Los pedidos de Murga antes de la fundación
Hace 143 años, en septiembre de 1880, el entonces juez de Paz de Necochea solicitaba las primeras escuelas para el distrito
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Ecos Diarios
El 29 de septiembre de 1880, Angel I. Murga, entonces juez de Paz del Partido de Necochea, enviaba una nota al interventor nacional en la provincia solicitando las primeras escuelas para el distrito.
“Tengo el honor de dirigirme a usted pidiéndole se sirva contestar sobre lo que paso a pedir, siendo este partido bastante poblado y rico, carece de un centro de población donde se podría tener escuela para educar los niños que en número de seiscientos y pico tiene”, comenzaba la nota de Murga.
Transcurrían los últimos días de la presidencia de Nicolás Avellaneda, quien dejaría el cargo de Julio Argentino Roca el 12 de octubre de ese año.
El juez entonces juez de Paz señalaba que a pesar de que la ley que ordenaba la fundación del pueblo de Necochea, la población aún no había sido fundada. “Por falta de atención del gobierno del Dr. Tejedor, he reunido varios vecinos y a petición de estos como de todo el vecindario, solicitado a usted se sirva hacerme acordar una subvención de dos mil quinientos pesos mensuales para proceder a la fundación de dos escuelas públicas”, señalaba Murga.
El objetivo de los vecinos era que “puedan educarse el mayor número de niños, facilitando de este modo a las familias los medios de mandar sus niños y teniendo en vista lo diseminado de la población rural”.
“Concibo esperanzas en el resultado de esta petición y puedo asegurar a usted que esta idea sería realizada sin dificultad siempre que acordase la subvención que solicito”, agregaba la nota.
“Bajo la base de economía, con los recursos propios del partido y contado con la cooperación que solicito y que por la ley corresponde a este partido pueden fundarse estas escuelas sin dificultad”, argumentaba Murga.
Al calor de las palabras
Hoy considerado por la historia local como el fundador de la ciudad, Murga fue un enamorado de este rincón de la provincia. Había nacido en Dolores, el 19 de julio de 1842. Desde muy joven se ocupó de las tareas rurales, ya que Isidro Bergeire, un pariente suyo, le confió la administración de un establecimiento de Cristiano Muerto, en el partido de Necochea.
Desde entonces Murga comenzó a presentir a estas tierras como su lugar en el mundo. Se trasladó a Médano blanco, donde en más de una ocasión debió luchar contra la indiada, con la ayuda de los vecinos del lugar.
En aquella época el partido de Necochea era una extensa comarca silvestre en la que Murga supo ver un gran futuro, a partir de sus extensas costas, el río y la fertilidad del campo, en ese entonces sin explotar.
“Necochea prosigue la idea de su engrandecimiento, su vecindario lo ha manifestado esto desde el gobierno de Mariano Acosta hasta hoy, pero séame permitido decirlo con franqueza, no ha existido gobierno que no haya adolecido de indolencia y que no haya hecho poco aprecio a estas manifestaciones de progreso”, afirmaba Murga.
En la nota también se dejaba traslucir cierto resentimiento. “El favoritismo, el poco aprecio, el olvido, he ahí, excelentísimo señor, lo que se ha obtenido hasta la fecha a toda esperanza y por único resultado a tan justas aspiraciones. El progreso es una ley que se impone, pero tiene sus barreras, sin los retrógrados elevados a dirigir los destinos de los pueblos”, escribía Murga sin que en su caligrafía se notara que le temblara el pulso.
“Los esfuerzos del doctor Rocha, del doctor Del Valle y el señor Adolfo Gonzales Chaves cuando tengamos un gobierno que cumpla la ley y se funde el pueblo de Necochea, deben tener en cuenta la consideración por lo que funden”, expresaba.
Y precisaba que Estanislao Zeballos, como redactor de La Prensa, había escrito “muchos editoriales en ella, demostrando con datos preciosos la conveniencia que hay en la creación del referido pueblo, esto lo ha hecho sin que lo guíe otro interés que el bien del país”.
“No sería sacrificio por parte del gobierno para obtener fondos para pagar el valor del terreno expropiado al señor Díaz Vélez, bastaría fuese autorizada la Comisión Municipal para pedir un empréstito al Banco de la Provincia por el importe de la tierra y demás, que a lo sumo sería millón y medio de pesos moneda corriente, afectando esto sus ventas hasta su reembolso y sus fondos existentes que sumarán una buena cantidad”, explicaba.
“Antes de dos años puede rembolsarse este dinero con el producto de sus terrenos vendidos y otros recursos que se crearían. Si esto que dejo expuesto merece la aceptación y usted lo resuelve favorablemente, la provincia de Buenos Aires contará en breve con un pueblo floreciente y este partido deberá su engrandecimiento y realización de sus aspiraciones al gobierno que usted representa tan dignamente”, culmina Murga.
A pulso
Un rancho de paredes de barro que pertenecía a la señora Josefa R. González y que se encontraba ubicado en calle Mitre (hoy 60) entre Alsina (59) y Rivadavia (57) fue el lugar donde la hoy ya legendaria Dolores Rom comenzó a dictar clases en marzo de 1883. Iniciar el ciclo lectivo treinta alumnos, entre niños y niñas.
Habían pasado algunos años del pedido de Murga, pero las escuelas prácticamente fueron levantadas a pulso por los propios necochenses. Aquella escuela donde Lola Rom comenzó a dar clases, se trasladó tiempo después a la calle Sarmiento (58) entre Rivadavia (57) y Roca (55). Luego de tres años, aquella escuela se convertiría en la Nº 2.
Contemporánea de ese establecimiento, es la Escuela Nº 1, que tuvo como primer director al preceptor Remisio Alonso y que funcionó en un modesto edificio de ladrillos y adobe en la esquina de 57 y 56.///
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