¿Qué ciudad queremos? La pregunta que aparece en cada campaña política y que la mayoría de los candidatos, sobre todo aquellos que no han llegado todavía al poder, suelen sacar a la luz cuando comienzan las mismas, también retumba en los oídos de la sociedad en general.
Por supuesto, la respuesta nunca es sencilla. De serlo, sin dudas ya estaría todo resuelto y no volvería a aparecer cada, mínimamente, dos años.
El interrogante engloba muchísimas generalidades y también distintos tópicos. Nos podemos referir a la ciudad turística, productiva, industrial, etc., etc., etc.
Pero más allá de estas cuestiones más genéricas, si se quiere, hay algunas otras que, sin duda alguna, como sociedad debemos repeler si es que queremos evolucionar como Distrito.
Como marcáramos en estas mismas páginas días atrás, la investigación que llevó a la detención de siete vecinos de nuestra ciudad en una causa que hoy está caratulada como “tenencia de estupefacientes para su comercialización”, pero que todo hace pensar que se trataría de algún delito aún más importante, ha hecho sonar la alarma no sólo de las autoridades policiales, judiciales y políticas, sino también en los necochenses en general.
Está claro que, lamentablemente, en todas las ciudades del país se suelen hallar esta clase de delitos que tienen que ver con las drogas, el narcotráfico, el narcomenudeo y hasta el contrabando, en algún sentido. Sin embargo, también queda claro que ésta no debe ser la única banda que opera en nuestra ciudad.
Como indicábamos anteriormente, llama poderosamente la atención como en el corazón céntrico de nuestra ciudad, en uno de los edificios que componen la Galería Central, se había armado un departamento que reunía todas las condiciones para operar más como un local nocturno que como una vivienda.
A escasos de 500 metros de la Jefatura Departamental de la Policía, este grupo de vecinos, liderados aparentemente por un exagente de la DDI local, con total impunidad, se dedicaba a la venta de drogas y, en principio, a otras actividades que rozan con la ilegalidad.
El otro dato preocupante de esto es que, a menos de 200 metros de la dependencia policial antes mencionada, también se allanó una oficina donde se secuestró una gran cantidad de documentación vinculada a los siete detenidos, que hoy se encuentran en Batán.
Un punto de inflexión
Esta situación debe ser un punto de inflexión. Como sociedad toda, deberíamos entender que este tipo de cuestiones nunca nos permitirán evolucionar como ciudad, atraer turistas durante la temporada estival o volver a ser aquel destino que convocaba por su belleza natural y, sobre todas las cosas, por la seguridad y tranquilidad con la que se vivía.
El narcotráfico, el juego clandestino (hoy online, pero físico también) y el lavado de dinero proveniente de todo tipo de delitos son algunos de los hechos que debemos intentar erradicar de nuestra ciudad, si es que realmente queremos pensar en un futuro mejor para todos.
Esto no será una tarea sencilla, ni de pronta resolución. La investigación a la que hacemos alusión lleva, al menos, 24 meses de trabajo. Escuchas telefónicas, seguimientos y el análisis de miles de datos posibilitaron que la misma llegara, en principio, a un buen fin. Incluso, según pudo saber Ecos Diarios, ningún policía de la ciudad conocía cuándo se realizaría el allanamiento final que llevó a que todos conociéramos lo que ocurría en la ciudad.
En seguridad y en políticas de seguridad la ciudad tiene un déficit, que no es nuevo, sino que se ha acumulado en las últimas dos décadas. Además, el tener un puerto dentro de la ciudad es también es una situación que merece un reparo particular.
Otro punto de inflexión debe ser una situación de la que se ha hablado muchísimo en el último tiempo, pero se ha avanzado muy poco: la educación terciaria/universitaria.
Hoy, si bien existe oferta educativa en nuestra ciudad, la cual fue expuesta por ejemplo en la última Expoeducativa de la semana pasada, la realidad también nos indica que la gran mayoría de los jóvenes que viajan a estudiar a otras ciudades, como son Mar del Plata, Tandil, La Plata y Ciudad Autónoma de Buenos Aires, difícilmente regresan.
En muchos casos, no lo hacen porque las propias universidades o empresas privadas que tienen conexión con las casas de estudio los terminan captando por su buen desempeño académico y, en otro caso, porque directamente buscan desarrollarse fuera de Necochea.
Mucho se ha hablado al respecto. La llegada de la Subsede Quequén de la Universidad del Centro de la Provincia (Unicen), fue un punto de inicio en pos de sanear esta situación. Sin embargo, con el paso del tiempo, por diferentes motivos, la ciudad y los diferentes dirigentes que estuvieron al frente del Poder Político de turno no pudieron darle el impulso necesario.
Cuestiones económicas, en principio; y de falta de gestión, en algún otro caso, no han posibilitado que esa subsede se expandiera para aportar su granito de arena al desarrollo de la ciudad.
Sin jóvenes, difícilmente se puedan pensar en un futuro distinto a lo que hoy nos muestra nuestra realidad. La capacitación constante y las nuevas ideas son parte central en la evolución de los pueblos. Hacia allí debemos apuntar. Los jóvenes serán quienes nos lleven a ese lugar que todos deseamos. Nuestro deber será limpiar la ciudad de aquellas cuestiones que no nos hacen bien y que puedan afectar ese desarrollo.
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