“Unidad de los trabajadores… y al que no le gusta, se jode, se jode…” Se escucha prácticamente en todas las marchas por el 1° de Mayo o en algún reclamo contra el gobierno de turno. Si bien es más un “grito de guerra” que otra cuestión, está claro que encierra también un reclamo puertas adentro de los gremios y sindicatos en nuestro país.
En más de una oportunidad hemos hablado de la falta de representatividad que hay, lamentablemente, en algunos dirigentes políticos. Lo alejado que se encuentran de los problemas cotidianos de los habitantes no sólo de Argentina, sino particularmente de Necochea.
A modo de ejemplo, podemos mirar cada una de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, donde rara vez se analiza algún proyecto sobre el futuro de la ciudad o, al menos, se le busca darle una solución práctica a algún problema que aqueja a algún vecino. Podemos nombrar la planta de tratamiento de efluentes cloacales; el basural a cielo abierto; el sistema público de pasajeros, etc. etc. etc.
Quienes evocan ese cántico, en muchos casos, también forman parte de los gremios y sindicatos, pero no siempre son quienes toman las decisiones. Es decir, forman parte de los consejos directivos, pero pocas veces son escuchados.
Es por eso que, hoy en día, podemos decir que esa falta de representatividad que les indilgamos a muchos políticos, ha empezado a hacer mella sobre los dirigentes sindicales. Al igual que con los primeros, no todos entran en la misma bolsa, por supuesto; pero cada vez pareciera estar más llena.
Está claro que el gobierno nacional de Javier Milei, tal como lo indicó durante toda su campaña electoral, considera que los gremialistas forman parte de una “casta” que lo único que han hecho es, tal sus palabras, destruir al país.
Tal es el desprecio hacia el sector, que el Ejecutivo nacional disolvió el Ministerio de Trabajo y lo convirtió en una Secretaría; cuyo único objetivo pareciera estar en cerrar acuerdos paritarios por debajo de la inflación; algo que viene cumpliendo casi a rajatabla.
En este contexto, han sido muy pocas las veces que algún sector ha levantado la voz en post de algún reclamo. Y si hablamos del conjunto del movimiento obrero, llámese CGT, CTA o alguna otra central obrera, tampoco han tenido grandes batallas por dar.
Pero esto que vemos a nivel nacional, también se replica en Necochea. Sin ir más lejos, el pasado 1° de Mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores, no hubo ni siquiera una convocatoria por parte de la CGT local u otra representación gremial para realizar un acto o alguna marcha para reivindicar sus derechos.
Es más, muchos de los representantes gremiales ni siquiera estuvieron en la ciudad. Algunos, se acercaron hasta sus centrales en CABA y, otros, ni siquiera aparecieron.
Suena difícil de entender, pero la realidad marca que aquellas grandes manifestaciones para pedir mejoras salariales, laborales o que no se incluya a los trabajadores en el pago del Impuesto a las Ganancias ha quedado prácticamente en el olvido.
Lo extraño es que, si hablamos con los trabajadores de base, la gran mayoría entiende que los salarios no están acorde a las tareas que realizan y que poco a poco van perdiendo poder adquisitivo. Sin embargo, todo parece resolverse en un diálogo entre los “referentes” de los gremios y las patronales, en un acuerdo salarial que pueda ser refrendado a nivel nacional y que, mientras tanto, no genere “mucho ruido” abajo.
¿Será el momento de un recambio sindical? No en su formación estructural, pero tal vez sí en quienes son parte de esas cúpulas dirigenciales que, en muchos casos, llevan años y años sentados detrás de escritorios y poco a poco han ido perdiendo el contacto directo con sus propias bases.
“Trabajadores: únanse; sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra la unidad de todos los argentinos”. El 17 de octubre de 1945, el coronel Juan Domingo Perón, dejaba, entre tantas otras, esta frase a modo de consejo para su pueblo.
A prácticamente 80 años, aquellas palabras del por entonces secretario de Trabajo y Previsión, en el balcón de la Casa Rosada, pareciera que hoy tienen más valor que nunca o, al menos, aún deben ser escuchadas por quienes tienen la responsabilidad de dirigir a los gremios y sindicatos del país y también de nuestra ciudad.
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