Más de cien años a oscuras
El 25 de mayo de 1906, hace 117 años, comenzó a funcionar el primer “biógrafo” de la ciudad. Se trataba del café París. En el centro hubo varias salas cinematográficas y también en la Villa Díaz Vélez
Hace 117 años, el 25 de mayo 1906, comenzó a funcionar el primer “biógrafo” de la ciudad. Había pasado apenas una década de que los hermanos Lumiére realizaran la primera proyección cinematográfica en París.
Y fue Pedro Lafourcade, un francés precisamente, el primero en apostar al cine en la ciudad. Aunque en aquella época las películas eran en blanco y negro y no tenía sonidos, ya se habían convertido en un fenómeno que atraía a millones de espectadores.
Cuando Lafourcade inauguró el primer “biógrafo” en la ciudad, el cine estaba relativamente desarrollado, tanto en su contenido como en su técnica. Según quedó registrado en la historia local, las primeras películas que se proyectaron fueron “Cinco centavos de puerros” y “Los perros contrabandistas”.
Aunque la sala de Lafourcade no era precisamente no que hoy podría entenderse como cine, sino un café que se convertía en cinematógrafo.
Se llamó “París”, igual que el cine teatro que 17 años más tarde inauguraría el mismo empresario francés en la avenida Alsina, hoy 59.
Aquel primer “biógrafo” registro sucesivas mejoras hasta llegar 1918, cuando se “construyó un amplio escenario por donde desfilaron las principales compañías nacionales y extranjeras”. Desde entonces se denominó Cine Teatro París.
Ya bajo la firma Pedro Lafourcade e Hijos, la empresa alquiló en abril de 1925 el Ocean Cine, una moderna sala en la que se introdujeron algunas mejoras.
Por aquella época el bar Moderno también comenzó a proyectar películas.
Y varios años, el 10 de enero de 1914 se inauguró en la avenida 2 el primer casino, que también contó con su propio cine.
El boom del cine
En la década del ’20 se produjo una primera época de furor del cine en nuestra ciudad, que en aquellos años era un pueblo cuyo número de habitantes era apenas superior a los 10.000 habitantes.
Existen datos que, no han podido ser confirmados, de que en aquellos años también funcionó un cine en Quequén.
Casi diez años después se inaugura el Atlantic, que comenzó a funcionar en 1942, en un elegante edificio de calle 62 entre 59 y 61.
A fines de la década del 40 también funcionó en Quequén un cinematógrafo en el Club Ministerio. Se llamaba Cine Quequén.
El 6 de enero de 1951, el año en que llegó la televisión al país, reabrió sus puertas el cine Casino, en el antiguo edificio del Casino de la Sociedad de Fomento.
El Cine Gran Sud fue inaugurado el sábado 7 de julio de 1951 y el acto constituyó un auténtico acontecimiento. La sala tenía una capacidad para 1.600 personas. En la actualidad el establecimiento tiene tres salas y la uno, que es la inaugurada hace 72 años, ha visto reducida su capacidad a poco más de 900 butacas.
La empresa que llevó adelante el proyecto estaba integrada por Dositeo Fernández, Ramón Boga y el ingeniero Justino Tersoglio. Los dos primeros formaban desde hacía décadas una sociedad dedicada a la explotación de salas cinematográficas.
Con la idea de construir en la ciudad una sala que tuviera las características de los mejores cines existentes en el país, fue que emprendieron la obra en pleno centro de la ciudad.
El cine fue inaugurado con la proyección de la película “Cosas de mujeres”, con Zully Moreno y Angel Magaña.
Sin embargo, un año más tarde de la inauguración del cine, Dositeo Fernández falleció y debió hacerse cargo de la empresa su hijo Roberto Dositeo Fernández, de 19 años de edad.
Dotado del mismo espíritu progresista que su padre, “Tito” Fernández encaró la construcción de otra moderna sala en la Villa balnearia: el Cine Gran Ocean.
Esta sala fue inaugurada el 8 de enero de 1957.
Poco después, se sumaba a la sociedad Juan José Valdettaro y el grupo expandía su operatoria, al adquirir la explotación de las salas que hasta ese momento estaban a cargo de la empresa de Alfredo Sanz: el Cine Teatro París, el Atlantic y el Gran Playa (inaugurado en 1958).
La empresa “Fernández Boga S.A”, a la que también se sumó Ramón Boga hijo, llegó a explotar salas en Tandil y Bahía Blanca y amplió sus actividades comerciales con la distribución de películas nacionales y extranjeras en la zona sur de la Argentina.
Pronto, también contrataron la sala del Auditórium Casino y las de la Galería de los Teatros, el Teatro Plaza y otros recintos aptos para ofrecer espectáculos. Hasta principios de los 90 la ciudad contó con tres cines en el centro de la ciudad y otros tres en la Villa Díaz Vélez. Al principios de este siglo, la mayoría de esas salas desaparecieron e incluso se cerraron las tres que habían sido inauguradas en el hipermercado de 58 y 75.///