“Necochea es impresionante y no lo dimensionamos”
Señaló José Luis Arrate (h) sobre algunas características que, para él, pocas ciudades tienen. Sin embargo, advirtió que “estamos en una zona de confort de la cual tenemos que salir para recuperar protagonismo”
Julieta Moreno
Redacción
“Yo creo que tenemos que valorar más la ciudad y no sólo valorarla, sino trabajar para que se conozca más y brindarle a la gente que viene de afuera una estructura de calidad para que la pueda disfrutar”, opinó José Luis Arrate (h), haciendo hincapié en la necesidad de volver a darle a Necochea el protagonismo que tuvo en algún momento en el mapa turístico nacional.
José Luis “Lilo” Arrate (h) nació en Necochea, donde se desarrolla profesionalmente. De muy chico, mientras iba a la escuela, comenzó a trabajar en la empresa de su familia dedicada al rubro combustibles y automotor. Su primera tarea fue lavar autos en la agencia, cuando apenas llegaba a los 8 años, más tarde fue playero, atendió el shop en las estaciones de servicio y también incursionó como administrativo. Al terminar el secundario, se radicó en Tandil para estudiar Administración de Empresas en la Unicen, pero siempre siguió vinculado al trabajo en la empresa, cumpliendo diferentes roles. Poco antes de recibirse, se incorporó a la firma de manera más estable y empezó a trabajar, junto a su padre, para desarrollar dos rubros desde cero: la distribución de lubricantes y motos, que fue el puntapié inicial de una reestructuración completa de la empresa. Se recibió de administrador de empresas y se volvió a Necochea, pero siguió estudiando. Obtuvo el título de martillero y se matriculó y, años después, se recibió de productor de seguros, además de cursar maestrías y posgrados. De esta forma, la empresa familiar, que se expandió en los últimos años fuertemente en la región con presencia en 12 localidades, sumó inmobiliaria y seguros a los rubros históricos vinculados al automotor, combustibles, neumáticos, lubricantes y ahora, también bicicletas de alta gama.
Paralelamente a su trabajo empresarial, Arrate (h) también corre en automovilismo. A los 21 años, cuando obtuvo la mayoría de edad, empezó a correr en Monomarca con un Fiat 128 y, de a poco, fue incursionando en categorías nacionales como el Turismo Pista. Ahora, después de 16 años desde sus inicios como corredor, continúa en el Turismo Nacional.
-¿Cómo ves la ciudad?
- Hay algunas cosas que están mejor, pero si la comparamos con la Necochea de hace dos décadas atrás, tomando lo que dice la gente que viene de afuera, quizás no ha avanzado lo que se esperaba. Y si uno mira, otros lugares similares geográficamente y que se dedican al turismo en temporada alta, estamos un poco relegados y retrasados. Quizás sería donde más fuerte tendríamos que trabajar todos los necochenses para recuperar lo que en algún momento fue un punto de turismo importante en el mapa de la Argentina.
- ¿En qué cuestiones crees que estamos relegados como ciudad?
- Cuando yo llegué a estudiar a Tandil tenían un promedio de radicación de una familia por día y cuando me fui, recibían dos familias por día. Han crecido muchísimo, sin tener las posibilidades naturales que tenemos nosotros. Han trabajado mucho en la parte estética y también, gracias a la Universidad, han podido profesionalizarse de otra manera para darle otra estética a los negocios y mejorar la forma de llevarlos adelante.
Acá pasa mucho eso de qué es lo primero si el huevo o la gallina. La gente se pregunta ¿para qué voy a hacer algo mejor si la gente no va a venir? Y lo cierto es que la gente no va a venir si no tenemos algo mejor. Creo que todos los necochenses, y me incluyo, estamos en una zona de confort de la cual tenemos que salir para recuperar ese protagonismo que teníamos en el turismo nacional.

- ¿Y a quién adjudicas las responsabilidades? ¿Crees que falta compromiso por parte de la ciudadanía, de los políticos, de la dirigencia empresarial?
-No sé si tiene que ver estrictamente con responsabilidades, porque justo hablábamos de Tandil, de la suerte que tienen ellos de tener una universidad tan grande, que trae tanta gente de afuera y que, a su vez, muchos se quedan. Además, es un punto turístico para personas de Buenos Aires y eso los ha hecho mezclarse con lo que pasa en las ciudades grandes, que tienen otro nivel de negocios, de comercios y de estructuras. Quizás nosotros tendríamos que contagiarnos un poco de eso. Quizás nosotros nos hemos quedado un poco aislados, en la nuestra y nos falta darle otro nivel a la ciudad para que la gente cuando venga pueda disfrutar de algo lindo.
