Las “bajadas”, un clásico de cada fin de año que ya lleva casi siete décadas
Modas e historias en los bailes de egresados en la ciudad. De las escaleras del club Rivadavia a las actuales de Centro Vasco
RAÚL JÁUREGUI - Redacción
Las denominadas “bajadas” de egresados que se celebran en Necochea cada fin de año desde hace unas siete décadas, fueron tema de la columna basada en el archivo de Ecos Diarios, que cada semana integra el programa “Desde temprano”, por Ecos Radio.
En principio se destacó que el término popular de “bajada”, sin antecedentes similares en otros lugares del país, surgió por el lugar donde empezaron estas fiestas: el salón del Club Atlético Rivadavia, con sus dos escaleras laterales desde las cuales descendían el egresado y su acompañante, que generalmente eran los padres o novios-novias
Los bailes de egresados en el salón rivadaviense empezaron a fines de la década del 50 en una, si se quiere, flamante sede ya que se inauguró en 1953.
Hasta entonces los acontecimientos sociales con estudiantes eran las tertulias; el baile de la Primavera en el salón de actos de la Municipalidad o las veladas en el Teatro París, con cómicas actuaciones de los alumnos imitando a los profesores y que quedaran de lado al prohibirse a partir del golpe militar del 76.
Las noches especiales de antes consistían en la bajada de las escaleras con el fondo de un tema musical elegido por el egresado o egresada, costumbre que ocurrió desde los 70. El estudiante, tras descender recibía una rosa y se trasladaba hacia su mesa familiar, para luego dar paso al brindis, el vals y un alegre baile grupal del curso completo para continuar la fiesta hasta un máximo de las 3 y media de la madrugada.
Estas celebraciones, en principio eran organizados por alumnos de Cuarto año, que agasajaban a los de Quinto y de esa forma también juntaban dinero para sus viajes de egresados. Luego pasarían a ser realizados por privados.

Conductores y fotógrafos
Seguidamente se apuntó que las bajadas han tenido siempre como protagonistas a los conductores, que van presentando a los egresados con estilos distintos.
De los tiempos de los festejos en Rivadavia se recuerda a Horacio Castelli, con su tradicional latiguillo “Palmas, palmas”, y otros presentadores han sido María José Hegui, Osmar Ciotti , Jorge Mondi, César San Román, Raúl Olivera, Néstor Chalde y Adriana Fazio, por citar algunos; con fotógrafos como Oscar “Chocolate” Vallejos, Abel Del Castello y los Rizzo; y las filmaciones de Roberto “Tito” Nebot, recordando a otros “actores” de estos eventos.
Una curiosidad es que en los primeros años se convocaba a una orquesta para amenizar y sobre todo tocar el vals, siendo contratados para tal fin Ernesto Occhionero y su conjunto, con Enrique Villar y la Washington Tropical, con Néstor Caldera, entre otros animadores.
Maquilladores, peinadores, mozos, cantineros, remiseros y taxistas también juegan su papel en estas inolvidables noches.
El “reino” del Centro Vasco
Si bien algunos recuerdan bailes de egresados en el salón de la Sociedad Rural, al fondo de la avenida 59, en el edificio Royal, complejo casino¸ Club Huracán o Sociedad Española; desde hace unos 15 años comenzó la era del Centro Vasco como sede de esta celebración de fin de año, adaptando una nueva estructura de escalones de madera para los descensos, con la organización de Gran Playa Eventos.
Con el paso de los años la “bajada” se fue modernizando y hoy es un impactante show de luces naturales y láser, máquinas de humo, papelitos y cuatro pantallas gigantes diseminadas en el salón de la avenida 58.
A diferencia de antes, tras una coreografía del grupo que egresa en medio del salón, cada egresado hace una “bajada” informal, que es un “acting” que puede ser una coreografía o “sketch” cómico, con disfraces y hasta bailes de folclore; para dar luego paso a la tradicional con su acompañante.
Si bien la “bajada” arranca a la medianoche y se extiende hasta las 2 de la madrugada aproximadamente, las estrellas de la noche, es decir los egresados y familiares, van al club tipo 19.30 para hacer una serie de fotos de estudio, en un set montado, posando como modelos y bien “cancheros”. Una cuestión diferente a las viejas ediciones es que las fotos, no menos de una docena, se entregan en la misma noche del baile.
El equipo de trabajo de los bailes de hoy está compuesto por el animador y locutor Emiliano Gauna; el musicalizador Agustín Funes; en videos Agustín “Twingo” Torres y Fabio Aggio, dirigidos por el experimentado Emilio Hoses; en fotografía Federico Obregón, Mauro Pérez y Natalia Dabadie y en iluminación, Agustín Taverso.
Modas según pasan los años
En la continuidad de la columna radial, se comentó que si bien han transcurrido casi siete décadas y varias generaciones, hay cuestiones que no han variado, en especial la vestimenta de gala de los protagonistas: antes esmoquin en el caso de los chicos, con faja y moño, y en algunos años camisa blanca con tiradores; y ahora trajes y en algunos casos con zapatillas en vez de zapatos. En el caso de ellas siempre con vestidos vistosos y de gala, peinados especiales y maquillajes que hacen a una noche glamorosa.
En los mejores años, se llegaban a hacer 40 fiestas entre noviembre y diciembre, mientras que en los últimos tiempos se han reducido a unas 25 como máximo, los viernes y sábados. En tanto el promedio de alumnos es de 25 chicos por baile.
Las bajadas siguen siendo la movida de los jóvenes y familiares por excelencia de cada mes de noviembre y diciembre. Una noche de diversión y emociones que perduran en la memoria de ya varias generaciones.
En el final del diálogo se hizo mención a la posibilidad de que el año que viene los bailes vuelvan a realizarse en el Club Rivadavia, compartiendo con la sede de Centro Vasco.
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