La rambla continúa en un estado deplorable y desde hace 47 años espera el progreso que nunca llegó
Cuando se demolió el edificio, entre julio y agosto de 1970, se adujo que era para un adelanto y desarrollo, pero desde aquel momento sólo quedaron ruinas
En la zona céntrica, en el corazón de la Villa Díaz Vélez está ubicada la rambla, o para mejor decir, la base o la explanada de lo que hace muchos años fue la rambla, aún recordada porque quienes ya superan los 60. Era un imponente edificio que se levantaba a orillas del mar, con un amplio salón de esparcimiento y confitería, que mucho aprovecharon los jóvenes en las décadas del 50 y 60. Aquella imponente edificación, se demolió hace exactamente 47 años, ya que como se reflejó en aquel momento, “sucumbió ante la tenaz piqueta que empuña el progreso”.
Pero en realidad, si observamos hoy el sector, nos encontramos con que aquel progreso del que tanto se hablaba en 1970 cuando fue demolido el edificio, nunca llegó, hasta el momento, 47 años después, no se ha hecho presente.
En su esplendor
Quienes hoy tienen 70 y 70 y pico y conocieron a la rambla en su esplendor, recuerdan la confitería, las galerías, las escaleras hacia la arena para salir a observar el mar y las cálidas noches estrelladas, en las que la tenue luz de la luna hacía brillar las olas, aportándole el toque de romanticismo a las veladas de cada verano.
Pero hoy, 47 años después, aunque en la superficie, no en el fondo del mar, esta historia hace recordar a la del “Titanic” (el recordado transatlántico hundido en 1912), porque todo aquel esplendor, hoy choca contra las ruinas de lo que alguna vez fue la rambla, la que para muchos forma parte de la historia romántica de la ciudad.
Aquellas escaleras de las que hablan los memoriosos, hoy ya prácticamente no existen, porque en apenas dos o tres escalones ya quedan enterradas en la arena. En un costado de la explanada central de la rambla, donde oportunamente se habían construido algunas dependencias, como sala de primeros auxilios y sanitarios, los que hace muchos años quedaron abandonados y en reiteradas ocasiones fueron usurpadas, hoy tienen algunas montañas de arena adelante, las que se arrojaron precisamente para tapar los accesos y que ya nadie usurpe el sector, además de tapar el muy feo aspecto que tiene desde hace años ese lugar subterráneo.
En principio, si analizábamos la idea inicial del Ejecutivo era buena, porque ese lugar, que estaba en pésimo estado, al no utilizarse para nada, una muy buena opción era la de llenar todo ese “pozo” con arena, sobre esa arena colocar tierra negra y luego forestar y parquizar, algo que sin dudas sería un acierto, porque además de tapar todo ese adefesio, le daría una imagen renovada al lugar, al que también se le podría dar una mejor utilidad, colocando mobiliario urbano y farolas.
Sólo montículos de arena
Pero esa buena idea, sólo quedó en eso, porque se dio apenas un primer paso, se colocaron montículos de arena únicamente para tapar los accesos a los lugares subterráneos que antes eran usurpados, aunque al no fijarse la arena, en algunos de esos huecos que alguna vez tuvieron puertas, la arena se ha movido y queda espacio como para poder ingresar, por lo que ha quedado todo a medias, donde además crecen yuyos y brindando un aspecto deplorable, a lo que también se suma la desidia de la gente, que tira basura, restos de colchones, de sillas, botellas, cajas y todo tipo de desechos que arrojan con total descaro e impunidad, estropeando mucho más el panorama.
Para el verano pasado se inauguró en la explanada central de la rambla una fuente de agua iluminada, aunque ya desde hace tiempo tampoco se la ve en funcionamiento, ya que oportunamente se había indicado que se habían robado algunos picos por donde sale el agua. De todos modos en esa zona, si bien no está reluciente, no se la ve en malas condiciones, pero en el sector del costado, es directamente poco menos que un basural y un adefesio en pleno centro, en el corazón de la Villa Díaz Vélez.
Aquel edificio de la rambla que alguna vez fue orgullo de la ciudad y que quedó guardado como un grato recuerdo para necochenses y turistas, y que después fue demolido por la “piqueta del progreso”, lamentablemente ese progreso nunca llegó y casi 50 años después es sólo ruinas y mugre en un lugar estratégico de la ciudad.///