“Le dije a mi viejo que quería ser bombero y hago lo que me gusta”
Sostuvo Yolanda Remón, integrante de una familia bien arraigada a bomberos de Quequén. “La sangre tira y cuando suena la campana en la guardia salimos a dar servicio”, acotó
Mario Maruca
Redacción
Yolanda Remón es parte de una familia que representó y representa a la institución de Bomberos. Y ella misma se encarga de ilustrarlo con las primeras palabras vertidas con sumo orgullo.
“Me tocó trabajar con mi padre Marcelo, con un tío Gustavo y ahora con un primo Rubén Remón (quien es el flamante titular del Destacamento de Bomberos Quequén). Tengo la suerte de estar en el lugar que quiero y soy feliz con lo que hago”, comenzó diciendo en la charla con Ecos Diarios.
“Desde chica le dije a mi viejo que quería ser bombero y él no quería saber nada con esa idea. Ingresé a la institución a escondidas de mi padre, y en ese momento, estaba mi tío Gustavo Remón a cargo de las anotaciones y logré acceder a la inscripción. No sé si mi papá le reprochó algo al tío, al menos, yo no me enteré”, manifiesta entre sonrisas.
La vida también le posibilitó a Yolanda Remón ser mamá y jefa de una familia, con todo lo que ello implica, más allá de su profesión elegida.
“Cuando fui madre comencé a tener conciencia de dónde estaba trabajando. Entonces, analizas dónde podes desempeñarte con un poco más de tranquilidad porque, a veces, uno piensa que cuando se va a una intervención, no se sabe si vuelve y en mí caso, estoy sola con mis hijos”, reconoció.
“A pesar de todo, la sangre tira y cuando suena la campana del Destacamento de Bomberos, en la guardia salimos a dar servicio”, aseguró con firmeza y con la convicción de dar lo mejor hacia el prójimo.
“Ahora estoy cumpliendo otra función y voy a cumplir 19 años de servicio en agosto próximo y el balance es positivo. Como todo trabajo, tiene diferentes aristas buenas y malas, en realidad, nos toca actuar con la desgracia ajena, pero llevamos adentro el rol del bombero”, enfatizó.

Salvar una vida
“Hay situaciones agradables y reconfortantes como la experiencia vivida hace dos o tres años, aproximadamente, cuando ingresó al destacamento un padre con un bebé en brazos que estaba sin signos vitales y le salvamos la vida”, señaló con mucha emoción esta oficial de Bombero y madre de tres hijos.
Recordó que “pertenecía a esa guardia de emergencias y los integrantes comenzamos a hacerle maniobras de RCP a ese recién nacido y si bien no reaccionó en la dependencia, sí lo hizo cuando lo trasladábamos en el móvil rumbo al hospital. Fue una gran satisfacción para todos”.
Agregó que “el padre de la criatura creyó en ese momento que se había ahogado con un vómito y se le practicaron diversas maniobras en el servicio de guardia del Destacamento de Quequén”.
Aseguro que “en ese instante, nos asustamos mucho porque nosotros también somos padres pero actuamos cómo debíamos hacerlo y logramos recuperar a esa personita que estaba en una situación complicada”.
A los pocos minutos y mientras los propios servidores públicos derivaron al bebé al centro asistencial, éste se reanimó en la camioneta y la labor de los oficiales fue decisiva para salvar la vida del bebé de pocos meses.

Hace lo que le gusta
Yolanda Remón, más allá de las circunstancias de la vida, es una agradecida porque “trabajo de lo que me gusta, a pesar de encontrarnos en situaciones complicadas en algunos casos, con personas dentro de una vivienda que se incendia o atrapadas en el interior de un vehículo, tras un accidente”.
“Mi viejo fue siempre un espejo donde mirarme, un guía a seguir, escuchaba sus anécdotas en las reuniones familiares de los domingos y yo quería estar dentro de esta actividad”, afirmó con total convencimiento.
Añadió que “mis dos hermanos me decían en su momento, estás loca, nosotros ni por casualidad somos bomberos. Sufríamos con papá en su momento y ahora con vos. A veces me lo reprochaban porque ellos no dejan de preocuparse por lo que pudiera sucederme”.
Remón sostuvo además que “empecé bien desde abajo y en lo personal, me ha tocado ser chofer últimamente, donde siento esa adrenalina porque la sirena va a fondo y la tengo al lado, sacando cuenta de las calles y la altura de dónde surgió el llamado de emergencia, además de cuidar la vida de mis compañeros y de terceros”.
“Una vez sentí miedo”
Explicó que una vez en un incendio forestal en una zona compleja, “sentí miedo en esa intervención porque el fuego me encerró y tuvieron que internarme y no pude finalizar mi trabajo”.
Agregó que “por eso digo, la adrenalina está en cada accionar de bomberos y recién concluye cuando regresaste al destacamento y te sentas alrededor de tus compañeros. También cuando son intervenciones graves, hablar entre nosotros es fundamental, entre los más veteranos y los más nuevos, si hicimos bien el trabajo o no y si lo hubiéramos realizado de otra manera”.
Al respecto, puntualizó que “si bien hay una vía jerárquica y se hace lo que el oficial a cargo define, entre los bomberos hablamos para analizar cada situación con el objetivo de brindar un mejor servicio a la sociedad. La experiencia se hace en la calle y acá se aprende en el día a día, los siniestros son diferentes y dependen de diversos factores”.
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