La "telaraña digital" estira las horas y la jornada laboral se hace infinita
¿Hiperconectividad, tecnología, magia? No: más trabajo y menos concentración.
Hasta hace poco, la revolución digital prometía liberarnos de las ataduras del horario tradicional de oficina, y hasta de la mayor parte del trabajo, pero datos más recientes nos revelan que se viene logrando exactamente lo contrario. Según el nuevo informe de tendencias laborales de Microsoft, titulado "Desglosando la jornada laboral infinita", los trabajadores actuales están atrapados en un ciclo constante de actividad que se extiende desde el amanecer hasta altas horas de la noche.
La investigación, basada en millones de señales de productividad agregadas de Microsoft 365 a nivel mundial, pone en relieve una realidad preocupante: el 40% de los trabajadores madrugadores ya están revisando correos electrónicos a las 6 de la mañana, escaneando bandejas de entrada desbordadas con la esperanza de adelantarse al día que les espera.
Esta hiperconectividad temprana marca el inicio de lo que Microsoft denomina la "jornada laboral infinita", un fenómeno donde los límites entre trabajo y vida personal se desdibujan. Los números son elocuentes: el trabajador promedio recibe 117 correos electrónicos y 153 mensajes de chat de Teams al día, la mayoría revisados en menos de 60 segundos.
"El que mucho abarca, poco aprieta", se decía antes. En base a esa sabiduría ancestral podemos inferir que la velocidad, la variedad y la cantidad de comunicaciones que se reciben, hacen que nadie esté apretando mucho que digamos. O no esté contestando demasiado, lo que es otro tema del hoy.

Olvidate de la concentración
La avalancha digital no solo extiende las horas laborales, sino que fragmenta el tiempo de concentración. Es decir, los períodos en los que uno se enfoca para profundizar un tema son cada vez más difíciles de conseguir. A las 8 de la mañana, Microsoft Teams supera al correo electrónico como canal de comunicación dominante, lo que acelera el día, dado que los tiempos de reacción en esta plataforma suelen ser inmediatos. Cada notificación, aunque parezca pequeña individualmente, contribuye a establecer un patrón de interrupciones constantes.
El problema se agrava durante las horas más productivas del día. La mitad de todas las reuniones tienen lugar entre las 9 y 11 de la mañana y entre la 1 y 3 de la tarde. "Precisamente, cuando los ritmos circadianos naturales generan picos de productividad", explican desde Microsoft, y plantean que, en lugar de aprovechar estos momentos para trabajo de concentración profunda, las organizaciones los llenan con un "carrusel de llamadas" que secuestra el tiempo más valioso.
Una nueva normalidad
Los datos revelan tendencias en la evolución del trabajo. Los correos masivos con más de 20 destinatarios aumentaron un 7% en el último año, mientras que la comunicación uno a uno disminuyó un 5%. Los martes se convirtieron en el día con mayor carga de reuniones (23%), contrastando con los viernes, que apenas alcanzan el 16%.
Pero lo que más alarma es la extensión del trabajo hacia horas tradicionalmente reservadas para el descanso (que, como decimos por acá, se despide con un "adiós"). Las reuniones nocturnas después de las 8 de la noche aumentaron un 16% interanual, y el trabajo en fines de semana también muestra una tendencia ascendente. Y el 57% de las reuniones son improvisadas, lo que añade una capa adicional de impredecibilidad a calendarios.

Los planes de una jornada ordenada pueden verse muy afectados por la hiperconectividad digital.
Ahora, ¿quién podrá ayudarnos? La inteligencia artificial, por supuesto. Pero no tanto, la investigación de Microsoft advierte sobre un obstáculo fundamental: utilizar la IA para acelerar un sistema ya roto podría empeorar la situación. Los cráneos de Redmond razonan que la IA ofrece una salida potencial del "fango" de la jornada infinita, pero solo si se combina con una reinvención completa del ritmo de trabajo.
O sea que hay que hacerse cargo. Será tarea de las personas y de las organizaciones poner límites para arreglar esto. Ni las máquinas ni el Chapulín podrán redefinir la situación.
Pensar nueva forma de trabajar
Los datos de Microsoft no solo diagnostican el problema, sino que apuntan hacia la urgencia de evaluar de manera seria cómo se organiza el trabajo en la era digital.
Como sugiere el informe, la "telaraña digital" que conecta a los trabajadores las 24 horas del día convirtió en una trampa que reduce la productividad real mientras aumenta la sensación de estar siempre "ocupado".
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