La Rambla: pasado y presente de un lugar simbólico de la ciudad
Su antiguo edificio congregó a multitudes durante décadas. Allí funcionó la escuela Nº 28. Fue demolido en 1970. Un paseo en el corazón de la costa, epicentro de grandes celebraciones deportivas
RAÚL JÁUREGUI
Redacción
La Rambla municipal, su pasado y presente, fue el tema semanal en la columna radial basada en el Archivo de Ecos Diarios y que forma parte del programa “Desde temprano”, por Ecos Radio.
En la ocasión se recordó que la Rambla se construyó en la década del 30, cuando era intendente José Pucciarelli, y el 15 de enero de 1939 el gobernador Manuel Fresco llegó a la ciudad para inaugurar el actual edificio municipal de calle 56 entre 59 y 61, y la nueva estructura de la rambla municipal.
El edificio de una planta y construido en cemento armado con una parte de mampostería y revoques en imitación piedra, tenía 150 metros de longitud por 5.500 metros de superficie cubierta.
Una amplia confitería que daba hacia el mar, locales gastronómicos y de venta de artículos ligados al turismo, una sala de atención primaria y una para los guardavidas conformaban el amplio edificio color blanco, donde sentarse a tomar un refresco observando el mar, caminar por su amplia explanada y sacarse infinidad de fotografías pasó a ser un disfrute para turistas y necochenses. Una especie de primera postal de la ciudad, si se quiere.
La estructura estaba apuntalada por columnas de hormigón y en la parte baja, con vistas hacia los laterales y de cara al mar, había grandes pórticos a través de los cuales se ingresaba al interior, donde había arena: un sitio ideal para los niños para jugar y de refugio cuando cambiaba el viento y malograba un día de playa.

Clases frente al mar
Durante la columna radial también se hizo mención a que, además de centro comercial y social, la Rambla albergó a una escuela: la N°28, creada el 26 de julio de 1945, que al no tener edificio comenzó a funcionar en locales del edificio frente al mar.
María Luisa Chassagua de Gil fue la primera directora del establecimiento, que a pesar de la falta de comodidades para los alumnos, funcionó allí hasta mediados de 1955, en la que el establecimiento se trasladó a su sede propia de 8 y 85.

La demolición
Con los años la Rambla fue perdiendo esplendor, algunos de sus locales estaban cerrados aún en el verano ante la falta de interés de los comerciantes y su estructura dejó de tener el mantenimiento adecuado.
Con el crecimiento de la Villa Díaz Vélez y la llegada masiva de turistas, para fines de los 60 la Rambla se había convertido en un edificio completamente obsoleto, y un impedimento para observar el mar en la parte central de la costanera.
Fue así que a fines de julio de 1970, durante su primer mandato del intendente Alberto Vicente Percario, comenzaron los trabajos para demoler el histórico edificio y convertir la Rambla en la explanada que hoy conocemos.
La decisión tuvo algunas resistencias por parte de nostálgicos, aunque la mayoría vio con buenos ojos la demolición, con el justificativo de despejar la vista al mar.
Vale recordar que por entonces no estaba el concepto actual de reciclar antiguas construcciones, aunque la Rambla no era tentadora.

Las últimas décadas
En las décadas del 90 y 2000 la Rambla tuvo una especie de puente o pasarela en alto, desde donde se comandó fiestas de inauguración de la temporada, incluyendo elecciones de reinas. Junto a ella se construyó una fuente, que durante años mediante una concesión mantuvo una empresa local de indumentaria.
Dicho puente fue demolido allá por 2015, ante el peligro de que cayeran personas en los masivos festejos de campeonatos de fútbol, donde la Rambla sigue siendo “el lugar” elegido por todos.
En la columna de Ecos Radio también se dio cuenta que en 2005 un grupo de privados de empresarios y profesionales presentó a la Municipalidad, durante el gobierno de Daniel Molina, un proyecto “de recuperación” de la rambla histórica. Contemplaba una edificación, con ingreso peatonal, espacios verdes y una gigantesca rotonda peatonal al medio, en la cual funcionaría un Museo del mar. La iniciativa no prosperaría.
El mantenimiento por parte del municipio durante las últimas décadas fue dispar, generalmente dándole una lavada de cara antes de cada verano.
A su vez durante algunos años el lugar sufrió actos de vandalismo, roturas y pintado de grafittis, mientras que en parte baja se refugiaban personas en situación de calle, con peleas periódicas y demás.
En este plano es justo decir que la actual administración municipal actualmente mantiene el lugar en óptimas condiciones.
En algún momento se había hundido el piso en un sector de la explanada y resquebrajado parte de las paredes laterales, lo que hizo dudar sobre la seguridad de la estructura, aunque las roturas fueron subsanadas. Asimismo se rellenó el interior, sellando las viejas aberturas, con lo cual no se puede ingresar a la parte interior.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión