Pasión por la música y la docencia
Valeria Schutten integra la Banda Municipal y forma parte de “Cromalina”. Es profesora en tres niveles educativos. Y en sus clases utiliza el ukelele
Por herencia familiar, María Valeria Schutten, inició su relación con la música siendo una niña. A los siete años comenzó a estudiar y a los 14 se incorporó a la Banda Municipal, de la que hoy sigue siendo parte tocando el clarinete. Pero no es el único instrumento que ejecuta. Es profesora de música en tres niveles de educación y utiliza el ukelele en sus clases, por su versatilidad para los más diferentes ritmos. Integró la Orquesta Juvenil y la Jazz Brass Ensamble Y desde 2009 forma parte de “Cromalina”, un grupo que con letras propias y ritmos folclóricos apunta a la infancia y la familia como público.
Entrevistada en el programa “El Ciudadano” de esta semana, que puede verse en Youtube, Valeria hizo un repaso de su labor musical y expresó también que la docencia le hizo descubrir cosas de ella misma que desconocía.
- ¿Tu relación con la música cuándo comenzó?
- En la infancia muy temprana, un poco por herencia seguramente. Mi abuela era profesora de violín, siempre hubo piano y guitarra en casa. Mi papá también tocaba el piano, aunque no mucho. Por parte de mi abuela Ingrid se escuchaba música. Sobre todo en su casa, que estaba al lado de la nuestra.
- ¿Algún género musical en particular?
- Sí. Música clásica en disco. Mi abuela abría la puerta, colocaba los parlantes y ponía la música clásica a todo volumen. Eso no le pasaba a mis amigas. Mi abuela marcaba una diferencia con el resto. Yo incorporé este tipo de música al principio y comenzó a interesarme.
Luego, cuando el cuerpo orquestal infantil hizo sus primeras presentaciones, mi papá nos llevó a ver ese grupo que dirigía Juan Carlos Gesualdi y dije: yo quiero estar ahí.

- ¿Desde allí te volcaste a instrumentos de viento?
- No. Después de aquel concierto, mi papá nos llevó al instituto de Gesualdi a mi hermana y a mí. Las dos empezamos con piano. Le dije a Juan Carlos: yo quiero tocar en la orquesta. Pero ya tenía pianista, que era Valeria Burached, hija del “Turco” (Carlos Burached, histórico referente de la música local), quien sigue siendo mi compañero desde hace miles de años…(risas). Así que dijo que tendría que tocar instrumentos de viento. Elegí entonces trompeta. Pero también tenía varios trompetistas. Y me propuso tocar el clarinete. Y aquí estoy, desde entonces, siendo clarinetista…
- ¿Desde qué edad, entonces, comenzaste a estudiar allí?
- Tenía siete años, casi ocho. Y a los nueve o diez Juan Carlos me incorporó a la orquesta.infantil, en principio como platillera. Era una responsabilidad alta, porque a los platillos no le podía errar. Hacíamos mucha música popular, incluyendo temas como “Granda”, “New York, New York”, “Adiós Nonino” y temas clásicos también. Después mis padres me compraron el clarinete con el que hoy sigo tocando
- Luego ingresaste a la Banda Municipal…
- Sí. Juan Carlos Gesualdi era también su director en ese momento. Yo tenía 14 años.
- Y tuviste continuidad hasta hoy, con la excepción de los 10 años en que la banda estuvo desactivada. Pero también se te ve formando parte del grupo “Cromalina”
- Es un grupo formado en 2009 por profesoras de música, que le cantamos a las infancias y las familias. Las letras y la música son nuestras. Y los ritmos son latinoamericanos y folclore de nuestra tierra.
- ¿Dónde se presentan?
- Solemos hacer alguna presentación en el año por nuestra cuenta, ya sea en el Teatro Municipal o en el Centro Cultural. Siempre nos convoca también la Dirección de Cultura de la Municipalidad, tanto para el Festival Infantil como para otras celebraciones. Somos cinco chicas y un percusionista (Valeria Schutten, Mariana González, Paula Arias, Pipa Agriello, Sandra Ortíz y Pablo Zarate)
Profesorado de música
- Aquella pasión que te transmitió tu abuela Ingrid derivó en que terminaras siendo profesora de música…
- Así es. Estudié en la Escuela Provincial de Artes N° 500 “A orillas del Quequén”, donde encontré la música popular, que yo no tenía incorporada. Yo venía de lo clásico y allí encontré nuestra tierra, gente que habla de nuestra tierra. Eso me encantó. Durante ese proceso en el que estuve estudiando dejé un poco de lado el clarinete, dado que la Banda Munciipal estaba disuelta en aquel entonces. Y me aboqué bastante al piano. Tuve un profesor que marcaba un poco una idea clásica, que era Claudio Rondina. Pude darle otra vuelta al piano, más metódica. También lo tuve en instrumento armónico a Roberto Dabadíe, que fue un gran profesor.
- ¿En qué niveles de la educación ejercés como profesora de música?
- Estoy en inicial, primaria y secundaria. A veces es un poco difícil, porque paso de estar con niños de jardín a hacerlo con adolescentes y tengo que cambiar un poco la cabeza. Un niño de tres años mantiene la atención muy poco tiempo. Por lo tanto, las producciones musicales que pueden hacerse son muy distintas a las que pueden lograrse en los niveles primario y secundario.
- ¿Has podido conjugar las dos cosas, la música y la docencia?
- Si. Me encanta la docencia. Para mí está ligado todo. La música es lo mío. Encontré en la docencia algo que yo desconocía de mí. Y cuando lo encontré me gustó mucho. Es muy gratificante trabajar con niños. Los chicos tienen una pureza muy hermosa, son muy cariñosos y disfrutan mucho de la clase. Les gusta tocar un instrumento, cantar…
- También debe influir la cualidad del docente para ello…
- Sí, es verdad. La posibilidad de tocar instrumentos, para ellos es muy importante, ya que no todos pueden hacerlo en su casa, es como llegar a un lugar distinto. Y para los docentes, que alguno de nuestros alumnos (yo tengo casi 300 por año) le pique el bichito de la música y quiera seguir estudiando, con eso ya estamos conformes.
Géneros e instrumentos
- ¿Personalmente preferís algún género musical en particular?
- He pasado por varios géneros. Si bien arranqué con la parte clásica, después fui parte de la Jazz Brass Ensamble durante diez años también, El jazz me hizo conocer otro aspecto de la música, como el hecho de improvisar. Y con el clarinete, que es un instrumento muy típico del jazz. La música también me hizo que me encontrara con otros instrumento s que no los tenía planeados. De un momento para el otro me llamó mucho la flauta traversa. Pude comprármela y empecé a estudiar como autodidacta. Después me dieron ganas de tocar el saxo tenor, que tiene la misma afinación que el clarinete. Pero en la escuela es distinto, porque no puede llevar esos instrumentos para dar clases. Si bien a veces los llevo para mostrarlos y que conozcan el timbre, la cualidad del instrumento, cómo se toca, que exploren distintos géneros, pero soy yo la que toca.
Y en la escuela, gracias a un amigo, descubrí también las cuerdas. Yo siempre fui de tocar instrumentos de viento o piano. En principio descubrí el charango, que aprendí a tocar a través de un librito que me dieron en Bluset cuando compré ese instrumento. Con el tiempo me di cuenta que el ukelele tiene la misma afinación que el charango… y es mucho más fácil de tocar, además de ser más versátil para distintos géneros. Y el ukelele es el instrumento con el que yo doy clases.
- Concluyendo, la música está en tu vida desde muy pequeña y lo sigue estando…
- Sí, va por ahí mi camino.
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