-¿Cómo le darías ese nivel a la ciudad?
-El desarrollo de la universidad puede ser un punto, pero también tiene que ver con las ganas que tengamos los necochenses de avanzar y desarrollarnos. A nosotros nos está pasando actualmente que es muy difícil encontrar gente que quiera salir de esa zona de confort y avanzar, crecer y desarrollarse. Y uno termina armando estructura afuera, si bien nuestra casa central está en Necochea. De todas maneras, tenemos mucha gente en la empresa que nos acompaña desde el principio y que se ha desarrollado con nosotros porque ha tenido las ganas de hacerlo y ha tenido las ganas de formarse.
Otro tema que nos pasa, es que tenemos un montón de cosas lindas en la ciudad y de recursos naturales que no valoramos. Y, por otro lado, también tenemos la suerte de tener un costo de vida muchísimo más bajo que en Buenos Aires, donde una persona para ir al trabajo tiene que viajar una hora y media, conectando dos o tres medios de transporte, con costos diferentes obviamente y con menos tiempo que le queda para disfrutar su vida. La gente que viene de afuera y ve esto, dice “es oro”. Necochea es impresionante y no lo dimensionamos. Uno tiene la posibilidad de cortar dos horas en el trabajo e ir a tocar la arena. Y son pocas las ciudades que tienen estas posibilidades y además de tener las playas más lindas, tenemos bosque, río.
Yo creo que tenemos que valorar la ciudad y no solo valorarla sino trabajar para que se conozca y darle a la gente que viene una estructura de calidad para que la pueda disfrutar, es decir, que la atendamos bien y de forma similar a como están acostumbrados en sus ciudades. Por supuesto, es una transformación que va a llevar muchísimo tiempo.
-Y con la estructura del casino, ¿qué harías?
- Haría un gran complejo hotelero.
- ¿Y te parece que habría que venderlo?
Es difícil asumir que se venda, pero también es difícil pensar que algo grande vaya a ocurrir ahí, si quien quiere invertir no tiene la seguridad de tener una propiedad. Con una concesión, es difícil que se vayan a construir 3 o 4 torres con un complejo gigante, con un hotel de 5 estrellas o 4 como mínimo. Además, el complejo tiene la posibilidad de estar ubicado frente a un hermoso balneario y, es más, si pudiera estar integrado sería mejor. Por ejemplo, en Mar del Plata están surgiendo proyectos de torres con su propio balneario y eso nosotros lo tenemos servido.
Esto tiene que ser un complejo hotelero de gran calidad con centro de convenciones y habría un montón de empresas interesadas en realizar una convención, que hoy no tienen lugar. Un espacio donde tengan para hospedarse, disfrutar de la convención y con la playa enfrente. Creo que esto podría ser el puntapié inicial para que venga gente y que otros nos animemos a otro tipo de negocios e inversiones para atender eso después.
-Con respecto al parque, ¿crees que hay que hacer intervenciones o preferís preservarlo cómo está?
- Siempre analizando el verdadero impacto que pueda tener, creo que una de las cosas más lindas de Pinamar y Cariló es poder transitar en ese bosque y hasta incluso poder vivir ahí. Siempre analizando el impacto ambiental, no sobrepoblando y haciendo las cosas con conciencia, sería algo espectacular. De todas maneras, si eso sólo ocurriera sin resolver la otra parte estructural, sería algo fallido. Si dijéramos ‘vamos a habilitar el Parque para que sea un lugar residencial’ y quisiéramos competir con Pinamar, tendríamos que ofrecer otras cosas también.
-¿Cómo ves al gobierno de Arturo Rojas?
-Se están viendo algunas cosas lindas. Estamos disfrutando de un Paseo Gardella que antes no estaba, se está avanzando y se está mejorando la ciudad. Necesitamos que esto continúe y que sea mucho más grande. Entiendo que cuando se toma una administración que venía con muchos inconvenientes, primero hay que solucionar las cosas de base para empezar a funcionar. Y esa es la parte difícil porque de afuera uno quiere más velocidad, pero no conozco la situación en detalle.
-¿Sos optimista en cuanto al futuro de la ciudad?
-Si tomamos la iniciativa de poder resolver todas estas cuestiones, sí, sino, no. Si no tenemos un cambio drástico, es complicado. Y esto se ve en las estadísticas: hace unos cuantos años podíamos disfrutar de turistas de diciembre a febrero y, hoy por hoy, es más complicado que esto ocurra. Si no cambiamos drásticamente, impulsando proyectos que estén conectados y no sólo cosas aisladas, no soy optimista. Porque además puede pasar que todos los que apuestan y se arriesgan a invertir, después se cansen y no apuesten más.
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