Las contradicciones del Gobierno nacional rayanas en el absurdo
Quedan en evidencia cuando se dice una cosa y se hace otra. El velorio de Maradona fue un caos pro pandemia y siguen extendiendo la etapa de distanciamiento
Un día después del velorio de Diego Armando Maradona, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunció muy suelto de cuerpo la extensión del Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Dispo) hasta el 20 de diciembre, con el supuesto objetivo de seguir previniéndonos de la pandemia. En principio, todo suena, por lo menos, ilógico e irrisorio, sobre todo, después de haber visto la muchedumbre eufórica que se amontó para despedir los restos del ídolo en la Plaza de Mayo en calles y avenidas que convergen hacia la Casa Rosada. No sólo porque era imposible el distanciamiento y se vio escaso uso del barbijo, sino también porque se dieron besos y abrazos entre familiares, conocidos y desconocidos, hinchas de Boca y River, artistas y funcionarios, algo que resultó a la larga una tomada de pelo al resto de la población, mandando los cuidados emanados desde el centro del poder a parar a “cualquier lado”. Las contradicciones son una constante en el Gobierno nacional. Por un lado, implementó una cuarentena exageradamente larga, con clases suspendidas desde marzo como no ha ocurrido en otras partes del mundo síndrome del disparate visto el jueves pasado y ahora, sigue extendiendo la etapa del distanciamiento y generando cada vez más protocolos para habilitar actividades.
Hay rubros de la economía que ni siquiera pudieron volver a abrir todavía porque supuestamente son lugares en los que se podrían generar contagios por la cantidad de personas que movilizan. Entre ellos, figuran cines, teatros, salones de fiestas, boliches, peloteros. En todos los casos, hace casi 9 meses que no pueden trabajar y, por consiguiente, no generan ingresos, aunque por supuesto siguen teniendo gastos y deben pagar los impuestos generado quiebras y desempleo. Por supuesto que un velorio es una situación especial, pero el común de los argentinos no puede velar a sus deudos desde 270 días a la fecha. El ejemplo brilló por su ausencia y la falta de respeto al muerto también, al politizar la partida de Diego con una selfie por medio tomada por el mismo Presidente de la Nación, quien debió corresponder en esa hora con su responsabilidad y seriedad política.
¿Menos contagios?
Y después de este multitudinario velorio, el Presidente anuncia que se extiende la etapa del distanciamiento y que además bajó en un 30% la cantidad de casos en las últimas dos semanas. Ante esta declaración, no podemos dejar de preguntarnos qué pasará con el nivel contagios en el área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) después de esta aglomeración y desborde humano, algo que ya están advirtiendo los infectólogos.
«Eso nos da expectativas de que, si seguimos cuidándonos y priorizando la distancia social, podremos más rápido que tarde terminar esta etapa de la pandemia», dijo el Presidente, sin hacer una sola referencia a los descuidos en materia de prevención que se vieron durante la despedida de Maradona.
Y siguen los disparatados protocoles
Siguiendo con esta serie de contradicciones, el gobernador Axel Kicillof, anunció que se está terminando de generar la aplicación Cuidar Verano, que deberán tener los turistas para salir de vacaciones en el territorio bonaerense, sumando un trámite más para circular y además anticipó que preparan un protocolo especial para las Fiestas de Fin de Año. Otra idea sin sentido, teniendo en cuenta que generalmente este tipo de fechas se comparten con la familia, con personas con las que ya uno se viene relacionando desde hace rato y es inevitable e imposible regular el comportamiento familiar en las tradicionales fiestas.
Además, esta semana que pasó, la Provincia presentó 13 protocolos para la temporada, que supuestamente buscan garantizar el distanciamiento, como muestra de que se está trabajando, pero no se puede ignorar que todo caerá en abstracto.
Por un lado, se transmite un mensaje que apunta al cuidado de la población y a reforzar los controles para evitar la propagación del virus, pero otro lado, se hace otra cosa. Contradicciones que, cada vez, están quedando más en evidencia con consecuencias irreparables como la pérdida del año escolar. ///