Pasión por la peluquería a lo largo de casi cinco décadas
Antonia Bernardes señaló que el trabajo elegido tiene un significado especial: “Es dedicación, cuidar y transformar el cabello de las personas”, enumeró al señalar su amor por el oficio
Mario Maruca
Redacción
“La peluquería para mí tiene un significado especial: es dedicación, cuidar y transformar el cabello de las personas”, afirmó Antonia Bernardes, quien eligió desarrollar esta labor que abrazó con mucho amor.
“Llevo casi 50 años con esta actividad, ya que me inicié desde muy pequeña, con tan sólo 13 años, pero eran otros tiempos, muy distintos a los actuales y quería desarrollar un oficio en ese momento de la adolescencia, pero con una mirada de adulto”, contó con mucha emoción.
Comenzó con el aprendizaje en una academia, pero no soportó estar en ese lugar porque todo era teoría y muy poca práctica. “En mi caso, pretendía sumar experiencia y dejé de concurrir a esas clases, luego, se me ocurrió ir en busca de una peluquería del barrio donde vivía para poder aprender el oficio”, reconoció.
“La persona que me atendió en aquella oportunidad, fue directa al decirme que no podía enseñarme y recomendó que me acerque a una peluquería más grande. En mi inocencia, entendí lo que esta mujer me expresaba y después encontré otra alternativa con un salón más amplio”, prosiguió diciendo la mujer.

Un mundo fascinante
Bernardes aseguró que “quedé fascinada en aquél momento, porque en calle 4 entre 81 y 83, en la Villa Díaz Vélez, y en plena temporada de verano, encontré un local con varios espejos, peinadores, sillones con secadores, los trabajadores del lugar vestían sus uniformes iguales y comprendí que se trataba de un mundo alucinante”.
Esa nueva experiencia personal arrojó que la encargada del negocio le dijo en esa ocasión que no podían enseñarle el oficio y le aconsejó que acudiera a una academia de instrucción, pero Antonia le contó su experiencia anterior y que no había sido del todo favorable.
Entonces, desde el salón de belleza en la Villa Díaz Vélez le sugirieron que regresara en marzo, es decir, tras el cierre del período estival.
Antonia volvió meses después y comenzó a realizar sus primeras labores con una manicura que le brindó algunas enseñanzas. Y siguió concurriendo todas las tardes al salón de la playa para observar el trabajo que se hacía con la clientela y al mismo tiempo, colaboraba en el ordenamiento del salón.
“Cuando cumplí los 16 años, la dueña de la peluquería me preguntó si quería trabajar durante la temporada de verano, para el lavado de cabezas y controlar las tinturas. Acepté enseguida y fue una experiencia fabulosa”, precisó.
Tiempo de independizarse
Antonia Bernardes, al momento de narrar sus primeros años en el oficio, recordó que “las clientas estaban fascinadas con mi labor y eso me permitió generar dinero con las propinas, además del sueldo, y me desempeñé en ese salón de la Villa durante siete años”.
Después surgió para ella la posibilidad de trabajar en otra peluquería del centro de Necochea en un lapso de cinco años, hasta que decidió independizarse y tener su propio salón de belleza, al que acudieron sus seguidoras, conformes con el servicio antes prestado.
“Valoro mucho a la persona que deposita su confianza en mí, actúo con humildad y, sobre todo, tratando de ser muy humana”, explicó la mujer y sostuvo que en este rubro, “siempre se hace un poco de psicóloga, por eso, es clave estar dispuesta a escuchar y entender a la otra persona”.
Sobre el momento actual que atraviesa la actividad, Bernardes consideró que “el compromiso sigue vigente y se conocen los objetivos, a pesar de la crisis que se vive y que se trata de otra generación, pero siempre con una mirada positiva, con una luz de esperanza en los proyectos y dejando de lado el sillón de la conformidad”. ///
Perfil
Una mujer tenaz y con valores humanos
“Tengo dos hijos que los formé en soledad, es decir, sin sus padres. Gracias a Dios, les di estudio y siempre me han acompañado, inclusive, en estos momentos lo hacen”, expresó la mujer.
Añadió que “eso no significa que o haya habido obstáculos en la crianza de ellos, pero en todo momento con el propósito de brindar un buen ejemplo y responsabilidad para que sean buenas personas”.
Antonia Bernardes nació en Necochea y no ha desarrollado ninguna otra tarea que no sea la peluquería. Lleva de forma ininterrumpida casi cinco décadas de servicio ofrecido a su clientela y dejó este testimonio como cierre de la charla con Ecos Diarios.
“Trabajé y lo hago actualmente con la dedicación de siempre, con capacitación y dispuesta a escuchar y aprender de otros colegas, con mucha humildad, solidaridad y bajo perfil”, enfatizó.
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