Presencialidad plena
Luego de un largo debate, que siguió postergando más de la cuenta la asistencia a las escuelas de los cursos completos, el Consejo Federal de Educación aprobó el regreso de la presencialidad plena a partir del venidero miércoles.
Ver las aulas completas significará una imagen un tanto sorpresiva, ya que tal situación no se produce desde el 20 de marzo del año pasado, luego de la resolución del Gobierno nacional del aislamiento total de la población, producto de la pandemia de Covid-19.
Ya en el ciclo 2021, del que han transcurrido varios meses, la modalidad de las burbujas, con asistencias a la escuela de una semana si y otra no, fue la que se ha venido aplicando hasta ahora.
¿Debe celebrarse que el gobierno, tanto nacional como provincial, haya decidido el regreso de la presencialidad plena? Obviamente que no, porque so pretexto de cuidar a los chicos y los docentes, ha sido notable e injustificadamente larga la espera.
No se puede soslayar en la dilatación de una decisión la responsabilidad que han tenido los gremios de los docentes, poniendo palos en la rueda a la vuelta de las clases para todos en el aula, como debe ser.
La baja de contagios, incluida la necesidad de “liberar” a la gente por las próximas elecciones primarias, hizo deponer la actitud de quienes pretendían extender las clases no presenciales. Algo que obviamente no es lo mismo para los alumnos y docentes; y que sin dudas generará un déficit educativo que se verá más adelante.
Padres, alumnos y los propios docentes han notado y padecido la desconexión que los educandos han tenido con la escuela en la semana que no les toca ir. Muchos no han participado de las clases virtuales, sea por desinterés, problemas de conectividad u otras cuestiones personales. Como si quedara de lado la obligatoriedad de aprender, estudiar o hacer las tareas propuestas por los educadores.
Ha sido demasiado larga esta vuelta a la presencialidad plena, muy retrasada respecto a otras actividades en conjunto que se distendieron a partir de la baja de casos. Mientras se habilitaron restaurantes, salidas grupales y fiestas, las escuelas, a las que van los mismos protagonistas de estas aperturas, han estado abiertas parcialmente.
A lo largo de los meses, con mayor acentuación a partir de este año, los reclamos de los padres para el retorno a una burbuja única, es decir con todos los alumnos adentro de la escuela, han sido incesantes.
Tales demandas se produjeron en varias ciudades, incluyendo Necochea, y se logró que varias escuelas privadas empezaran en los últimos 15 días a aplicar el sistema de burbuja única. Las protestas no fueron infructuosas y en parte lograron su cometido.
Este regreso a la normalidad es positivo, ya que posibilitará el encuentro de los alumnos con todos sus pares. Pero eso no significa que se dejen de lado los recaudos en cuanto a los cuidados, para que no tengamos que sufrir otro retroceso en la materia.