Por menos barreras arquitectónicas
Aunque aún resta mucho para hacer en la materia, el concepto de sumar mejor accesibilidad en la vía pública a las personas con discapacidad motriz, se ha venido afirmando en los últimos años.
Responsabilidad de la Municipalidad, las rampas han ido poblando las esquinas del sector céntrico, en la mayoría de los casos señalizadas con pintura amarilla y marcas que las identifican con mayor claridad.
La medida de crear una ciudad accesible con aquellos que tienen dificultades para trasladarse, ha tenido un nuevo incentivo en las últimas semanas con la construcción de amplias explanadas planas para acceder a las veredas de dos esquinas de 61 y 64. Ambas son una muestra del proyecto integral previsto para la calle 61 entre 60 y 68 y en ellas se conjugan una buena estética, mayor seguridad y funcionalidad. Es de esperar que se vaya replicando en otras intersecciones del microcentro.
En septiembre del año pasado el municipio convocó a los colegios de profesionales del distrito a una reunión en la cual fueron informados sobre el nuevo reglamento de edificación, que está en vigencia para las construcciones que se realicen en el distrito, y que entre otras cuestiones reguló la cuestión de las barreras arquitectónicas.
En tanto al mes siguiente se difundió que desde el Concejo Deliberante se trabajaba en un proyecto que fue presentado por el Ejecutivo y que busca modificar una ordenanza que data del año 2000, donde se reglamenta el uso de espacio público, sin dejar en claro los requerimientos a aplicar en cuanto a la construcción de rampas de acceso a edificios.
La idea que por entonces se dijo estaba “en estudio” en la comisión de Infraestructura del cuerpo deliberativo, es el remplazo de numerosas
rampas fijas de material emplazadas sobre la senda peatonal sin previa autorización municipal, por caso en algunos bancos, por rampas desmontables. Se adujo que la medida despejaría las veredas, al no sobresalir de la línea municipal.
Quienes deben ocuparse del tema es necesario que así lo hagan, porque justamente se siguen manteniendo falencias en cuanto a la accesibilidad en edificios de la esfera municipal: la sede en la que funciona el Centro Cívico es el lugar “símbolo” en cuanto a impedimentos, y evidentemente quien lo proyectó no tuvo en cuenta para nada que sería un sitio más que concurrido al contar con diversas oficinas públicas. Allí proliferan las escaleras y es más que evidente la falta de un ascensor.
La carencia de este servicio también se observa en el propio edificio comunal. En ese sentido ha surgido más de una promesa de colocar un ascensor a lo largo de varias administraciones, pero lamentablemente es algo nunca concretado.
Otra disposición que no se ha cumplimentado en Necochea y que se viene postergando es la instalación de rampas en los colectivos urbanos.
Todas las personas, tengan dificultades o no, poseen el derecho de trasladarse libremente y acceder cómodamente a todos los edificios. Se trata de una cuestión de igualdad de condiciones y desde el Estado debe entenderse que crear arquitectura urbana acorde en ese sentido no es un costo, es una inversión.///