Mientras Europa arde, Argentina se congela: extremos climáticos en dos hemisferios
Mientras Europa sufre una histórica ola de calor con temperaturas que superan los 46°C, Argentina atraviesa una de las semanas más frías del año y encabeza el ranking mundial de temperaturas mínimas.
Mientras buena parte del sur de Europa sufre una feroz ola de calor con temperaturas que alcanzan los 46°C, Argentina se posicionó como el país más frío del mundo en los últimos días, atravesando una de las olas polares más intensas de los últimos años. El contraste entre ambos hemisferios deja una postal global impactante: mientras en ciudades como Sevilla o Roma se emiten alertas por golpes de calor e incendios forestales, en localidades argentinas como Malargüe o La Quiaca el termómetro cae por debajo de los -7°C.
En el Viejo Continente, países como España, Portugal, Italia y Francia soportan jornadas sofocantes con temperaturas récord que superan los 40 grados, generando tensiones en los sistemas de salud y obligando a tomar medidas de prevención frente al riesgo extremo de incendios. Las autoridades europeas emitieron alertas sanitarias y climáticas ante un escenario que se repite con creciente frecuencia en los últimos veranos boreales.
Del otro lado del mundo, Argentina vive su propio extremo climático. El ingreso de una masa de aire polar desde el sur cubrió casi todo el territorio nacional, dejando heladas generalizadas y registros térmicos inusuales incluso en zonas tradicionalmente templadas. Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), durante las últimas 48 horas el país lideró el ranking mundial de temperaturas mínimas.
Entre los registros más bajos se destacan Malargüe, en Mendoza, con -7,5°C; La Quiaca, en Jujuy, con -6°C; Bariloche, en Río Negro, con -5°C; y El Calafate, en Santa Cruz, con -4°C. Además, ciudades del centro del país como Córdoba o Buenos Aires también registraron temperaturas por debajo del cero, marcando un invierno particularmente riguroso.
Este doble fenómeno, con calor extremo en Europa y frío intenso en América del Sur, vuelve a poner en foco los desequilibrios del clima global y la creciente frecuencia de eventos meteorológicos extremos, consecuencia del cambio climático. Mientras un hemisferio se protege del sol abrasador, el otro se abriga frente a heladas inusitadas. Y el mundo entero observa, una vez más, los efectos de un planeta que cambia.
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