Los jóvenes y el presente
«Los jóvenes han tenido
siempre un mismo problema,
como ser rebelde y conformarse
al mismo tiempo «. Quentin Crisp
Millones de jóvenes en el país y miles en Necochea son indiferentes a la política. Perón o Alfonsín para ellos son solo nombres nada más, no saben ni les interesa saber sobre estas figuras de la historia nacional pero, en ese desencuentro también están quienes preguntan por qué la Argentina está como está. Los dirigentes tradicionales terminan desorientados, sin saber dar razones de esto ni cómo capitalizar esos potenciales votantes y, cuando nos referimos a jóvenes los ubicarnos en una franja de 16 a 28 años de edad, por colocar un límite que de ninguna manera es exacto.
Se asegura que un cincuenta por ciento de ellos se encuentra en situación de pobreza; cinco de diez abandonan la escuela primaria en el conurbano, siendo el desempleo juvenil el más alto desde hace 40 años. Solo planes sociales para detener el aluvión de irreversibles protestas y una rebeldía manifiesta contraria a otros momentos de la historia; con un marcado desinterés por la política sumado a la apatía social ante la ausencia de oportunidades para poder concretar los lógicos sueños, estudiar, lograr un trabajo digno, ejercer una profesión independiente o formar una familia. ¿Es mucho pretender eso? Lógicamente que no.
Un 40 % entre los 18 y 30 años ve alejada las posibilidades de empleo encuadrándose, quienes pueden, en trabajos en negro, marginales o denominadas «changas»; con un sector de clase media que, sin poder cuantificar la cantidad, parten del país buscando nuevos horizontes. En nuestro caso, solamente podemos basarnos en el andar por Necochea, donde hay muchas familias que tienen hijos jóvenes, nietos u otros familiares que residen, no hace mucho tiempo, en otro lugar del mundo.
No tienen ningún encanto que pueda hacerlos volver a sus raíces, a pesar de la nostalgia y la dura adaptación a estilos nuevos de vida. La toxicidad de la Argentina, supera a todo lo imaginable con la inseguridad, la inflación y un incierto porvenir que es suficiente para quedarse a vivir en otro país, estos argumentos se ven cotidianamente en las redes sociales de los emigrados.
Según las encuestas
La actual situación que vive la Argentina como ha ocurrido en otros países a través de la historia de la humanidad es un caldo de cultivo para la llegada de un “mesias”.Días atrás un encuestador, del cual no damos veracidad ni discutimos su apreciación señalaba que si votará solamente la franja de 18 a los 30 años, hoy Milei podría ser presidente de la Nación».
Otra encuesta agregaba que un 25 % de jóvenes entrevistados se mostraron dentro de la faz tradicional cercanos al peronismo o al radicalismo mezcla de Frente de Todos y Juntos por el Cambio, un pensamiento hereditario de padres o abuelos, igual que en el fútbol; otro 25 % se mostró dispuesto a cambios, apareciendo la palabra liberalismo, que no es producto en la mayoría de una lectura exhaustiva y profunda sino más bien, buscando simplemente otra forma de vida, disminuyendo casi hasta el olvido aquellas izquierdas neo revolucionarias que embobaban años atrás.
Particularmente en Necochea
En esa franja de 18 a 30 años existen en el distrito unos 24.000 ciudadanos, una cifra altísima para un padrón electoral que se estima en unos 60.000. Y Necochea no escapa al contexto general, hay una cruel diferencia entre los que sí pueden acceder o no a estudios, introducirse en el mundo de las nuevas tecnologías, tener una visión nacional y del actual mundo globalizado, poder lograr un crecimiento comercial o posibilidades laborales que incluya a esa enorme franja postergada.
Como en todas partes, en Necochea las nuevas generaciones sueñan con realizarse, progresar y formar un futuro familiar. Desde el punto de vista habitacional existe un déficit pronunciado en la zona, estimándose en unas 4.000 viviendas para incipientes familias. Pequeños sectores pueden cumplir estas expectativas, otros lo logran con ayuda de padres y familiares o con el esfuerzo propio mientras se estudia y se trabaja.
