Martínez: “El papa Francisco se despidió en su cancha”
Con esta frase futbolera, el sacerdote Alejandro Martínez se refirió a las últimas horas que vivió el Sumo Pontífice fallecido el ultimo lunes en el Vaticano, a los 88 años
Así como la Asociación del Fútbol Argentino utilizó frases vinculadas con el deporte, señalando que el Papa Francisco fue “el argentino que jugó para el mundo”, el sacerdote Alejandro Martinez, refiriéndose al fallecimiento del Sumo Pontífice, sostuvo que “se despidió en la cancha, en su propia cancha”, en alusión a su última aparición pública, el Domingo de Pascuas, que incluyó un breve mensaje ante la Plaza de San Pedro, seguida de una recorrida por la misma a bordo del “papamóvil”, recibiendo el afecto de los fieles.
Desde el altar de la Parroquia de Lourdes de la villa balnearia, que se apresta a dejar para ser reemplazado por Pablo Boldrini, Martínez no sólo trazó un balance de su gestión en ese ámbito, sino que también se refirió al Papa fallecido el último lunes a los 88 años.
En una entrevista para “El Ciudadano”, que puede verse en Youtube, el cura párroco sostuvo que “el Papa Francisco era Jorge Bergoglio”, es decir la misma persona que era antes de convertirse en Sumo Pontífice, manteniendo cercanía con la gente, consustanciándose con sus problemas, como “cuando celebraba misa en Plaza Constitución” en Buenos Aires.
A su criterio, Francisco a través de sus encíclicas y su labor como Papa promovió “una mirada más amplia de la Iglesia”, con la premisa de que “no sólo debe animarse con la gracia de Dios, sino mirar la cultura, el mundo en el cual tenemos que predicar y servir”.
“Es por eso que insistía con esa frase tan profunda que transmitió, afirmando que la Iglesia tiene que ser como un hospital de campaña en medio de una guerra, donde se recibe a los demás como vienen”, añadió Martínez
En tal sentido, reveló haber tenido una “linde experiencia” con chicos de la calle con problemas de adicción. “Hay que aprender a escucharlos”, subrayó, añadiendo que “tienen sus heridas, sus vidas, sus historias dramáticas”.
Martínez reflexionó que “en esta sociedad en la que corremos demasiado, dejamos atrás a muchas personas que no pueden más: son: son los marginados. Muchas veces el pastor tiene que quedarse atrás, sosteniendo a los demás. Me parece que esa fue la vida de Francisco”.

Puso énfasis el cura párroco en la prédica del Papa a los jóvenes para que vivieran con alegría, a la vez que comprometidos con los demás. “Lo sintetizó, al principio de su papado, en Río de Janeiro, cuando los instó a que hicieran lío”. Con ello, explicó, les estaba “diciendo que volvieran a tener la frescura de un joven” y que vivieran “con alegría” su fe cristiana.
En tal sentido, recordó que “en Panamá, en otra jornada mundial, les dijo a los jóvenes: tienen dos ojos: uno para mirar la realidad y el otro para soñar. No se olviden nunca de soñar con algo distinto y trabajar por eso”.
Martínez manifestó que, sus primeras sensaciones, tras enterarse del fallecimiento del Papa, fueron “de angustia, de tristeza”, así como de “orfandad” ante la ausencia de una figura que “le dio a la Iglesia una mirada diferente”.
De la Villa balnearia a la zona portuaria
La Parroquia de la Medalla Milagrosa, nuevo destino como pastor comunitario
Alejandro Félix Martínez transcurre sus últimas horas como sacerdote de la Parroquia de Lourdes de la Villa Díaz Vélez, en la que cumple funciones desde marzo de 2018. El sábado próximo asumirá Pablo Boldrini en su reemplazo, en una ceremonia que será encabezada por el obispo Ernesto Giobando. Y en los primeros días de mayo comenzará a ser responsable, como presbítero, de la Parroquia de la Medalla Milagrosa, del Barrio Puerto, en la que ya venía trabajando simultáneamente como administrador.
Esta última tarea venía desarrollándola desde el fallecimiento del recordado cura párroco Justino Fernández, producido en diciembre de 2023.
“El obispo me propuso quedar como párroco en la Medalla Milagrosa y en el Centro Barrial existente en esa zona, en el que se acompaña a jóvenes en situación de calle, con problemas de adicción o con conflictos familiares”, precisó acerca de cuál será su función a la brevedad.
Respecto de estos últimos años en la parroquia de la villa balnearia, sostuvo que fue “algo hermosísimo”. Recordó que sus destinos anteriores habían sido Miramar, Mar del Plata y General Madariaga. Regresó a Necochea “después de 30 años. “La encontré muy cambiada”, dijo, por lo que debió adaptarse a esa nueva realidad.
“Gracias a Dios, es una comunidad hermosísima, con una gran capacidad de acompañar, de hacerse cargo y de aguantar también, porque a poco de asumir también tuve que hacerme cargo de la Parroquia de Santa Teresita, de 55 y 96”, es decir en otro extremo de la ciudad y con un entorno absolutamente contrastante con el de la villa balnearia. Eso ocurrió durante dos años y medio.
“Después, cuando el padre Justino Fernández se enfermó, tuve que estar también en la Parroquia de la Medalla Milagrosa, continuando tras su fallecimiento “, indicó.
Los sentimientos se mezclan ante la perspectiva del inminente cambio. Confiesa sentir “un poco de nostalgia y de emoción al despedirse de una comunidad, pero se sabe que es así”, que se produce una constante renovación en la Iglesia Católica. “Uno se encariña, no con la estructura, sino con las personas: quiere decir que hemos trabajado bien”, reflexionó.
Martínez agradeció que le hayan “abierto el corazón” en la villa balnearia, pero también se halla expectante ante el desafío que se viene en la zona portuaria, teniendo en cuenta, además que en ese ámbito se desempeñaron dos “grandes pastores”, a los que los fieles siguen recordando: Jesús Domaica y Justino Fernández, con sus diferentes características personales.
El mismo recuerda a Domaica “por su generosidad y su forma de ser”, definiendo a Fernández como” un gran maestro, catequista, un gran teólogo”.
Ahora es el turno de Alejandro Martínez, quien a los 65 años, inicia otra etapa en su vida sacerdotal, ahora en el Barrio Puerto.
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