Necesidad de un plan estratégico
«Una buena estrategia
consiste en tener claramente
los objetivos correctos».
Michel Porten.
La estrategia consiste en una serie de acciones que encaminen hacía un fin determinado, un plan general, para el logro de objetivos en el corto y largo plazo en definitiva, la estrategia determina caminos y debe ser aplicada en muchos casos de la vida y la política la debería tener muy presente.
Nuestro distrito ha sido una clara muestra de esta ausencia ya que por años se ha caído en discusiones estériles, repetidas, laxas y mediocridades.
En los últimos 38 años han pasado 28 de gobiernos peronistas y solo ocho de uno radical y dos que lleva la actual gestión «Nueva Necochea”, todos los anteriores han tenido su perlita con anuncios grandilocuentes, nada más que eso; a esta gestión le queda algo más de año y medio.
Recordamos expresiones de deseos en la intendencia de José Aloisi, la asamblea pública en el Concejo Deliberante plebiscitando la apertura del frente costero o Julio Municoy, con un ambicioso Plan Quinquenal, manual del peronismo; Daniel Molina con aquel Plan Urbano Ambiental, también Horacio Tellechea hizo un rimbombante anuncio de un plan de obras en las instalaciones del casino y bastante antes la excelente puesta en escena del entonces senador provincial Miguel García, colmando sus invitados el salón de fiestas del Club Rivadavia y tibiamente en la última administración municipal Facundo López con el pomposo título » Comupe» Consejo Municipal de Planeamiento Estratégico , sin embargo todo quedó a mitad de camino o mucho menos, terminó antes de empezar a dar sus primeros pasos.
Se debe ser más práctico e ir a las cosas acordando en serio políticas de Estado aquellas que son estrategias centrales y no varían según el color político que gobierne en cada ocasión con acuerdos e ideas que perduren en el tiempo y aprovechando por ejemplo este año impar no electoral, para sentar a una mesa a los protagonistas de la política algo que será de enorme dificultad en el 2023 cuando se juegue ya a comienzo de año todo el calendario electoral.
Cuando hablamos de un plan estratégico para cerrar distintos temas no equivale establecer ningún beneficio en particular para quien gobierna circunstancialmente sino para quien o quienes sucedan a esa representación teniendo el camino allanado en tal sentido.
Salir de la coyuntura para ir a lo definitivo
La coyuntura es una combinación de factores y circunstancias que se presentan en un momento determinado, esto ha sido una constante en nuestro distrito, se ha resuelto mal todo lo coyuntural, algo que hay cambiar de raíz, cerrar lo definitivo, discutirlo, analizarlo, sintetizarlo y dejándolo establecido para el largo plazo.
El caso más evidente, por citarlo como ejemplo, es el parque «Miguel Lillo», sin un plan serio que termine con las sempiternas discusiones inconducentes un caso típico en donde se necesita imperiosamente salir del estado de situación repetitivo.
No se puede, cada vez que surge una posibilidad de emprendimientos, desarrollo o proyecto a ejecutar en el parque, sea privado o estatal, encontrarse con los escollos hastiantes y la grieta siempre presente de los grupos autodenominados ecologistas o ambientalistas, que creen ser los capataces sucesores de la estancia de los Díaz Vélez.
Cerrar estratégicamente significa lisa y llanamente que quede determinado qué se puede hacer y qué no, en el parque para terminar con las idas y vueltas; las áreas abiertas a la inversión, las preservadas, las intocables y acabar con que, cada vez que alguien pretende invertir económicamente encuentra obstáculos que terminan por cansar y muchas veces armar las valijas y partir hacia otras zonas.
Hay que planear claramente el desarrollo futuro del frente costero y el parque «Miguel Lillo» es el eje central sobre lo que hay que discutir. No se puede seguir en la misma improvisación de no saber que se puede utilizar y cuáles son las zonas para desarrollar emprendimientos que por otra parte ya tienen presencia en muchos lugares y están a la vista, caso el Club Villa Días Vélez, que tiene dormido en la Justicia la posibilidad de concreción de siete canchas de tenis y otros lugares que embellecerían y darían vida a la zona donde actualmente son permisionarios de un predio deportivo y casos como este se han sucedido y volverán a aparecer si no se dicta definitivamente un plan rector que acabe con estas diferencias y anarquías porque nada está establecido y no existe un marco estratégico que termine con estas diferencias.
Debe existir una ordenanza que regule claramente el accionar, lo que puede hacerse y lo que debe preservarse, algo que se intentó en el año 1993 (ya pasaron 28 años) donde existieron dos propuestas, que contenían matices diferenciados pero un objetivo en común, ordenar, algo vital para el desarrollo de la ciudad, el frente costero y el parque «Miguel Lillo».
Contemplaban las propuestas una extensión futura, zonas de esparcimiento y recreación, urbanización frente al mar con edificios de moderadas alturas, abrir nuevas calles en el frente costero, liberando zonas para el desarrollo urbano, el llamado a inversión en el «Jardin de Rocas», hoy un lugar abandonado, que podrían constituirse en un polo de atracción para intereses empresariales; permanece allí olvidado, una joyita de la abuela tirada en una vieja caja del altillo.
Hay que retornar a estas ideas, no para hacer historia sino para avanzar en una nueva y diferente, el Concejo Deliberante tiene en sus manos un arma clave para cerrar tantos años de indolencia y no «me importa», dejar establecido un plan estratégico donde quien decida una inversión sepa que cuenta con las reglas de juego claras, el poder político no puede andar a las vueltas en cada administración privilegiando a pequeños sectores que hacen mucho ruido y a veces apagan esas llamas de ganas de progreso.
No descuidar Quequén, también es imperioso un avance concreto sobre un lugar casi nulo en ordenamiento que cuenta con un marco codiciado por muchos inversores sobre parcelas costeras con espacios que se han desarrollado anárquicamente.
El Concejo debe escapar de discusiones menores y resolver las mayores
Sabemos que la política, a la gente le interesa poco o nada y muchas veces rechaza, ingresar en «chicanas «, esas clásicas trampitas de la «politiquería» tradicional argentina para hacer taquito a sus propias tribunas o esquivar los temas profundos a resolver.
Lo grande es determinar con un plan estratégico sostenido en el tiempo y por cualquier gobierno por años, lo pequeño es a veces lo que asistimos en pérdida de tiempo en discusiones entre ediles sabedores que ese título tiene prensa por algunas horas pero vacío de contenido para la sociedad en su conjunto.
Para los que gobiernan tomar decisiones, para los legisladores controlar y no convertirse en «´piqueteros» corta ideas, la agenda debe ampliarse para aspiraciones grandes de una ciudad en desarrollo, como alguna vez tuvimos ahora parecen acotarse a pequeñeces, pasar días discutiendo y pidiendo informes sobre un micro que el municipio destina a escuchar a la gente en los barrios, es olvidarse de lo importante para quedarnos en lo mínimo, el Concejo debe elevarse cada día una forma de subir peldaños también la sociedad debe elevar a su vez las exigencias a nuestros concejales.
El legislativo está en deuda, sería bueno que este año no electoral diera sus materias pendientes. Colocar en la agenda los temas a resolver, dejando de jugar a las escondidas o a las indefiniciones para que sea el que viene quien decida y nunca lo hacen los que están. Que no se pierda más tiempo.
El tiempo perdido nunca se encuentra de nuevo.