Pingüinos muertos en la costa
Aparecieron ejemplares en Claromecó
CLAROMENCÓ.- El biólogo marino, Gabriel Francia, entre otras actividades, se encuentra censando pingüinos juveniles muertos en las playas de Claromecó.
Durante las últimas jornadas registró la mortandad de 28 ejemplares, mientras que el pasado jueves sumó en sólo una jornada, 36, de los cuales 32 estaba muertos y los 4 restantes moribundos. Son entonces 64 las aves marinas, no voladoras, que llegaron muertas a la costa, o para morir.
“Es alarmante en relación al estándar que se espera”, apuntó mientras recordó que 20 años atrás era común encontrar “dos o tres”.
El rango de búsqueda está circunscripto a lo largo de nueve kilómetros de costa comprendidos entre la bajada de Dunamar y las últimas piedras del Caracolero.
Causas de la mortandad
Según el investigador, la principal causa de la mortandad es la escasez de alimento, pero lo que fomenta la poca oferta de comida es atribuible a varios factores.
Desde la sobre pesca –donde no se incluyen a los concursos de pesca de costa- hasta la desaparición del fitoplancton del que se alimentan los peces pequeños que son buscados por los pingüinos, pueden conformar la serie de circunstancias que contribuyen a la aparición de este triste fenómeno que se observa en playas de la costa claromequense.
A partir de esa fresca y preocupante estadística estima que la cifra aumentará, considerando que el desplazamiento de la especie está en medio término. Se trata de juveniles de Magallanes nacidos en la primavera de 2017, y que se emanciparon de sus padres en algún lugar de la Patagonia e iniciaron una migración hacia el sur de Brasil.
Si no consiguen pescado para cubrir las necesidades de energía que tienen, se quedan flacos, pierden peso y quedan vulnerables.
La situación de los jóvenes ejemplares de pingüinos magallánicos empeora cuando en el distrito de Tres Arroyos no hay centros de rescate, y su traslado se hace complicado.
Este miércoles un ejemplar fue registrado por las cámaras de turistas que se encontraban entre la zona del pozo de Alonso y el faro. Y fueron esas mismas personas las que se interesaron en saber qué hacer para contener al animal, considerando que es frecuente escuchar que no se los debe molestar.