó en segundas nupcias con la maestra Corina Girado, que era empleada de la escuela de Lola Rom, y ese año se ausentó a Dorrego”.
Otros nombres que quedaron registrados en la historia de la educación de nuestra ciudad fueron Valeriana Setien, quien cursó la escuela primaria con Dolores Rom, fue nombrada maestra de 2º grado del mismo establecimiento donde cursó sus estudios.
Luego trabajó en la Escuela 4 y también en la 1. En 1900 asumió como directora de la Escuela Nº 9 y formó parte del cuerpo docente de la Escuela Normal Popular. Fue una de las socias fundadoras de la filial local de la Asociación de Maestros.
Otra docente inolvidable fue Manuela Murga, hija del fundador. Ella obtuvo el título de maestra elemental en la ciudad de La Plata. En Necochea fundó una escuela privada y en 1909 fue nombrada directora de la Escuela Nº 11.
Sebastián de María fue otro trabajador incansable de la educación necochense. Rector del Colegio Nacional, fundador del Centro Cultural “José Manuel Estrada”, impulsor de la Asociación Cooperadora, la biblioteca y el Museo de Ciencias Naturales, fue ante todo un gran docente. Aunque su nombre ha quedado ligado a la Usina Popular Cooperativa, surgida a partir de su iniciativa.
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