Objetos y lugares abandonados que propician incendios y roturas
Ayer se produjo un foco de fuego en los restos del buque Pesquera 1. El recuerdo de un sector del Casino y en el boliche La Frontera
Aunque en la ciudad existen numerosos edificios y objetos abandonados, los mismos generan un acostumbramiento a los ojos de los residentes, que a veces transitan por esos sitios sin prestar ninguna atención en ellos.
Si embargo de vez en tanto esos lugares se transforman en noticia cuando se producen roturas y, preferentemente incendios, ya sea por causas accidentales o intencionales, que los terminan devastando o dejándolos aún en peores condiciones.
En la tarde de ayer fue requerida, una vez más, la intervención del cuerpo de Bomberos de Quequén para sofocar un pequeño incendio en los restos de lo que fuera el barco Pesquera 1, que yace abandonado desde mediados de la década del 90 sobre la margen de Quequén, a la altura de la calle 546, en un área del astillero Vanoli.
Se recordó que la embarcación tuvo en su historial al menos cuatro dueños y que la misma, junto a otra similar con el nombre de Pesquera, fueron abandonadas en los 80, tras la inundación. Posteriormente, hace unos 20 años, al formar parte de una quiebra, el Consorcio decidió trasladar el barco al astillero Vanoli. En principio se abonó un alquiler del lugar, pero luego quedó abandonado y sus restos se encuentran desarmados y con agua en algunos sectores.
“Es frecuente que haya chicos o jóvenes que vienen a cazar palomas o jugar, y que veces prenden fuego. Es un real peligro porque se pueden lastimar y hasta caerse con fuertes consecuencias”, precisó a Ecos Diarios Sergio Vanoli.
Ayer no fue la excepción de un nuevo incendio, seguramente en el marco de una travesura de chicos, pero obligó al trabajo de los Bomberos y personal de Prefectura Naval Argentina. Por fortuna el fuego, que se produjo en lo que fuera la bodega del Pesquera 1, pudo ser sofocado en pocos minutos.
En el Casino
En materia de siniestros de este tipo, pero con mayores consecuencias, se puede recordar el incendio producido el jueves 9 de agosto de 2001, que destruyó un amplio sector del complejo Casino.
Del siniestro se produjo de noche, según se precisó, aunque nunca se terminó de confirmar, a causa de un cortocicuito que provocó que las llamas se propagaran y destruyeran el ala superior ubicada sobre el sector de la confitería del bowling, que tuvo que ser desmantelada totalmente, cambiando para siempre la estructura original del edificio ubicado frente al mar.
El sector que desapareció bajo las llamas había siso en su momento la que cobijara la sala de juegos, pero las mesas se habían retirado años atrás del lugar ante el gran deterioro que presentaba la construcción. Uno de los primeros peldaños de la decadencia que fue sufriendo luego el complejo.
La Frontera
Más acá en el tiempo, más precisamente el viernes 14 de octubre de 2014, un voraz incendio, que tampoco nunca se aclaró en cuanto a su origen, destruyó las construcciones de madera que habían quedado del ex boliche La Frontera, abandonado desde hacía años en la playa necochense, frente al Hogar Raimondi.
Detener el fuego demandó una ardua labor de los bomberos en el ventoso atardecer y pese a que se fue extrayendo material, a tres años del siniestro aún siguen enterrados en la arena restos de lo que fuera el boliche, más allá que en varias ocasiones se anunciara desde el municipio que los mismos serían extraídos.
Continuando con los objetos abandonados en los que fortuitamente o no se ven envueltos en llamas, hace unos meses se prendieron fuego varios autos que yacían en el predio de Tránsito, ubicado en avenida 59 y 84.
Tampoco se explicó la causa del incendio, que fue rápidamente sofocado, pero que despertó temor al presumirse que mucho de los vehículos secuestrados en operativos y amontonados en el predio podían contar con restos de combustibles en sus tanques y producirse explosiones con inestimables consecuencias.
Finalmente, al igual, que el Pesquera 1, han sido atacado por más de un incendio intencionales los restos del barco Ribera Gallega, que es una de las tres embarcaciones abandonadas al lado de los restos del ex puente Ignacio Ezcurra.