La rotura de un vidrio y una causa por daño que terminó en tragedia
En agosto comenzará el juicio por la muerte de Noa Suárez en la Comisaría de Quequén
La aprehensión de un joven por la rotura de un vidrio, que debió durar unas horas y ser caratulada como una simple contravención, finalizó de la peor manera: con una muerte y un escándalo que arrastró a cuatro policías.
En unos días, va a comenzar una nueva instancia de una causa judicial que ha atravesado un larguísimo proceso que ya lleva nueve años.
El 5 de diciembre de 2014, Michel Noa Suárez fue demorado por un incidente en el que no se sabe si participó. Horas después falleció en extrañas circunstancias en la Comisaría Segunda de Quequén.
Como ocurrió años antes con el ajedrecista Saúl Canessa, todo hace sospechar que fue víctima de la violencia policial.
Suárez fue aprehendido luego de que alguien rompió la vidriera de un local de un partido político en la calle 519.
Si bien no se sabe si Noa tenía alguna vinculación con el hecho, como se encontraba cerca del lugar, fue aprehendido y trasladado a la Comisaría Segunda.
Horas después fue llevado al Hospital Municipal “José Irurzun” cuando ya agonizaba. Según la versión de la Policía, se había colgado en un sector de la Comisaría donde alojan a los contraventores.
A pesar del tiempo transcurrido, el proceso judicial ha registrado varias interrupciones y en ese tiempo han fallecido la mayoría de los familiares de Suárez, por lo que ya no quedan muchas personas que pidan justicia por él.
Por otro lado, los cuatro policías que se hallaban de guardia en la dependencia policial en el momento del luctuoso hecho se encuentran procesados hace años y esperan que se resuelva de una vez su situación.
Los efectivos acusados de “homicidio culposo y severidades” son: Fernando Pérez Zenatti, Matías Germán Larrea, Yanina Paola Mohana y Héctor Daniel Allamanla.
En el lugar equivocado
Michel “Noa” Suárez murió en la madrugada del sábado 6 de diciembre de 2014. Según la versión policial, el joven apareció ahorcado en una dependencia que le dicen “locutorio”.
Suárez había sido apresado rato antes por personal policial, acusado de participar en la rotura de vidrios de un local político, en la calle 550 entre 519 y 521, de Quequén.
Según informó en su momento la Jefatura Departamental, a través de un parte de prensa, alrededor de la medianoche de ese 5 de diciembre, el joven había sido aprehendido en plena vía pública, mientras que otros individuos que estaban con él, lograron escapar de los uniformados.
Hubo vecinos del sector que observaron a un grupo de jóvenes provocando destrozos, por lo que se considera que eran al menos, entre dos y tres individuos los que se desplazaban por esa zona de Quequén.
Michel Suárez quedó alojado en un sitio denominado como “locutorio”, en la Comisaría Segunda de Quequén, donde comúnmente se ubican a los aprehendidos hasta que la Justicia decide su detención o liberación.
En circunstancias “normales”, horas después el joven debió ser liberado, ya que sólo podía imputársele un delito de “daño”.
Pero, según los policías, Noa fue encontrado colgado y aún presentaba signos vitales. Por ello se solicitó la presencia de una ambulancia en la Seccional Segunda.
Lo insólito es que, a pesar de su condición, los policías trasladaron al joven esposado al Hospital Irurzun, de Quequén, donde falleció.
En la guardia de ese nosocomio, Suárez falleció alrededor de la 1 de la madrugada y horas después la autopsia practicada en el Hospital Municipal Ferreyra indicó que el deceso se produjo por ahorcamiento, de acuerdo con el informe del médico de la Asesoría Pericial Carlos Rodríguez.
La Fiscalía fue notificada del episodio y se iniciaron actuaciones por “averiguación causal de muerte”.
Asimismo, se instruyó un sumario administrativo en el área de Asuntos Internos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires para determinar las responsabilidades de los policías que estaban en la comisaría esa noche.
Pero para la familia del joven, la responsabilidad de la muerte es de los agentes que estaban en funciones en la Comisaría Segunda, donde se encontró al joven ahorcado con los cordones de sus zapatillas y de la malla que llevaba puesta.
Los parientes de Suárez consideran que fue golpeado duramente en el procedimiento callejero que derivó en la aprehensión y posterior traslado a la dependencia oficial.
El calvario de la familia
La causa iniciada tras los reclamos de la familia de Noa Suárez, ingresó poco después un limbo judicial.
El juicio había comenzado el 1º de septiembre de 2020 pero debió postergarse cuando uno de los imputados contrajo Covid.
Recién se reanudó en febrero de 2021 y parecía que finalmente se iba llegar hasta el final del debate, pero se postergó una vez más luego de que la jueza Mariana Jiménez se declarara incompetente.
El lunes 25 de agosto del año pasado se produjo un nuevo capítulo en la controvertida historia cuando la causa pasó del Juzgado Correccional al Tribunal Criminal Nº 1.
Por aquellos días el abogado de la familia Suárez denunció un bloqueo procesal en el Departamento Judicial de Necochea para que la causa no avanzara.
Los cuatro policías que están imputados optaron por ser juzgados con la participación de jueces técnicos, evitando de esa manera, la participación de los “jueces del pueblo” (un jurado popular).
Violencia institucional
La muerte de Michel “Noa” Suárez en la Comisaría de Quequén recuerda, como se indicó, a la del joven ajedrecista Saúl Canesa, que había sido aprehendido y alojado en la Comisaría Primera, supuestamente por estar borracho.
Estos dos casos a otros dos en los que la violencia institucional también dejó víctimas fatales: el homicidio de Gastón Díaz y el de Gustavo Martín Moreira.
La muerte de Díaz, en la madrugada del 1º de enero de 2007, conmocionó a la ciudad y cobró trascendencia nacional al conocerse cómo se desarrollaron los hechos.
El joven fue víctima de gatillo fácil. Un disparo en la nuca, a muy corta distancia, puso fin a la vida de Gastón, que había salido a festejar el Año Nuevo con sus amigos y tuvo la desgracia de verse envuelto en los disturbios que fueron reprimidos por la policía con un irracional uso de fuerza.
En el mismo incidente, en inmediaciones de 26 y 79, otro policía disparó contra el primo de Gastón, pero no llegó a herirlo.
En tanto, la muerte de Moreira se produjo en la madrugada del 10 de octubre de 2008, en un descampado de la calle 106 entre 57 y 55, luego de un confuso incidente.
Se cree que Moreira trataba de “colgarse” del servicio de cable cuando llegó la Policía y al huir fue baleado por la espalda.
Lo paradójico del hecho es que el padre de Gustavo era policía y él también había intentado ingresar a la fuerza pero no pudo hacerlo por su aversión a las armas.
Los policías acusados por las muertes de Díaz y Moreira fueron condenados a prisión perpetua.///