Otra moratoria
Las últimas administraciones municipales no han sabido o podido instrumentar un mecanismo que les permita recaudar más, para al menos poder sostenerse. Y se sigue echando mano a moratorias, que con mayor o menor suerte, invitan a que los morosos se pongan al día.
El actual gobierno no escapa a la norma. El año pasado aplicó una con relativo éxito, que le insufló a las exhaustas arcas municipales una consolidación de deudas por $150.000.000.
La realidad es que más pronto que tarde el Ejecutivo ha elevado al Concejo Deliberante, para su aprobación, de nuevo otro régimen de recuperación de deudas y facilidades de pago. En este caso para saldar deudas impagas hasta diciembre de 2020.
Al actual Gobierno le asiste, a la hora de justificar la aplicación de este plan recaudatorio, el complicado contexto, producto de una pandemia y correspondiente cuarentena, que hizo trizas la economía de muchos empresarios, comerciantes y familias. Sumado a la crisis propia de Necochea, una ciudad netamente de servicios más que de producción.
Bajo esta influencia es lógico que se haya desinflado la recaudación del municipio, en lo que también ha incidido la última alta suba de las tasas. Según las propias autoridades, actualmente el índice de pago promedia el 50%, es decir igual que hace muchos años, vale decir que la otra mitad de los contribuyentes no cumple con sus obligaciones. Un viejo déficit que incluso ha sido mayor y que no se ha sabido corregir en el tiempo.
En el concierto de deudores se enrolan los consuetudinarios, es decir que pudiendo pagar no lo hacen, a sabiendas que tendrán a su disposición alguna conveniente moratoria. Muchos de ellos titulares de varios inmuebles.
Pero también existen los que cumplen siempre, muchos de ellos con esfuerzo, y que ven que con cada moratoria no se los premia y si se beneficia a muchos especuladores.
Cada vez que vuelve poner en marcha esta receta, aparecen los interrogantes de cómo ninguna administración logra aplicar otras herramientas que la eviten y consoliden un mayor cumplimiento por parte de los contribuyentes.
Una de esas cuestiones crónicas es lo mal cobrador que es el Estado municipal. Todas las gestiones promueven y hacen propias alabanzas a intimaciones y hasta remates judiciales, que en su mayoría nunca concretan. Por caso el actual Ejecutivo anticipó que en estos meses enviará 4.200 intimaciones a deudores. Recordamos al escribir estas líneas cuando años atrás se publicó la lista de grandes contribuyentes morosos, una medida que se hizo sentir.
La economía de un municipio no se diferencia en mucho a la de una familia. No se puede gastar más de lo que ingresa, lo que conlleva ajustarse el cinturón. Y en este último sentido surge a la vista que la estructura municipal está sobredimensionada desde hace años en cuanto a su planta de personal. Y cada gestión de gobierno la sigue agrandando.
¿Podrá alguna administración implementar otro mecanismo que no sea el de las moratorias? ¿No se puede ser más eficaz en la cobranza para o tercerizarla? Preguntas que a la vista de los hechos parecen que no son viables para los gobernantes de los últimos ciclos al frente del municipio. Y se corre el peligro de que cada vez se recaude menos y se promueva la especulación ¡Total siempre habrá una moratoria a mano!///