“Me encanta organizar bodas”
Teresita Molina. El desafío de volver a realizar eventos después de haber sido el rubro más perjudicado durante la pandemia
Por Ian Larsen – Redacción
Su nombre real es Teresita Pedotti, pero es mucho más conocida como Teresita Molina, por ser el apellido de su esposo, con quien comparte la pasión de organizar eventos y con quien hace casi dos décadas empezaron a decorar y ambientar fiestas no solo de Necochea, sino también en la zona.
Teresita se caracteriza por ser una persona bastante introvertida en gran parte del tiempo, pero cuando le toca estar al frente de la organización de un evento, se transforma y saca a relucir su capacidad y experiencia en el tema. Pero eso no ha salido de la nada, hubo esfuerzo y capacitación durante mucho tiempo.
Raíces italianas
Los abuelos de Teresita eran inmigrantes italianos, que habían llegado en un principio para radicarse en Uruguay, pero luego decidieron mudarse al vecino distrito de San Cayetano, donde hay hoy varios descendientes.
El padre de Teresita trabajaba en el campo y cuando ella estaba por nacer él estaba trabajando en la zona de Mar del Plata, por lo que su madre dio a luz en esa ciudad.
A los pocos años ya estaba en Necochea, y de hecho ella inició el jardín de infantes y cursó la primaria en el Colegio de Hermanas, cuando solamente podían asistir mujeres.
Luego, terminó el secundario en Mar del Plata y estudió tres años la carrera de Asistente Social. Fue en ese momento en el que quedó embarazada, tras haber conocido, por un grupo de amigos, a Martín Molina, con quien se casó a los 20 años y sería no solo su compañero de vida sino también de trabajo y con quien compartiría la misma pasión por la organización de eventos. Claro que en aquel entonces ni siquiera lo imaginaban.
Primer empleo
La familia de su esposo había tenido siempre la tintorería Gran Playa, aunque no fue hasta el fallecimiento de su suegro que Teresita decidió sumarse a colaborar allí, para ayudar a la familia. “Yo nunca había trabajado. Siempre fui muy tímida, pero estar en ese lugar me ayudó a interactuar mucho con la gente. Era un lugar que tenía clientes desde 1965 y que había pasado por varios puntos de Necochea”, contó.
En la tintorería alquilaban principalmente manteles, hasta que un día Martín Molina fue quien le preguntó si no se animaba a iniciar en la decoración de salones. Hasta el día de hoy, ella no puede evitar reírse al recordar el momento de esa propuesta, porque asegura que en ese momento pensó que su esposo “estaba loco”.
Decoración y organización
No obstante, y a pesar de que la idea le impactó en un inicio, en 2006 decidieron recorrer juntos ese camino, e iniciaron en Buenos Aires un curso para ser ambientadores. No fue una etapa sencilla, ya que para poder asistir presencialmente debían salir a las cuatro de la madrugada desde Necochea, todos los lunes.
“Fue un sacrificio terrible, porque los chicos eran chicos y eso duró cinco meses”, contó Teresita.
Dado que la tintorería había hecho que tengan contacto con muchos restaurantes y hoteles de la zona de la playa, como así también con varios de los que organizaban eventos, eso facilitó el empezar a trabajar en el ambiente.
La primera fiesta a la que asistieron como ambientadores fue en septiembre de ese mismo año 2006, en San Cayetano, donde Teresita tiene muchos conocidos por ser la ciudad que recibió a sus abuelos varios años atrás. “Nos contrataron sin nosotros haber siquiera terminado el curso, pero nos animamos y, cuando tuvimos que dar el examen final, presentamos el video de esa fiesta, con todo el proceso de armado. En realidad lo que había que presentar era una maqueta de cómo decoraríamos nosotros un salón, pero nosotros presentamos eso porque no habíamos tenido tiempo de hacer lo que pedían y obviamente la arquitecta que cumplía el rol de profesora nos aprobó, porque lo habíamos hecho real”.
