Naufragios de barcos y los que pudieron zafar de su varadura
Un nuevo repaso de siniestros náuticos. Del vapor “Maroula” que traía adoquines y sucumbió en el mar, al Kabryl que fue hundido para crear un parque submarino en la costa necochense
RAÚL JÁUREGUI
Redacción
Al igual que tiempo atrás, la columna semanal radial basada en el archivo de Ecos Diarios, fue propicia para contar más historias sobre naufragios de barcos registrados frente a nuestras costas.
Durante el programa “Desde Temprano” se inició el comentario con el recuerdo del encallamiento del vapor de bandera griega “Maroula”, que venía cargado de adoquines para el hacer el empedrado de las calles necochense, cuando el 28 de noviembre de 1934 fondeó en rada exterior de Puerto Quequén, pero el mal tiempo obligó a internarse 15 millas mar adentro y echar dos anclas.
Tras un frustrado intento de ingresar a puerto sin práctico, el temporal con fuertes vientos del sur hizo que el barco debiera maniobrar casi sobre la escollera de Quequén para mantenerse paralelo a la costa y quedó navegando a la deriva, hasta encallar al día siguiente sobre un fondo rocoso a unos 12 kilómetros hacia el Este, frente a la antigua y amplia estancia La Merced, ubicada en el lugar donde luego se creara el balneario Costa Bonita. Más tarde sería desguazado y desmantelado.
Si bien sus 25 tripulantes resultaron ilesos, ante un llamado de urgencia desde el buque salió desde Mar del Plata en su ayuda el ARA Belgrano, pero en el camino una gran ola barrió su cubierta y cayeron al furioso mar dos marineros, que no pudieron ser rescatados y perdieron la vida.

El Chaco
A media tarde del 5 de septiembre de 1953 el vapor “Chaco”, que pertenecía a la Armada Argentina, varó y se hundió a unos 200 metros de la escollera norte.
Una curiosidad del “Chaco”, cuya estructura se partiera y el 60% de la misma está bajo el agua, es que se trata de uno de los cascos que desde hace años prevé extraer el Consorcio portuario.
A su vez, en enero de 1948 el buque evacuó al último contingente de presidiarios del penal de Ushuaia, que fue clausurado mediante un decreto del entonces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, en 1947. Respecto a este sitio de reclusión, estuvo a cargo del comisario Pettinato, padre del músico y conductor Roberto Pettinato.

Tres que lograron zafar
Si bien hay un gran número de barcos encallados o hundidos en nuestras costas locales, otros pudieron zafar de sus varaduras.
Uno de los más recordados es el carguero de bandera liberiana “Budi”, que por causa de un violento temporal encalló el 29 de mayo de 1984 en el sector de la playa conocido como “Zanjón del perro”, entre el actual sector de los molinos y Punta Negra.
Dos conjeturas se plantearon sobre la causa de su varadura: una que había sido un mal cálculo de su capitán sobre la dimensión del temporal y fue sorprendido por el mismo; o que decidió levantar anclas de su embarcación surta, se le trabó el mecanismo y quedó a merced del enorme oleaje.
Si bien era poco probable que zafara de su varadura, el 11 de junio y tras intensas maniobras el “Budi”, con 33 tripulantes, logró ser rescatado.
Otro caso recordado en la columna radial fue el del “Adamastos”, un buque de bandera chipriota que en un violento temporal de la madrugada del 17 de abril de 1990 fue virtualmente arrojado sobre la playa, entre Bahía de los Vientos y Costa Bonita.
Tras un operativo que incluyó el aprovisionamiento de agua potable y alimentos a la tripulación, 20 días después pudo zafar de su situación y volver a navegar.

Cargado con 27.000 toneladas de trigo rumbo a Brasil, la tarde del 24 de mayo de 2005, es decir que en próximos días se cumplen 20 años, varaba a unos 300 metros de la escollera Sur el buque de bandera chipriota “Star Luck”.
Un día después, gracias a tareas de la Prefectura Quequén, el barco era deslizado unos 200 metros, quedando frente al balneario “La Virazón”. De allí en más se contrató a una empresa holandesa, que luego de 18 días de denodados esfuerzos logró hacer zafar al “Star Luck”.
La embarcación fue introducida a Puerto, y tras ser revisada su estructura pudo emprender viaje hacia Brasil con sus 25 marineros filipinos.
El hundimiento del “Kabryl”
En el cierre de la columna en Ecos Radio se hizo referencia a un destino final forzado: el del pesquero congelador “Kabyl”, que en 1992, que bajo la tutela de la empresa Bajamar ingresó a Puerto Quequén por una avería, pero que quedó amarrado y cuasi abandonado en el sitio 11 del puerto local.
Su ubicación empezó a entorpecer la operatividad portuaria, hasta que el 11 de febrero de 2001, se decidió hundirlo para liberar el lugar y empezar a crear un parque submarino frente al balneario y complejo que llevan su nombre.
El operativo concitó el interés de mucha gente, siendo previamente despojado el “Kabryl” de sus motores, tanques de combustible, cables y baterías.
El barco, que yace sobre el lecho marino, frente a las costas de Necochea, se ha convertido en hábitat de vida marina y en un sitio de visita para buzos, aunque el parque subacuático no sumó nuevas embarcaciones.
La columna completa se puede escuchar en el Spotify de Ecos Radio.
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