Lunes 2 de enero de 1995
Se celebraba el comienzo del nuevo año con alegría
El 94 había sido despedido con lluvia y se renovaban las ilusiones
Aquel antiguo proverbio de "Año nuevo, vida nueva", se había vuelto a transformar en un desafío entre todos aquéllos que brindaron en los primeros segundos de 1995. Saludos, abrazos y deseos de buenaventura se habían multiplicado en cada una de las casas de los necochenses y quequenenses.
Toda la ciudad disfrutaba así del comienzo de un nuevo año en armonía, paz y sin mayores contratiempos, salvo los derivados de la fuerte lluvia que se había descolgad instantes antes de la finalización del vetusto 1994, у no faltó aquél que dijera: son las lágrimas por el viejo año. Más allá del factor climático, - que había provocado algún corte de electricidad una hora más tarde del nuevo año, los festejos se concretaban en los distintos barrios de Necochea y de Quequén.
Los más ruidosos eran los festejos de la villa balnearia, aunque esta vez no le fueron en zaga los acontecidos en el barrio 9 de Julio o en el tradicional encuentro de vecinos de 73 у 30.
Luego de que se terminase la cena de la medianoche y después de varios minutos de levantar copas, de abrazarse y desear buenos augurios para los días que vendrían, lo más jóvenes enfilaban hacia la villa balnearia para converger en las discotecas.
En aquella oportunidad el cielo de Necochea había sido iluminado no solo por las cañitas voladoras, sino por los relámpagos de la tormenta que en más de una oportunidad había puesto una luz inesperada sobre el firmamento.
Cohetes, bengalas y cañotas voladoras habían sido utilizadas por los más bulliciosos aunque en aquella ocasión la lluvia había impedido que le despliegue alcanzase el de festejos similares.
La mesa de fin de año había sido muy bien regada en la mayoría de los casos, similar a lo que había sucedido en navidad, aunque en esa ocasión el festejo estuvo despojado del sentido religioso y por ende la celebración había tenido algunas características diferentes.
Una por ejemplo, fueron las espontaneas bailantas que fueron armadas entre vecinos en las calles o en los barrios de las viviendas, con alegres ritmos y batir de palmas de los más remisos para entreverarse en las improvisadas pistas.
Ya el 1995 había llegado y abría la puerta para que los necochenses desarrollasen sus potencialidades y todo el bagaje de proyectos e ilusiones. Necochea destapó una vez más una botella de la esperanza, y cada copa tuvo incorporado el pedido de paz para la familia de trabajo y de salud como factores elementales para un futuro mejor.
El crédito estaba abierto junto con las puertas de ese nuevo año
Aportes para levantar una capilla
En un sencillo acto desarrollado en la Secretaría Parroquial de la Iglesia "Santa María del Carmen", el senador provincial, Miguel Ángel García, hacía entrega de un subsidio a monseñor José De Luis, destinado a la continuidad de las obras que se llevan a cabo en la futura parroquia Sagrada Familia, sita en 73 y 72 de Necochea.
Del encuentro habían tomado parte, además, el padre José Luis Serre y el concejal Juan Alfonso Ruiz. Esta obra tenía aportes materiales y trabajo, en su mano de obra, de la Unidad Básica Juan Domingo Perón.
Vale destacar que, en coincidencia con las fiestas patronales de la Sagrada Familia, se realizaba un pesebre viviente y posteriormente se celebró una misa en las actuales obras de la capilla.
El senador García es el nexo con las autoridades eclesiásticas locales y el aporte provincial. El subsidio consistió en la suma de 30.000 pesos para concluir la obra. El legislador se mostró por demás satisfecho al participar junto a gran cantidad de vecinos de las celebraciones patronales, recibiendo muestras de agradecimiento por su gestión, lo que quedó reflejado en las palabras del padre José Luis Serre, quien se refirió a las personas que dejan horas de trabajo en el lugar, y lo fundamental "es que lo hacen con cariño".
Primer bebé del año
La pequeña María Alejandra Coronel, que llegaba a este mundo a las 12.05 en el Hospital Municipal "Dr. Emilio Ferreyra" de nuestra ciudad, se constituía en la primera bebé de 1995 nacida en Necochea.
El nacimiento se había producido mediante una operación por cesárea, a la que fue sometida la madre de la pequeña, Claudia Alejandra Romano, de 26 años, ambas se encontraban en perfecto estado de salud tras el alumbramiento. El padre de la niña era Miguel Angel Coronel, de 46 años, empleado municipal. La parturienta fue atendida por los doctores Carlos Wall y Oscar Benari, médicos de guardia, así como por el pediatra Valenti.
Curso de árbitros
Otra de las cosas positivas que habían pasado a lo largo año, era la creación de la escuela de árbitros en la sede del de la Liga Necochea de Fútbol, con la dirección del ex juez internacional, Arturo Andrés Ithurralde, con un curso de dos años de duración. Más de 20 alumnos cuenta esta escuela, que dicta una clase semanal, y como profesores, además de Ithurralde, está el marplatense, Jorge Mustafá.
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