Así fue que comenzaron a surgir nuevos eventos, muchos de ellos en San Cayetano, y su popularidad empezó a crecer. “Éramos como hormiguitas, juntando el dinero de a poquito para comprar cosas. Se precisa una inversión muy grande. Desde sillones, hasta mesas, sillas, iluminación, y no hemos parado hasta ahora”, contó.
Capacitación y salones
En 2009, ya siendo experimentados en decoración y ambientación, la pareja hizo el curso de organización de eventos, durante un año en Mar del Plata.
«Muchos nos preguntaban por qué hacíamos cursos, si ya teníamos muchas cosas y la experiencia, pero en realidad era porque nos faltaba saber sobre la organización de muchas cosas y la verdad es que nos fue genial haciéndolo, nos ayudó a adquirir nuevas técnicas e incluso en el marketing», explicó.
En 2010 llegaría la propuesta que los convertiría en lo que nunca habían siquiera llegado a soñar. Unos verdaderos organizadores de eventos.
Es que fue en ese año cuando les ofrecieron la casona en la que hoy funciona el salón de fiestas de Gran Playa, sobre la avenida 79 al 300, en el que acertadamente decidieron usar el mismo nombre que la tintorería y lavadero había llevado durante tantos años. “Yo no estaba de acuerdo. En realidad mi miedo era si íbamos a poder con una estructura así y al principio costó un poco, pero al mismo tiempo andábamos con todo el ‘circo’ decorando», con eventos en La Dulce De la Garma, San Cayetano, Lobería.
Es importante destacar que hasta ese momento en que decidieron alquilar la casona, ella seguía siendo Teresita Pedotti, pero dado que mucha gente pensaba que Martín y ella eran hermanos, comenzó a utilizar el apellido Molina como una forma de unificar el apellido familiar que había llevado adelante el emprendimiento de Gran Playa hasta ese entonces.
En el 2016, les surgió el proyecto de empezar a explotar Chez Guegnon, un salón mucho más grande que la casona y que ya venía funcionando como lugar de fiestas. Además, se trataba de una propuesta con opción a compra, porque los dueños ya estaban cansados de la actividad. «Esa fue nuestra satisfacción más grande: tener nuestro lugar y nuestra tierra, aunque al principio la verdad es que no sabía cómo íbamos a hacer con todo», recordó.
En esos años, Teresita no solo empezó a ser una de las más reconocidas organizadoras de eventos, sino que también descubrió qué parte era la que más disfrutaba hacer.
«A mi me encantan las bodas, porque me gusta organizarlas, sobre todo los preparativos de la novia”, contó.
La pandemia
Todo lo vinculado a las fiestas fue el rubro más afectado por la pandemia del Covid que tuvo su inicio en 2020 y, según Teresita, fue perjudicial no solo desde lo económico, sino desde lo emocional. «No sabés lo que es estar a un día de la fiesta y tener que decir que no se puede hacer, viendo los ojos llenos de lágrimas de la madre, de la quinceañera o de los novios. Fue muy complicado, hubo mucha tristeza», contó.
Con mucho esfuerzo y organización, lograron reprogramar casi todas las fiestas, a medida que las fases de apertura iban cambiando, a excepción de los egresos y algunos cumpleaños que debieron devolver el dinero a las familias porque ya no se harían nunca más. «No era fácil devolver la plata de todo un año, incluso no todos lo hicieron, pero nosotros sentíamos la responsabilidad de hacerlo», aseguró.
«Cuando arrancamos los eventos de vuelta, se daba inicio a las seis de la tarde y terminábamos a la una de la mañana, con mucho miedo de hacer las cosas mal. El día que pudimos ver de vuelta a la quinceañera bailando el vals, se nos llenaban los ojos de lágrimas. Ahora nos dejan hasta las cuatro de la mañana y vemos a la gente con muchas ganas, sobre todo de bailar, después de tanto tiempo sin poder hacerlo».
Finalmente, respecto a cómo es el ambiente de las fiestas en general y la salida laboral que eso implica para tanta gente, aseguró que «en Necochea hay buenos lugares de eventos» y que «hay trabajo». «Somos conocidos de todos los dueños de salones y la verdad es que hay un poco de competencia, pero eso siempre ayuda a crecer y a hacerlo mejor», manifestó.///