“Maquillar lleva un proceso y yo lo disfruto en cada momento”
María Celeste Jaime. Es maquilladora profesional y secretaria en la parroquia Nuestra Señora de la Merced en Quequén
Por María Cecilia Gotta
Redacción
Cuando era niña, María Celeste Jaime jugaba con las muñecas y recordó que su mamá no era de maquillarse y solo tenía un lápiz delineador, pero ella, a medida que fue creciendo, no sabe de dónde nació su amor por el maquillaje, y decidió seguir ese camino. Estudió en nuestra ciudad, se perfeccionó en Mar del Plata, y los fines de semana prepara novias o quinceañeras. “Maquillar lleva un proceso y yo lo disfruto en cada momento”, señaló y afirmó que lo más lindo y gratificante es cuando ve la reacción y respuesta de las chicas, que terminan mirándose al espejo con una sonrisa, asombradas del resultado.
“Las mujeres de mi familia no están acostumbradas a maquillarse y cuando estudiaba empecé a maquillar a mis cuñadas”, señaló.
Durante un tiempo trabajó en una farmacia local con atención al público y tiene muy lindos recuerdos, pero con el tiempo tuvo que dejar y priorizar a su familia.
“Me encantaba el trabajo pero era complicado vivir en Quequén, trasladarme a Necochea, hacer horario cortado, tener dos hijos, y en una oportunidad que me llamó la maestra de mi nena y me dijo que la veía cambiada a Zoe, decidi priorizarla a ella, que me necesitaba y recién empezaba la escuela”, indicó.
Actualmente, maquilla los fines de semana a quinceañeras y novias, siendo un momento importante, tanto para ella como para la protagonista de la noche.
“Le doy importancia a quien tengo enfrente, la hago sentir importante, que se vea bella, linda”, dijo. Si bien algunas acceden a que las maquille con libertad, otras prefieren algo más suave. “Yo me adapto a cada una de ellas, el objetivo es que se sientan cómodas, igualmente siempre probamos primero y luego ellas deciden”, dijo.
En un primer encuentro, hace la prueba de maquillaje pero el día de la fiesta se sorprenden al verse, porque realmente quedan impactadas al ver todo el conjunto, vestido, luces, maquillaje, peinado, etc.
La hija de Celeste, se llama Zoe, tiene 13 años, me no se inclna por el maquillaje. “Cuando era más chica me acomodaba el maletín pero ahora su vida pasa por el tenis, los campeonatos, los partidos, y yo la acompaño”, destacó.
Al marido de Celeste le gusta el tenis, su mamá amaba el tenis, su primo es profesor de tenis, su tío juega al tenis, por lo tanto no dudó en señalar que su hija heredó esta pasión.
Disfrute
En sus ratos libres Celeste escucha radio, le encanta leer, no mira televisión y a la mañana atiende al público en la secretaria de la parroquia Nuestra Señora de la Merced.
“Marta Vivas estuvo en este rol muchos años, entregó su vida y yo aprendí a su lado”, manifestó.
Al mismo tiempo añadió “se nota que la gente necesita expresarse y es muy gratificante poder escucharlos”.
Celeste desde muy pequeña está vinculada a la parroquia y la considera su segunda casa. “Yo tenía 8 años y me manejaba sola, iba con unos vecinos, íbamos en grupo y tengo muy lindos recuerdos”, dijo.
En su adolescencia estuvo en grupos juveniles, participó de los primeros Vía Crucis cuando tenía 16 años y comenzó con Amelia Fiscina.
“Recuerdo que lo hacíamos caminando desde la capilla de Luján hasta la parroquia de La Merced, luego un sacerdote nos propuso hacer este Vía Crucis en la ribera y cambió todo, con escenografía, con una puesta en escena más completa, y este año volvimos a la plaza de Los Niños”, expresó.
Celeste también contó que junto a su marido dieron catequesis familiar, acompañaron a grupos de matrimonio, siendo muy importante la parroquia en su vida.
RETRATO
Camino compartido
Cuando Celeste terminó el secundario, se casó al año siguiente. Estuvo cinco años de novio y cumplió su sueño de formar su propia familia.
Hoy, disfruta el vinculo con sus hijos que tienen 23 años y 13 años. Al respecto, afirmó “Me gusta ser una mamá presente, he trabajado y lo he tenido que dejar, al momento de poner las cosas en la balanza, pensando en ellos cuando me han necesitado”, indicó.