Párrocos locales destacaron la humildad y austeridad del Papa Francisco y el legado que deja
Opiniones de los sacerdotes Pablo Bosisio, Hernán Gómez Syez y Gonzalo Domench. “Acercó a la Iglesia a todos”, coincidieron
RAÚL JÁUREGUI
Redacción
La personalidad austera y humilde del Papa Francisco, la apertura de su pontificado y el legado que deja tras su fallecimiento en la jornada de ayer, fueron analizados con una mirada elogiosa por parte de tres párrocos locales.
El responsable de la parroquia Santa María del Carmen, Pablo Bosisio, puntualizó que “fue un Papa que trajo muchas novedades al mundo sobre todo, y también con la iglesia, dando un mensaje de poner sobre la mesa discusiones del cuidado de la naturaleza, el valor de la sabiduría de los pueblos originarios; el planteamiento de la cuestión social también de los inmigrantes y de la gente que no que tiene que salir de su país en busca de un futuro mejor. Y todos esos planteos los hizo no solamente escribiendo alguna encíclica, sino poniendo el cuerpo”.
Luego apuntó que “él ha estado y se ha trasladado a tal lugar, a tal país donde se vive tal realidad en particular para acompañar y desde ese lugar plantear esas situaciones. Me parece que es muy valioso en ese sentido, no solo por los temas que planteó, sino también por hacerlo con el testimonio de su vida”.
“Acercó la Iglesia a todos”
“De Francisco se pueden decir un montón de cosas, aunque lo primero que uno tiene que decir es que era una persona humilde y austera”, destacó el titular de la parroquia de Nuestra Señora de La Merced de Quequén, Hernán Gómez Syez.
Luego acotó que “cuando era el arzobispo de Buenos Aires no tenía ni chofer ni auto propio. Se movilizaba en todas las líneas de colectivos y subte. No quería que nadie lo llevase ni lo trajese, se movía como se mueve la gente común, con su atuendo de sacerdote u obispo. Y eso habla a las claras de su austeridad y de su humildad. Por eso cuando le tocó asumir el papado adoptó la el nombre de Francisco, por Francisco de Asís”.
Como paradoja a su forma de ser, Gómez Syez resaltó que “siempre estuvo al servicio en centros de poder, porque fue provincial de los jesuitas siendo muy joven. Creo que fue el provincial de los jesuitas más joven que tuvo acá en la provincia de Argentina, y también tuvo una influencia y un cambio muy importante en la Arquidiócesis de Buenos Aires cuando fue primero obispo auxiliar y después arzobispo de Buenos Aires”.
“Cuando fue Papa, aunque seguramente antes, Francisco empezó a darse que la iglesia era una iglesia de pocos, como de elegidos y como Pontífice hizo que la Iglesia como institución se acercara a todos los lugares y aspectos de la vida y la sociedad. No solamente a los creyentes, a los católicos, sino también a los que creen en otras religiones; y eso estaba muy presente en su en su magisterio, en sus escritos.”, añadió el párroco de Quequén.
Finalmente elogió la “sabiduría” de Francisco su testimonio, al decir que “habló para todos los sectores, tratando de dar una orientación o una respuesta a todos, e hizo llegar a Jesucristo a todos, siendo el reflejo de esa experiencia cristiana”.
“Un legado muy grande”
Por su parte Gonzalo Domench, párroco de Santa Teresita sostuvo que “fue un gran Papa. Su legado ha sido muy grande de mucha apertura, de volver al Evangelio, de mostrarnos con su vida y su testimonio lo simple de Jesús. Ha sido un hombre que no solo le habló a la iglesia, sino al mundo”.
Luego apuntó que “fue un Papa muy bueno, muy cercano, muy abierto, y que nos deja un legado lindo, para seguir trabajando. Las frases tan simples como no sé, quiero una iglesia pobre para los pobres, una iglesia de puertas abiertas, una iglesia hospital de campaña y a los curas que nos dijo: "Sacerdotes, quiero pastores con olor a ovejas", han sido una invitación que nos hizo Francisco a vivir de esta manera, y se va a extrañar.”
“Seguramente Dios en el cielo ya le estará dando su recompensa”, concluyó el padre Domench.
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