Los que le ponen el cuerpo al Covid
Luis Satti, a cargo del área de internación del Hospital Ferreyra, y Sebastián Paz, jefe de enfermería, comparten su día a día, entre salvar vidas, el aprendizaje y sus miedos
Sebastián Paz es el jefe de enfermería en el Hospital Municipal Dr. Emilio Ferreyra y para los que no lo conozcan por su cara, hoy podrían identificarlo fácilmente entre el personal por su brazo vendado e inmovilizado. Sebastián se fracturó el húmero hace unas semanas pero sigue yendo a trabajar, en una situación de pandemia que no permite licencias. Así es el compromiso y la intensidad con la cual se afronta al covid-19. “La pandemia nos agarró a todos. Entiendo la preocupación en el comercio, no poder viajar o ver a los familiares, pero el personal de salud, ante todo, estamos en la primera línea, totalmente estresados trabajando en estas condiciones. A veces es difícil explicar de qué manera lo afecta a cada uno”, afirmó Paz, quien además es coordinador del SAME en nuestra ciudad.
En estos 200 días de crisis sanitaria, sin dudas estamos viviendo los más complicados, hoy con más de 70 casos activos en el distrito y 900 personas en aislamiento. Luis Satti, Jefe del servicio de clínica médica y a cargo del área de internación Covid en el Hospital, valora todo lo que se aprendió y se adaptaron las instalaciones a contrarreloj desde aquel primer internado el 31 de marzo, hasta hoy. Lo mismo ocurrió con el personal destinado. “Hasta el baby shower estaba yo solo y ahora somos cuatro los médicos clínicos a cargo de Covid, junto a Marianela Christensen, Verónica Nielsen y Ariel Tau. Vamos todas las mañanas y uno queda de guardia. Nosotros tomamos las decisiones pero el manejo del paciente es fundamental”, destacó Satti, apuntando al compromiso del resto del personal, desde enfermeros, mucamas y todas las áreas vinculadas, como laboratorio o ecografía.
Cuidados
“Cada paciente internado requiere entre 20 y 25 equipos por día, por la cantidad de veces que se entra a verlo. Algunos impermeables se reciclan pero la mayoría del material se descarta”, explicó Satti sobre la inversión que implican los barbijos, guantes y demás elementos protectores. Al respecto, Paz, apuntó que cuesta bastante conseguir los elementos, el camisolín, las antiparras o el barbijo N95, que antes lo conseguías a $ 85 y al poco tiempo pasó a costar $ 1.500. Eso desestabiliza cualquier municipio, pagando precios irrisorios para poder contar con todo”. Y, al mismo tiempo, acentuó no relajar esos cuidados: “Si se nos enferma algún médico, enfermero o técnico, no hay equipo B que pueda entrar. Por eso priorizamos mucho eso, el uso del equipo es alto. Por día se utilizan 150. Hay que entrar cada vez que se requiere y se necesita protección, porque el virus no lo ves y no sabes en qué momento podes llevártelo puesto”.
“Somos los pestes”
Entre las distintas áreas del mismo Hospital, Satti reconoció en tono jocoso que por su trabajo, él y sus compañeros de internación Covid, “somos los pestes del Hospital”, a la hora de cruzarse con los colegas. Pero en realidad, lo que mayormente reciben es respeto. En ese sentido Paz, comentó que a diferencia de situaciones de discriminación que han sufrido colegas en otros lugares del país, “al contrario, la gente acá en Necochea, al menos en los lugares que frecuento, nos valora, sabe el trabajo que hacemos. Nos hacen consultas. Me pasa en los comercios, sobre si está bien el protocolo que tienen, si sirve el trapo con lavandina o cómo diluir el alcohol.
Si bien el cuidado en el Hospital es extremo, la mayoría de los médicos además atiende en consultorios particulares y los enfermeros tienen una doble carga horaria. “Económicamente no tenes un sueldo como para llegar a fin de mes”, explicó Paz, mientras que Satti reconoció que “las condiciones se seguridad no son las mismas en el hospital que en un consultorio, cuando no sabes si el paciente es sospechoso. Es más probable que el personal de salud se contagie en una guardia o en la ambulancia”.
“Ruleta rusa”
Paz explicó que “hemos tenidos varios compañeros aislados, porque han tenido un contacto estrecho. O personal de enfermería que dio Covid positivo, casi todos con síntomas leves y moderados. Es una ruleta rusa. Tuvimos una señora de 90 años que se fue de alta y por ejemplo, falleció una enfermera de 42 años en Mar del Plata sin antecedentes o patologías de base. Si te toca te puede pasar o no y eso asusta y te tiene en vilo”. Satti compartió que “hace 32 años que soy médico y nunca vi algo así. He visto la gripe A, el cólera, pero esto lo supera todo”.
La familia
“La doble carga horaria te agota y podes cometer errores. Y eso te lleva a contagiar a los tuyos”, se lamentó Paz. “Uno estaba más relajado antes. Me he llevado el ambo a casa, pero eso no se hace más. El equipo del Hospital queda allá y te higienizas al salir. Cuando llego me saco la ropa en el garaje y me cambio antes de entrar a la casa”. Por su parte Satti comentó que “no circulo en el Hospital con mi ropa o lo mismo en el consultorio. Cuando llego al Hospital me cambio y estoy con esa ropa que me saco cuando me voy y se lleva al lavadero”.
Cuidarse es el único camino. Paz describe con preocupación que “es agotador para el personal de salud cuando no sabes si el que ingresa puede ir a una sala común o en qué condiciones sale. Lamentablemente no hay mucho para hacer, sólo hacerlo lo más paliativo posible, que el cuerpo responda al tratamiento que tenemos, porque hoy no hay cura. El personal de salud está agotado, somos esenciales y tanto a nivel nacional como mundial estamos en la trinchera. No se bajan los brazos, pero cuesta mucho”.///