Mucho más importante que un voto
Gran parte de la dirigencia ve a los jóvenes como un voto pero a estos poco o nada le importa la política ni menos la militancia que es una manera pasional de trabajo y apoyo dentro de los partidos para cumplir con el fin que les da la razón de ser a las agrupaciones: poder lograr una mejor calidad de vida a los argentinos.
Esa fue la manera de ver la política por los hombres de la “generación del 80” que hicieron más tarde grande a la Argentina, al inicio del siglo pasado, ubicándola en el quinto lugar de los países más desarrollados del mundo. De esa camada surgen jóvenes como Nicolás Avellaneda que a los 37 años asume la presidencia de la República o Sarmiento que escribe, a los 34 años, la obra emblemática de su época Facundo o Marcelo T. de Alvear que participa con 22 años en la revolución del Parque de Artillería, la llamada revolución del 90 y en 1922 llega a la presidencia de la Nación, sin olvidar que hace 70 años moría a los 33 años Eva Duarte de Perón, quien sutilmente había encandilado, aun de su corta edad, a millones de argentinos.
Ha pasado mucha agua bajo el puente ante estas referencias históricas. En estos tiempos modernos que no es estático a los cambios, todo lo contrario, ese voto juvenil centro de este comentario actúa cada vez con una mayor decisión individual, cambiante y sin ataduras de la tradición familiar ni de la gran maquinaria política que se suele montar desde el Estado. Se les promete “que volverán los días alegres” con un relato perimido reconociendo el mismo ministro de Economía “que es el plomero del Titanic” así se abren automáticamente las puerta de Ezeiza, porque son miles los que aprecian que se les posterga y conculca el futuro. A la Argentina se la ha transformado en la tierra de la desesperanza por eso están emigrando masivamente los jóvenes hacia otros horizontes.
Educar al soberano
“Hay que educar al soberano”, es una frase sarmientina que atribuye al Estado, a sus máximas autoridades, la responsabilidad de educar al pueblo para que sea libre. Un pueblo soberano es un pueblo que conoce sus derechos y despliega sus responsabilidades con sentido de justicia colectiva. Por eso la educación debe ser cada vez mayor con un considerable aumento del presupuesto para todos los niveles, resaltemos con añoranza que durante el gobierno de Arturo U. Illia se destinaba un 23% del presupuesto nacional para ese fundamental ítem con el dinero del erario.
Con una competencia mundial cada vez más exigente nuestro país retrocede comparativamente con otros. Sin mirar una realidad que ya está instalada universalmente donde, en poco tiempo, y está pasando en muchos lugares que se van perdiendo los empleos tradicionales y se buscan mentes educadas y formadas, más que brazos. Ya nada será igual con la llegada de la robótica y las nuevas fuentes laborales que parecen lejanas en la Argentina pero, más cercanas de lo que se supone.
Especialmente en una sociedad tan golpeada como la nuestra donde confluye el desconcierto y la bronca los jóvenes no son sólo un voto, pero la incidencia es “in extremis”. No comprender el pensamiento de la juventud es no prestar la debida atención, despreciando el futuro. Hay que valorarlo como escribió el poeta Rubén Darío “Juventud divino tesoro”. Ya no es propiedad de un sector como aquel que llevó “a la juventud maravillosa” de los años 70 a la muerte.
Lo dirigentes siguen poniendo solo las expectativas, aunque lo nieguen, en las elecciones del año que viene ya sea quienes tienen pretensiones presidenciales como hasta de concejales. Hoy todos aseguran una segunda vuelta presidencial y nadie con certeza podría determinar entre quienes tras ese sufragio anónimo en las escuelas y en otros espacios de votación que surge de esa procesión laica con miles de jóvenes que aún viven en suelo argentino y que pueden ser clave a la hora de la definición.