La Sociedad de Beneficencia, un modelo de solidaridad
Se fundó el 24 de junio de 1893 con el trabajo desinteresado de un grupo de mujeres. Dos años más tarde fundaron el primer hospital de la ciudad
JUAN JOSÉ FLORES
Redacción
El 24 de junio de 1893 cuando la vida de Necochea se hallaba dando sus primeros pasos, se creó la Sociedad de Beneficencia “Protectora de los Pobres”, que años más tarde logró fundar el primer hospital de la ciudad.
La institución, creada por impulso de Marina G. de la Moneda, siguió el modelo de las sociedades de beneficencia surgidas en distintos lugares del país desde principios del siglo XIX.
Tras la independencia del país, la provisión de asistencia social y sanitaria en Argentina experimentó una profunda transformación, pasando de modelos caritativos de raigambre colonial a sistemas de beneficencia más estructurados y públicos.
Originalmente, la caridad era eminentemente religiosa, con la limosna y el recogimiento de los pobres en hospicios como prácticas centrales, a menudo bajo la gestión de corporaciones eclesiásticas como la Hermandad de la Caridad, fundada en Buenos Aires en 1727, que también administraba hospitales y orfanatos.
Un profundo cambio
A medida que el siglo XIX avanzaba, se produjo un cambio hacia un sistema de beneficencia pública y caridad privada que buscaba ser más "racional" y eficiente.
La Sociedad de Beneficencia de Necochea, al operar en este contexto de finales del siglo XIX, se inscribe en esta modernización de la asistencia social, adoptando prácticas más estructuradas y orientadas a la provisión de servicios institucionales como un hospital.
Este cambio de una caridad basada en la limosna y el recogimiento a una beneficencia más activa y racionalizada, con un enfoque en la disciplina y el trabajo, refleja una profunda transformación social en Argentina.
Las "Sociedades de Beneficencia" se establecieron como instituciones fundamentales en este panorama. La "Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires," fundada en 1823 por Bernardino Rivadavia, sirvió como un modelo precursor. Administrada por mujeres de la élite y financiada mediante fondos públicos y donaciones privadas, estas sociedades llegaron a ejercer un monopolio significativo en la ayuda social, fundando y gestionando numerosas escuelas, especialmente para niñas, y hospitales.
El primer hospital
Dos años después de la creación de la entidad, se logró el objetivo de crear el primer hospital de la ciudad.
“La comisión directiva del Hospital de Caridad -como rezaba la respectiva documentación- fundado en Necochea el 12 de mayo de 1895 por la Sociedad de Beneficencia protectora de los pobres, estaba integrada por la presidente Cruz P. de Murga; vice, María B. de Salcinés; tesorera, Purificación R. de Trilles; protesorera, Eustaquia D. de Olivera; inspectoras, Carmen M. de Moreno, Natalia G, de Fernández y Juana A. de Battioni; secretaria, Manuela I. Murga; prosecretaria, Estéfa Espetal; vocales, Matilde L. de Dozo, Mariana E. de Canosa, Julia Uriarte, Rosa C. de Perijo y Ramona R. de Oribe. Padrinos: Margarita V. de Pieres y Emilio Castellano”.
En 1896, en coincidencia con los festejos del aniversario de la ciudad, se colocó la piedra fundamental del futuro edificio del Hospital “Díaz Vélez” en la intersección de la Av. 42 y Jesuita Cardiel.
La Sociedad de Beneficencia atendió desde sus comienzos ese nuevo hospital, que fue un establecimiento modelo, levantado y sostenido por este laborioso grupo de damas.
La obra brindaba bienestar social a través de la atención de la salud de las clases más necesitadas, para su mantenimiento necesitaba de la ayuda del vecindario y no contaba, de forma continua, con subvenciones de los gobiernos nacionales, provinciales o del municipio.
A pesar de las dificultades en 1904 inauguraron una nueva sala para enfermos. Los esfuerzos para sostenerlo eran inmensos, los enfermos eran bien atendidos, tenía buen servicio de cocina, el servicio médico estaba bien dirigido, por lo que cuanto más prestigio ganaba entre la población, más necesidades surgían y la Sociedad de los Pobres comenzó a tener déficit en sus finanzas.
Necesidades
A fines de 1921 se comentaba la necesidad de contar con un hospital municipal, porque
a pesar de la buena voluntad del personal del Díaz Vélez y por el crecimiento de la población ya resultaba chico.
Evocar la vida del viejo hospital es poner en valor los esfuerzos de las damas de la Sociedad para mantenerlo. En 1926 necesitaba una sala para enfermos contagiosos y delicados, y otra para mujeres. Por iniciativa del diputado nacional Dr. Leopoldo Bard se había aprobado un presupuesto de 50 mil pesos para erigir un pabellón de mujeres y otro de niños.
Es de destacar que en el primer año de servicio el hospital atendió siete enfermos y al siguiente fueron nueve. Cifras irrisorios si se comparan con las del año 1944, cuando en
plena actividad se alcanzó un récord de 2.221 enfermos internados y 25.927 por consultorios externos.
Los tres primeros médicos que prestaron servicios fueron Fernando de la Moneda, Anselmo Ochoa y Alberto Nazarre, que eran los únicos facultativos radicados en Necochea.
A pesar de los contratiempos que atravesaba este pequeño establecimiento sanitario, recién en diciembre de 1943 se inauguró el actual Hospital Municipal Emilio Ferreyra.
No obstante ello, la caridad permitió la continuidad del hospital, con donativos, en 1946, se renovaron las viejas estufas de querosén por estufas Istilart a leña y para afrontar el gasto se realizaron suscripciones entre los comercios y empresas locales.
Oportunamente, la Dirección de Arquitectura provincial anunció obras de ampliación que comprendía un anexo para enfermos infectocontagiosos, adjudicada a la empresa
constructora local de Roco Tomagra. Pero, el 18 de diciembre de 1950 fue su último día de actividad, el cierre fue dispuesto por la Sociedad de Beneficencia.
Los pocos enfermos que quedaban internados fueron trasladados al Hospital Ferreyra, y se cerró un valioso ciclo en asistencia hospitalaria, que se remontaba a fines del siglo anterior.
Durante un tiempo el edificio fue usado como morgue, años después dio albergue a los niños de la Escuela diferenciada N° 502. En 1979, tras años de abandono y debido al riesgo de derrumbe que presentaba la estructura, fue demolido.///
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