Pasan los años y edificios abandonados deslucen la Villa Díaz Vélez
Fachadas en malas condiciones, proliferación de alimañas y suciedad. El municipio no actúa para modificar la situación
Aunque son visibles a lo largo de todo el año, en los días previos a cada temporada de verano cobran mayor notoriedad, por el lugar en el que se hallan: la Villa Díaz Vélez.
Se trata de edificios que están abandonados desde hace muchos años, presentando fachadas en muy malas condiciones, suciedad en veredas e interiores y, en algunos casos, la proliferación de todo tipo de alimañas.
Varios de estos sitios que “duelen a los ojos” son ex establecimientos hoteleros que en lejanas décadas formaran parte de una nutrida oferta de plazas y que por distintas cuestiones cerraron sus puertas y quedaron a merced de los embates del tiempo o los frecuentes actos de vandalismo.
Uno de estos casos “emblemático” Alvarez Palace Hotel, ubicado en 6 y 79, que lleva no menos de una década y media abandonado y su interior se ha transformado desde hace tiempo en un gigantesco palomar, en el marco de una avanzada destrucción de las ex habitaciones y otras dependencias.
Este edificio, que “invita a la admiración” por parte de los automovilistas que se detienen en el semáforo de dicha esquina, fue vendido por sus antiguos dueños y en un momento se colocó un vallado que preanunciaba algún tipo de arreglo o remodelación, aparentemente para construir una sala de espectáculos, lo que nunca se concretó.
Según algunos trascendidos, en algún momento también se barajó su refacción a nuevo y el traslado de las máquinas del servicio de juego del Casino.
Un nido de ratas
El ex hotel “M y T”, a metros del mar, en calle 4 entre 79 y 81, es otra “perla” del abandono de años.
Según se supo, el establecimiento se encuentra en un largo proceso de sucesión, sin que se tome ninguna decisión sobre el edificio y su porvenir.
En su momento la Asociación de Hoteles hizo varias denuncias ante el municipio y la Justicia, por la proliferación de roedores, palomas y hasta la presencia de intrusos, que al existir un boquete en la fachada ingresaban y vivían en forma infrahumana en el interior.
Ante los reclamos hubo una tibia respuesta por parte del municipio, desmontado la marquesina superior que se venía cayendo y podía producir un accidente para lamentar; y tapeando el frente.
Desde la entidad que nuclea a los hoteles y hospedajes se advirtió que el lugar nunca fue desratizado ni fumigado, constituyéndose a esta altura en un verdadero foco infeccioso, a la vez que emana un nauseabundo olor. Lamentable, tanto para los residentes como para los turistas que llegarán en el próximo verano.
Aunque un poco mejor, al menos con su frente cerrado y decorado con un mural, luce el ex hotel Almirante, en calle 85, entre 2 y 4. Sí inquieta el estado del alero de lo que fuera el sector de ingreso, que aparece carcomido y de seguir así puede empezar a desmoronarse.
El edificio fue adquirido hace años en un remate por personas residentes en Olavarría y al poco tiempo se le colocó en la fachada un cartel de venta, que se ha empezado a oxidar con el paso de los años.
Desde hace ya mucho tiempo, aunque con un prolijo cerrado de lo que fuera su puerta de acceso y ventanas, se suma a esta lista de lunares el ex hotel San Antonio, ubicado en avenida 10 entre 77 y 79.
En materia de hoteles se supo que no menos de tres, ubicados en el corazón de la Villa están en venta y permanecerán inactivos la próxima temporada. Es de esperar que no se constituyan en nuevas postales del abandono.
Ex clínica
Fuera de estos ex hoteles, aunque en su momento fuera el establecimiento “Rubi”, se suman a la “oferta del abandono” en la zona de la Villa las ex instalaciones de la clínica Atlántica, en calle 77 entre 8 y 10, que es un muestrario de grafittis en su frente.
No pocos vecinos recuerdan la presencia de ese centro asistencial, y hasta lo añoran en virtud del crecimiento poblacional que ha tenido la Villa y la falta de lugares de atención de la salud.
¿ Y el municipio?
Hay que destacar que todos estos sitios cuentan con propietarios, a los cuales poco y nada les interesa la imagen y cuidado de la ciudad, máxime en la zona más visitada por los turistas.
A esta desidia se suma la inoperancia del municipio, en esta y anteriores gestiones, que cuenta con las herramientas para intimar a los dueños a poner en mejores condiciones esos lugares y hasta en algunos casos determinando una subasta por la deuda de tasas. Pero al parecer no las utiliza.
Por otro lado resulta llamativo que existiendo desde fines del año pasado una ordenanza que obliga a los propietarios de hoteles y edificios a arreglar fachadas que están en malas condiciones, no se proceda a obligar a los propietarios de estas edificaciones a cumplir la norma y evitar algún accidente de impredecibles consecuencias.///