Las pioneras del básquetbol femenino
Con René Casenave como mentor, se animaron a dar los primeros pasos en un deporte “de hombres”
Adrian Stolarczuk
Redacción
En un concepto que en la actualidad suena irrisorio y arcaico, antes los deportes eran categorizados para hombres o para mujeres. Como ejemplo en la elite internacional, en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, sólo hubo 519 mujeres entre 5.000 participantes, divididas en deportes como atletismo, equitación, esgrima, gimnasia, natación, remo y vela. Los deportes en equipo como fútbol, básquetbol y hasta hockey eran sólo para hombres y en algunos casos lo fueron hasta finales de los años 70. No en vano el correntino Enrique Romero Brest creo a principios del Siglo XX el cestoball en nuestro país, como una opción para que las chicas pudieran practicar deportes en equipo.
Así nos podemos ubicar en lo que significaba allá por los años 50 o 60, en este rincón del mundo, en Necochea, que las chicas jugaran al básquetbol. A riesgo de ser tildadas de “machonas” si ganaban algún músculo demás, un grupo de pioneras se animó a picar esas pesadas pelotas de cuero y a desafiar mucho más que la puntería en un tablero.
En los clubes
A mediados de los años 50, los primeros clubes en fomentar el básquetbol femenino fueron Boca Juniors, Juventud Atlética Necochense de Rugby y Patín, más conocido como Jandryp, Villa Díaz Vélez y Rivadavia, que terminaría dejando huella gracias al incansable trabajo de Víctor René Casenave.
Por entonces no había una liga organizada y se armaban distintos torneos o desafíos. Incluso se lidiaba con cierta intermitencia. No había una constancia para sostener un proceso de aprendizaje. Así como unas se sumaban, otras abandonaban. Muchas veces el propio Casenave ponía su coche rural para llevar a las jugadoras a los entrenamientos o los partidos. Hasta ocho cabían, cuentan las memoriosas. También conseguía las pelotas y hasta las redes, costos que muchas veces salían de su propio bolsillo.
Las chicas practicaban tiros al aro en algunas plazas, sobre todo en la “Dardo Rocha”, sobre los tableros de madera y se juntaban en los ratos libres. El Colegio Nuestra Señora del Rosario y también Casa Gómez tenían un equipo de Segunda división. Jandryp contaba con su cancha sobre lo que hoy es calle 59 y 62, mientras que Villa Díaz Vélez lo hacía en una cancha al lado del Edificio Royal. En muchos casos se entrenaba con pelotas de arena, tirando al aro para sumar fuerzas en los brazos.
En enero de 1955, como parte de las actividades programadas con motivo de la inauguración de la cancha del club Villa Díaz Vélez, se presentaron en un torneo los conjuntos femeninos de Jandryp, Boca Juniors, Villa Díaz Vélez y Rivadavia.
En Rivadavia sería Casenave quien “armó” una cancha al aire libre en los terrenos donde años después se construiría el actual Piso de Deportes del club. Su injerencia no se reduce al básquetbol femenino. Fue el mismo Casenave quien “llevó” a jugar a Rivadavia a José De Lizaso, como una recomendación familiar, ya que era primo del padre de “Polo”, un tío segundo. Se caracterizó siempre por un trabajo serio, exigiéndole a las chicas tanto como a los varones, no en lo físico, sino en el compromiso y el respeto por la camiseta que estaban vistiendo.
En los años 50, el equipo decano dirigido por Casenave contaba con las jugadoras Blanca Gonzalez, Carmen Ramón, Rochi Luenga, Josefina Gorosabel, Beby Ramón y Cotty Benetton, Carolina Menna y María Llinas, entre otras.
Selección
El crecimiento de la actividad animó a varios equipos a probarse en la región, jugando con elencos de Tres Arroyos, Orense, San Cayetano o Bahía Blanca. En 1955, con la dirección técnica de René Casenave, el seleccionado femenino de la Asociación de Necochea disputó frente a Mar del Plata el Torneo Regional Sudeste clasificatorio Provincial de La Plata. Fueron dos partidos, el primero de ellos en el Piso de Deportes, ambos con ajustados triunfos marplatenses. Integraban el combinado necochense las jugadoras Pocatino, Molina, Strambi, Ojeda, Carrozzi, Somoza, Minard, Tapia y Cuestas.
En marzo de 1955, se disputó el Torneo “Playas de Necochea”, en adhesión a la Fiesta del Agro. La Selección femenina de Necochea tuvo la oportunidad de recibir y medirse con los elencos de la Asociación Tresarroyense, Asociación Bahiense, Club Ciclista de San Cayetano y el combinado de Teléfonos del Estado, de Ciudad Eva Perón. El cuadrangular consagró a Teléfonos, tras vencer en la última fecha a Necochea por 33 a 24.
El semillero de Rivadavia, con Casenave como impulsor, se mantendría por más de una década. Brillaron jugadoras como Carmen Navarro de Casenave, Gloria Cogo, Graciela Iglesias, Blanca Gonzales -quienes inspiraron con sus relatos estas líneas-, Nina Nielsen, Ercilia Porfiri, Iris Andersen, Angélica Suárez, Mary Lastra, Adela Pitoco o Miren Mendiola, entre otras. Años atrás, gracias al trabajo recopilatorio de Fernando Bertelsen, ex jugador del club, se les hizo un merecido homenaje en el club. Jugadoras que marcaron una época y que siguen siendo referentes para las nuevas generaciones.
Aunque no hay igualdad plena, el básquetbol femenino ha crecido notablemente los últimos años en nuestro país y Necochea no es ajena a ese movimiento. Principalmente, una vez más, con el trabajo formativo del Club Rivadavia, pero que tuvo eco en Centro Vasco y Huracán, en su momento también Chacarita y el Club Municipal, y más recientemente en Villa del Parque. En algunos casos, las que hace 10 años eran jugadoras hoy forman parte de una nueva generación de entrenadoras. Un camino que garantiza la continuidad y nos ilusiona con más. ///