Los estorninos, una plaga que también invadirá Necochea
Ricardo Doumecq Milieu, miembro de Aves Argentinas brindó detalles de un ave que deja un rastro de destrucción y no se la ha podido combatir con éxito. Por estas tierras se la vio por primera vez en el año 2009
En mayo pasado a través de un decreto de la gobernadora Vidal, el Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, a través de la Dirección de Flora y Fauna, actualizó el listado de las especies susceptibles de caza deportiva menor.
En dicho listado por primera vez aparece el Estornino Pinto (Sturnus vulgaris). Éste pese a ser pequeño es considerado la mayor plaga aviar del mundo. Su tamaño es algo mayor al hornero y de color negro con pintas crema y brillos violáceos y verdosos. Es originaria de Eurasia y el norte de África y ha sido introducido en muchos países aunque con variados resultados en los intentos de controlarla.
Ricardo Doumecq Milieu, miembro de Aves Argentinas y coordinador del COA en Necochea, recordó que “los primeros registros en Argentina fueron a mediados de la década del 80 en Bernal por animales liberados o escapados por el tráfico de fauna. Por esa época se comienza con un intento de erradicación pero luego se abandona y en los 30 años que han transcurrido a la fecha avanzó cubriendo toda la provincia de Buenos Aires, Sur de Uruguay, Entre ríos, Córdoba y sur de Santa Fe. Últimamente se la ha visto también en Tucumán, Mendoza, San Juan y la Rioja”.
En nuestra ciudad
El exportó reveló que “en nuestra ciudad fueron vistos por primera vez en el paseo de la Ribera del Río Quequén en agosto de 2009. Eran dos individuos escondidos o camuflados dentro de una bandada de tordos negros. Actitud que parecen mantener cuando son pocos y no logran formar grandes poblaciones”.
Luego apuntó que “desde 2009 en adelante el número fue incrementándose hasta el punto que hoy se ven bandadas importantes de más de 200 individuos en el parque Miguel Lillo, La plaza Dardo Rocha, Ribera del Rio Quequén y en zona rural. La formación de bandadas al atardecer es algo muy característico fuera de la época reproductiva ya que se comportan como cardúmenes, haciendo compactas volteretas sin perder cohesión. Por el ruido de sus alas y el espectáculo visual en Europa a estos grupos de más de un millón de individuos se les llama murmuraciones”.
Perjuicios
Doumecq Milieu dio cuenta que “en septiembre de 2015 en La Plata, tuve la oportunidad de participar en un taller denominado “Invasión del estornino pinto” en el marco de la XVI Reunión Argentina de Ornitología en donde se discutió cual serían los problemas que estaría generando esta especie en nuestro país”.
Del balance de dicho encuentro surgió que posiblemente uno de los mayores daños los haga a la biodiversidad ya que compite con las especies autóctonas por alimentos y lugares de nidificación. Aquí el gorrión, otro invasor, será seguramente el primer perjudicado por coincidir en hábitos de nidificación y recursos. El hornero ha demostrado fortaleza en rechazarlos pero existen dudas en la competencia por alimentos.
También se anticipó que en segundo lugar la actividad más perjudicada podría ser la frutícola / vitivinícola, los juveniles son muy ávidos y son los que mayor daño producen por ser más intrépidos y menos desconfiados. En nuestra ciudad ya se ha observado daños en cultivo de girasol que por ahora pasan inadvertidos y confundidos con daños de paloma torcaza.
Olor y ruidos
Daños a la infraestructura, olor y ruidos por la formación de dormideros comunales en las ciudades genera ruidos molestos y acumulación de heces que ensucian las veredas, vehículos estacionados y provocan olor desagradable, generando malestar entre los vecinos.
“Esto va a llegar a nuestra ciudad aunque aún no tenemos una gran población y como se ha demostrado el daño está directamente relacionado a la densidad poblacional. Sin embargo en caso que comience a producirse va a quedar oculto por cierto tiempo por la importante cantidad de palomas domésticas (otra ave introducida) que normalmente ensucian veredas y edificios”, pronosticó el experto.
Luego acotó que “esta batalla se viene perdiendo paulatinamente desde los ´90 más allá de la noticia que se reconozca hoy el problema, con la caza deportiva no es ni lejanamente suficiente. Que su belleza y su aparente fragilidad no nos confundan pues el sagaz estornino demostró que se está adecuando muy rápidamente y llegará a duplicar su población todos los años (como lo ha hecho en otros países), a menos que se ejecute un plan integral, una política de estado, definida y coordinada por las organizaciones perjudicadas. Y es precisamente por lo antedicho que la veo tan negra, como las mismas plumas del estornino.
En la ribera
Ricardo Doumecq Milieu contó que “el estornino usa cualquier hueco disponible para anidar como se ve en la ribera del río, a metros del puente del paraje Los Manantiales y en dirección a Cascadas, cada árbol tiene varias perforaciones de carpintero y es precisamente donde el estornino hace sus nidos entre octubre y enero. También utiliza para nidificar huecos en construcciones artificiales como techos de casas, luminarias o tinglados y galpones”.
Presenta una alta tasa reproductiva (al menos dos nidadas con un promedio de 4-5 huevos por nido) que le permite rápidamente aumentar el tamaño poblacional. Según se ha estudiado en nuestro país esta tasa reproductiva ha ido incrementándose con los años, lo que significa que el estornino está haciendo lo que mejor sabe hacer: adaptarse.
Su alimentación es omnívora, consumiendo una gran variedad de insectos y materia vegetal, además de aprovechar desperdicios humanos, cultivos y el alimento en feedlots. Los juveniles parecen preferir las frutas.